Crítica

Freedance, variedad dancística en escena

Tania Herrero

El pasado viernes tuvo lugar la gala protagonizada por los integrantes de Danzo en el Teatro Circo de Murcia. En ella participaron más de sesenta bailarines de distintas disciplinas y niveles variados, un compendio de coreografías de diferentes estilos –entre ellos danza clásica, danza contemporánea, danza inclusiva, flamenco estilizado, bolera, danza española, neoclásico, folklore, gimnasia rítmica, danza teatro y theater jazz– llenó durante más de dos horas las tablas del Teatro Circo de Murcia.

En la primera parte se pudo disfrutar de la precisión y limpieza de las coreografías de Fuensanta Zomeño, en las que los más pequeños y que forman parte de Danzo Formación, ocuparon el escenario a modo de Canon.

Bolero, de María Dolores Marín, hizo disfrutar al público mediante una inmersión en la Escuela Bolera con unas faldas azules que poseían un vuelo magnífico.

French dio el punto de nivel de la danza clásica, y Concerto aunó a todos los participantes de las anteriores coreografías, desarrollado coreográficamente por Zomeño y Pacheco, bajo el título de Suite.

La Danza Inclusiva fue coreografiada por Zomeño en la primera parte y por Nortes en la segunda parte.

La Danza Española vino marcada por distintas visiones de esta, en piezas donde se mostraba la personalidad de las coreógrafas Amor Cánovas en Suspiros al aire y Lucía Marcos con ¿Hacia qué camino?; Carmen Coy hizo lo propio con dos coreografías, Danzares y Simbiosis, esta junto a Jesús Perona, en la que mostraban su peculiar combinación junto a la danza contemporánea. También se pudo disfrutar de una coreografía de la gran Mariemma, Córdoba.

Isabel Lavella firmó la pieza de Danza Teatro donde, a través de la metáfora del tren, nos hace pensar sobre el viaje de la vida y aquello que llamamos estación.

La alegría del Folclore vino firmada por Marín y llevó por título Sin perder el norte, y siguiendo la estela de la alegría se tienen que destacar las coreografías Pequeños huérfanos y 3,2,1,…¡Acción!, de Isabel Carretero.

Y, para finalizar, faltaría nombrar la coreografía de gimnasia rítmica Danse des Âmes ourliées, firmada por las tres gimnastas María Nieto, Valentina Melgarejo y Mar Gómez, y la de uno de los coreógrafos más internacionales de la Región, Juanjo Arqués, con un lenguaje neoclásico donde bailarinas de clásico y contemporáneo interpretaron de forma firme pero delicada Don’t go.

Este compendio de coreógrafos proporciona una visión amplia del talento que en la Región de Murcia existe, posibilitando un visionado de este en una misma función. Lo interesante de Freedance es el proceso tan amplio y rico que los bailarines preprofesionales han podido experimentar, siendo lo más cercano (con obvias diferencias) que hay en estos momentos a una compañía joven en la Región.

Si miramos hacia la música se aprecia que, de forma pública, existen diferentes posibilidades para ir adquiriendo ese proceso de profesionalización a través de la Orquesta de Jóvenes de la Región de Murcia (con más de cuarenta años de andadura) y la Orquesta de Aspirantes de la Región de Murcia, que se creó unos años después de la anterior. Siempre se ha dicho que la danza es la hermana pequeña de las artes, pero no por falta de talento, sino por dejadez administrativa. Uno de los ejemplos es este agravio comparativo, en el que las posibilidades de formación entre una y otra disciplina no son comparables, puesto que los egresados del Conservatorio Profesional de Danza Teresa Souan, al no existir un órgano similar a las orquestas mencionadas, deben salir de nuestras fronteras tanto para seguir formándose académicamente como para bailar de forma profesional.

Suerte que existan estas propuestas privadas, como la dirigida por Fuensanta Zomeño, pero no son suficientes, evidentemente.

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