Entre letras
Vida y más vida
Visor publica ‘El gran amor’, libro con el que el albaceteño Andrés García Cerdán ganó el XVII Premio de Poesía ‘Generación del 27’

Andrés García Cerdán
Javier Díez de Revenga
Andrés García Cerdán (Fuenteálamo de Albacete, 1972) obtuvo el XVII Premio de Poesía ‘Generación del 27’ por su libro El gran amor, que ahora publica Visor en su colección de ‘Poesía’, en Madrid. Es la poesía de García Cerdán una poesía de la vida y para la vida, y por eso en este libro tan compacto, organizado en dos amplias secciones, tituladas La Anunciación y Mentiras, mentiras, reúne una sucesión de poemas esencialmente vitalistas, en los que se siente el latir de los días en las representaciones de escenarios y paisajes, algunos cercanos y familiares, desde las llanuras de La Mancha a las costas peninsulares descubiertas por el habitante interior en asombros de luces y soledades, en momentos de existencia recoleta, cuando los edificios invernales descansan de los habituales pobladores de etapas estivas ruidosas y multitudinarias. Es posible ahora, sin embargo, sobre todo en la etapa de La Anunciación, advertir cuánto hay de existencia en tantos encuentros vitales. No es tan solo la figura infantil del hijo la que puebla de emotiva sensibilidad alguna de estas representaciones; es la consciencia de que lo que se admira y se ve es lo que de verdad es esencialmente importante, porque es lo que se anuncia, como lo hace ese ángel de La Anunciación de Fra Angélico convertido en ángel surfero, el que ilustra la cubierta del libro con la magia de Isabel González desde 1430 hasta nuestros días.
Razón tiene Juan Antonio González Iglesias en las palabras de presentación del volumen cuando asegura que el poemario contiene todo lo que la poesía puede aportar al mundo en este momento exacto de la historia, porque sus poemas pueden ser leídos como un diario de momentos inolvidables comprometidos con la vida, con el paisaje evocado, con las circunstancias vitales de cada ocasión: «Entre la anunciación y la blancura, sus poemas pueden ser leídos como un diario de momentos inolvidables, como un emocionante libro de viajes o como un insólito ensayo, que no separa la belleza del compromiso político». Y el poeta así lo manifiesta en unas palabras finales en las que advierte que en esta sociedad nuestra, las cualidades humanas de una existencia pacífica parecen asociales o antipatrióticas.
Acaso en los poemas recopilados en la segunda parte, sorprendentemente titulada Mentiras, mentiras, descubrirá el lector un cierto escepticismo que no se había advertido en la primera sección, más positiva y proclamadora de un vitalismo inextinguible y verdadero. Hay en esta última zona poética compromiso con la convivencia y rechazo de la violencia de cada día y hay también nostalgia que descubre memoria, recuerdos lejanos, tiempo ido, pero que reverdece en el poema con la pasión de aquel momento remoto y juvenil en una playa concreta del Levante (Campello), cuando el adolescente habitante del interior, leyendo nada menos que Sobre los ángeles, con su sufrimientos, sus crisis y sus torturas, descubre con pasión alucinada los que tantos: un mundo nuevo, vital, joven (una muchacha surfista finlandesa o italiana), regenerador, que se eterniza en la palabra poética de ese Descubrimiento de Europa, poema antológico, por sensibilidad, por pasión, por ternura, y desde luego por tensión del tiempo y la memoria, que, por otra parte se presiente y habita en otros muchos lugares de este espléndido poemario.
En realidad, lo que Andrés García Cerdán ha logrado, en este nuevo libro, que une a su bien nutrida y dilatada trayectoria de poeta, ensayista y filólogo, es ofrecernos a través de sus representaciones una leyenda de los días que sus canciones van revelando en el lenguaje de cada poema, porque no extrañará al lector que García Cerdán, filólogo al fin e indagador del lenguaje, sea capaz de dotar a su palabra poética de una libertad que se va advirtiendo en cada poema hasta el punto de que hay momentos en que las propias palabras son protagonistas de los poemas. Porque en la palabra lo que ha querido legar el poeta está la vida, que señala que este libro surge de una anunciación y lo resume muy bien en su título, El gran amor, de tradición literaria más que vetusta, porque este gran amor también es un buen amor, y eso queda evidenciado en que cada poema está comprometido, como se ha insistido desde el principio en la vida y más vida. Una mañana de noviembre, un mar cercano y solitario, los cromatismos del paisaje confunden soledad y silencio, porque en ellos trasciende la vida de ese instante, que al final se concentra precisamente en unas palabras: alga, roble, revolución, hierba… mientras se intenta alcanzar lo sublime en el canto de unos pájaros, como en una oda de Fray Luis de León.
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