Literatura

El optimismo de Pacuco Solana se materializa en un libro

El pintor presenta en Cartagena su primera novela, ‘El carnaval del juglar’, un thriller histórico que bebe de sus múltiples viajes

Pacuco Solana, este jueves, con un ejemplar de su libro ‘El carnaval del juglar’.

Pacuco Solana, este jueves, con un ejemplar de su libro ‘El carnaval del juglar’. / Iván Urquízar

Asier Ganuza

Francisco Solana, por muchos conocido como ‘Pacuco’, es un hombre inquieto. Artista plástico de larga trayectoria, hace años que dedica sus redes a las gastronomía, y cuando no ha estado pintando o cocinando –o trabajando como profesor de Dibujo–, ha estado viajando: ha llegado al Polo Sur a vela, cruzado el Atlántico en la réplica de una carabela del siglo XV y navegado por mares de medio mundo. Además, es patrón de yate y piloto privado de avión, y un ‘loco’ de las motos. De hecho, fue precisamente un accidente de tráfico a los mandos de su motocicleta el que le abierto recientemente un nuevo campo de actuación: la literatura.

«Fue un accidente muy grave, sí, pero tuve la suerte de que la mano derecha me funcionaba perfectamente. Y, al estar de baja en el trabajo, dediqué ese tiempo a darle rienda suelta a la imaginación», señalaba en declaraciones para La Opinión. Tampoco era la primera vez que afrontaba la escritura de un texto –en las páginas de este periódico publicó más de cien artículos bajo el epígrafe ‘Perdón por las molestias’, y no son pocos los catálogos de pintura en los que ha incluido algún relato breve–, pero esto era diferente. Y es que, por más que él se refiera a El carnaval del juglar (Círculo Rojo, 2025) con naturalidad, escribir una novela –su primera novela– no es sencillo.

La cuestión es que Solana es un tipo extremadamente positivo, que desborda entusiasmo. Solo así puede ‘rascar’ lo positivo de un accidente como el suyo y solo así puede hablar del proceso de escritura de este título, de más de cuatrocientas páginas, con la naturalidad con la que lo hace. «Te confieso que tengo la pintura más abandonada de lo que me gustaría, así que podríamos decir que he cambiado los pinceles por el boli, y ya está. Porque, al final, es lo mismo: es contar una historia dándole forma, en este caso, con un lenguaje distinto», señala el cartagenero. Además, dice que, a diferencia de lo que le ocurría con muchos de sus cuadros, se ha quedado «contento» con el resultado: «Creo que es un libro fácil de leer. Tiene capítulos más duros, por supuesto, pero también los hay muy bonitos, como en la vida».

Y eso que la historia que cuenta no es sencilla. El carnaval del juglar arranca, ni más ni menos, en la ‘Noche de los Cristales Rotos’ (8-9 de noviembre de 1938), que «es cuando, para mí –señala el autor– eclosiona verdaderamente la causa nazi». Esa madrugada –hablamos de hechos reales– se produjeron en toda Alemania y también en Austria una serie de ataques y linchamientos combinados contra ciudadanos judíos por parte de las tropas de asalto de las SA y la población civil. «Bajo mi punto de vista, ese día cambia la forma en que el resto de Europa occidental observa el avance del nazismo», añade Solana, o Sloan.

Porque El carnaval del juglar no lleva su firma, sino la de Eugène A. Sloan. «Es un pseudónimo –aclara–, porque..., bueno, yo soy pintor, en todo caso, y creo que me he metido en terrenos peligrosos [la literatura], así que prefiero proteger mi identidad, no vaya a ser...», apunta entre risas el autor, cuyo alter ego lleva en su nombre un homenaje a su madre, Eugenia, y, en lo que respecta al ‘A. Sloan’, no deja de ser una reordenación de las letras que componen su apellido y que dan lugar a otro de origen judío, toda una declaración de intenciones en vistas del contexto que envuelve este thriller histórico.

Para ser precisos, esta es la historia de tres niños. Por un lado está Bastian Weber, un joven con graves problemas psicológicos y de adaptación social, criado en el seno de una familia muniquesa de clase trabajadora; por otro, los mellizos Airel y Helmut Braun, de origen judío, que llegan al mundo «en la peor época en la que podrían llegar». «A partir de ahí, unos tienen que huir –estos últimos–, mientras el otro, junto a sus padres, tiene que cambiar de ciudad, en lo que es el comienzo de una historia que les lleva a todos a ir saltando de un país a otro hasta que, al final, sus historias acaban por entrelazarse en el último capítulo», adelanta Solana.

De hecho, el cartagenero dice que este es, en realidad, un ‘libro de viaje’: «Yo no he escrito demasiado a lo largo de mi vida, pero sí he viajado mucho, así que lo que he hecho es contar una historia novelada, aunque real –pese a que los personajes son ficticios–, que transcurre por los sitios en los que yo he estado», explica el polifacético ‘creador’ («no me considero ‘artista’; si acaso, diría que soy una persona creativa», dice). La cuestión es que, sea como sea –y lo que sea este libro–, su autor tiene claro que El carnaval del juglar «no puede gustar a todo el mundo, pero tiene su público», y alude a las listas de ventas de Amazon, en las que cada día avanza algunos puestos.

Además, ayer lo dio a conocer en su ciudad, Cartagena. Fue en un acto en el Aula de Cultura de Cajamurcia en el que estuvo acompañado por el periodista José Ángel Cerón, el escritor Diego Meca y el abogado –y también autor– Serafín Piñero. Y en él Solana recordó algo que ya señaló en su charla con este periódico y que no solo es parte de la esencia de este libro, sino también de quien lo firma (lo haga con su nombre real o con pseudónimo): «Uno puede ver el vaso medio lleno o medio vacío. Al final, la vida es como tú te la quieras tomar, por más que haya gente con más suerte y otras más desgraciadas». Él, desde luego, se encuentra entre los optimistas.

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