Festival

Warm Up festival 2025 viernes 2 de mayo: promesas por cumplir

Franz Ferdinand saldaron una deuda pendiente, Carolina Durante lo dieron todo (muletas incluidas), Niña Polaca volvió con revancha, Zahara se entregó al delirio pop y Claptone puso el broche final con bajos densos

En su primer día, el Warm Up 2025 combinó épica indie, nuevas tendencias y gusto por ese añejo que nunca defrauda: el festival arrancó saldando deudas pendientes, pero con el foco puesto en lo que viene

Marta España

Murcia amaneció el viernes con el cielo del color del plomo y un viento que parecía querer poner a prueba la memoria colectiva. Esa misma mañana, los móviles alternaban entre las entradas digitales y las apps del tiempo. En la cola, alguno, incluso, recordaba en voz alta aquel episodio de hace dos años: una tormenta súbita que obligó a evacuar el festival y a cancelar toda la jornada del sábado. Esta vez, por suerte, el cielo supo contenerse, y el primer día del Warm Up 2025 arrancó sin retrasos ni sobresaltos.

Los primeros en salir al escenario fueron Sistema Nervioso, la banda murciana que ganó el certamen Región de Murcia Suena, convocado por la propia organización para abrir espacio a talentos locales. Ellos, cuatro (no tan) jóvenes que han rotado más veces de formación que de afinación, debutaron oficialmente a finales de 2023, y su primer álbum (homónimo, autoeditado) llegó en noviembre del 24. Su directo tiene más músculo que el estudio: bajos con cuerpo, coros que se estiran con intención y una puesta en escena sin poses innecesarias. Su sonido se sitúa en una zona intermedia entre el post-punk de Fontaines D.C, la nostalgia hacia León Benavente y los bucles verbales de Pony Bravo, con un lenguaje que claramente pertenece a alguien que ha crecido navegando en memes de Twitter y pos-humor de YouTube. Para muchos, el mejor descubrimiento del día; para otros, la confirmación de que el indie murciano sigue sin necesitar padrinos. Si todavía no son la banda de moda en Murcia, lo serán.

También en la parte baja del cartel, Teo Lucadamo inauguraba el escenario ESC en uno de los conciertos más divertidos de la jornada. Rap no demasiado masculino, dicharachero y vacilón pero, ante todo, inclusivo para generar un espacio cómodo entre el público y abrir un especto hacia otra forma de hacer el hip-hop. Pablopablo, en el escenario vecino, también venía representando una hornada de 'nuevo pop' si bien, por momentos, el parecido con su padre, Jorge Drexler, era inevitable.

La tarde avanzaba con calma en los escenarios principales cuando apareció en escena Mando Diao. Los suecos llevan una década tocando canciones que suenan a veinteañeros del 2011, y eso, en un festival como este, es justo lo que se espera. Su último disco, Bovlikov’s Magical World (2023), pasó algo desapercibido, y ellos mismos parecen saberlo: el setlist se construyó sobre lo seguro. Dance with somebody marcó un concierto más nostálgico que revulsivo, pero el público (que a esa hora aún no llenaba la explanada) respondió con los coros que tocaba. A veces, una banda no necesita reinventarse para funcionar. Basta con saberse en el lugar correcto, tocando lo que la gente fue a escuchar. Por cierto, parece que los años no perdonan a nadie: ¡que alguien le dé un caramelo para la tos!

Si Mando Diao conectaban con un público más pegado al revival, Niña Polaca representan lo contrario: un presente inmediato, rabioso y ansioso por gritarse a sí mismo. Su relación con el Warm Up viene de largo, aunque marcada por la mala suerte. En 2022, el grupo tuvo que cancelar su actuación oficial por el reventón térmico que arrasó Murcia ese fin de semana. Aquella vez, en vez de marcharse, tocaron en el aparcamiento de un Carrefour cercano (cosa que volvieron a repetir el viernes, por respetar las tradiciones). Ahora, regresan con más tablas, más seguidores y un repertorio que huele a botella rota y parque universitario. Su último trabajo, Lo que yo te he querido (octubre de 2023), les ha consolidado entre el público joven, pero también en generaciones más adultas: cada concierto suyo es una catarsis colectiva, un karaoke en el que las canciones importan menos que lo que provocan. En ese sentido, no presentan un álbum: presentan una actitud.

Franz Ferdinand salieron al escenario con puntualidad británica y un repertorio perfectamente engrasado, de esos que ya no necesitan presentación ni coartada. Lo anecdótico es que, hace dos años, también estaban en el cartel y tampoco pudieron tocar. Esta vez sí: la edición de 2025, por momentos, resuena como una promesa por cumplir, y es que hay algo casi ceremonial en ver a una banda llegar a una cita pendiente, como tachar algo de una lista escrita hace demasiado tiempo. Y, aunque han pasado dos décadas desde que Take me out les catapultó como la promesa cool del post-britpop, siguen sabiendo cómo sostener una hora de directo. Alex Kapranos, con una chaqueta roja muy llamativa pero elegante, como siempre, no necesita pirotecnia para arrastrar al público: una escenografía sencilla (poco más de un marco gigante que rodeaba a la banda) es suficiente si la técnica es buena.

Mientras en el tercer escenario los murcianos Trashi ofrecían un concierto bien resuelto como ya habituales de la casa, en el principal Zahara daba rienda suelta a su nuevo artefacto emocional: Lento ternura. Si Puta era un grito de guerra, esto es un delirio. Un sueño febril que desarma con humor lo que antes dolía, una nueva forma de enfrentarse a la vida y los escenarios. Hay una Zahara más suelta, más dada al juego, que se mueve entre coreografías y escenografías casi teatrales: un polyclean, un avión, una plataforma que la eleva como si flotara sobre sus propias canciones… Todo huele a pop, pero también a algo más extraño, más performático, como si en vez de un concierto estuviéramos asistiendo a un ballroom.

Después de Zahara, el contraste hacia el concierto de Mikel Izal fue aún mayor: El miedo y el paraíso, su debut en solitario, es un álbum de pop lento, con percusión por momentos tribal y un poco de synth pop muy bien defendido por sus músicos, pero algo apagado para un horario de cabeza de cartel. Sin embargo, gran parte del concierto estuvo dominando por los temas de su anterior proyecto, Izal. En realidad, bien habría valido que el escenario principal se lo hubiera quedado Carolina Durante, que actuaban tras el cantautor. El cuarteto madrileño fue, sin duda alguna, el proyecto que más personas convocó en la noche del viernes. Alguno, no obstante, pudo llevarse alguna sorpresa: su cantante, Diego, se subió al escenario en muletas debido a una fractura de rodilla, lo que hizo que su voz perdiera potencia. Ambientado en una oficina poco después del Día del Trabajador, el escenario también acogió a Marcelo Criminal en Perdona, ahora sí que sí y a Las Petunias en Normal, que esta mañana actuarían en la programación de las plazas.

Claptone cerró la jornada en el escenario Estrella de Levante con su habitual máscara veneciana y una sesión más cercana al tech house que al house melódico, algo lógico a esas horas: bien entrada la madrugada, lo que pedía el cuerpo eran bajos contundentes y una pista sin respiros. Así terminó un primer día sólido, con momentos para todos los gustos, pero con un claro sesgo rock que solo se vio matizado en algunas grietas de pop más libre y colorido. Un buen arranque para el Warm Up, que en esta edición se ha preocupado más por cumplir esas promesas pasadas que llevaba un tiempo arrastrando.

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