Entrevista | Poeta y diputada
'Magdalena S. Blesa, restaurando corazones rotos', por Javier Lorente
"A veces, debajo del caparazón, está el corazón. Yo siempre creo que hay esperanza para el ser humano"

Magdalena en su casa de Gebas. / Javier Lorente
Luce un hermoso día primaveral en Gebas, bella pedanía de Alhama de Murcia apartada del mundanal ruido. Aquí vive con su familia María Magdalena Sánchez Blesa, poeta, guionista de cine, diputada regional y curadora de almas doloridas. La casa está llena de libros y no es de extrañar que, en su rincón preferido, reine sobre un atril un volumen abierto de El Quijote, a punto de salir volando hacia un horizonte lleno de huertos que se pierden en los misteriosos paisajes lunares y marcianos de los Barrancos. Hablamos del buen corazón cervantino y de su personaje universal, ese soñador y, como ella, defensor de los desvalidos. A los ocho años, de manera inesperada y repentina, Magdalena perdió a su padre: «Fue entonces cuando empecé a escribir poesía, yo estaba rota y esta fue mi tabla de salvación. Lo pasamos muy mal, por eso comprendo tanto a los más vulnerables y por eso sé que la poesía cura. Desde entonces no he dejado de escribir ni un solo día. A los 12 años empecé a enseñar mis versos a la familia. Mi madre dijo: ‘He parido a una poeta’».
Su abuelo, Alonso Blesa, era poeta, su bisabuelo, ‘El Tío Chan de Goñar’, era trovero, y sus tíos Sebastián Blesa y Mari Carmen Blesa eran poetas. Magdalena tiene otros cinco hermanos y cada uno destaca en lo suyo: desde Manolo, que construye videojuegos de manera artesanal, hasta Alonso que es un reconocido pintor, o Cristóbal Sánchez Blesa, que es periodista y novelista. Así que es lógico que Magdalena haya florecido en este caldo de cultivo tan artístico y cultural. Sus poemas nacen de sus experiencias y conversaciones con la gente. Es muy fácil acceder a su número de teléfono, que es público en todas las redes sociales: «Mi teléfono está siempre abierto y disponible para quien me necesite».
«Con el cura Joaquín he creado una Asociación Internacional contra la Soledad, y ahí estamos curando corazones rotos, en la prevención del sufrimiento y del suicidio. Vamos a los centros penitenciarios, a los centros de cura de adicciones, a centros educativos con alumnos vulnerables, a los centros de acogida de niños inmigrantes sin familia, etc. Colaboramos con especialistas y psicólogos, somos una asociación altruista que acude allí donde haya un dolor del alma. Raro es el día en que no me llaman por teléfono gentes que ya no pueden más, que se quieren ir de esta vida, mujeres rotas, sobre todo, y también bastantes hombres, gentes que necesitan que alguien sepa que existen, que alguien los mire alguna vez, madres a quienes todo el mundo les exige, les deja la carga, las usan, pero nadie les pregunta cómo están, si son felices, si tienen sueños… El mundo está lleno de personas que están solas, que son utilizadas pero que nadie mira por ellas ni las mira a los ojos. Todo eso es lo que llevo a mis poemas, estas son las historias que escribo, inspiradas en estas personas que me llaman. Luego resulta que estas historias son universales y hay muchísima gente que se siente identificada. Me llaman de todos sitios y es muy duro cuando alguien te dice que se le ha pasado por la cabeza inventarse una enfermedad terminal para ver si así viene alguien a visitarla».
Hoy día, que las redes sociales se utilizan para controlar y hasta para adormecer al personal, hay que subrayar este uso para la esperanza que hace Magdalena, tendiendo puentes, escuchando, liberando, creando cercanía, dando cariño y comprensión… Mientras hablamos me va leyendo algunos de sus poemas, publicados en sus nueve libros (está a punto de salir el décimo) o escritos con una letra preciosa en una multitud de cuadernos. Y de pronto me dice: «Lo que parece mentira es que seamos 8 mil millones de personas en el mundo, que tengamos redes sociales, teléfonos, videoconferencias y demás y, sin embargo, haya tanta gente sufriendo la soledad. De la soledad vienen muchas enfermedades mentales, adiciones al alcohol, ganas de romper con el mundo, intentos de suicidio…», se lamenta.
Va mucho por los centros educativos, que la llaman para impartir charlas a los jóvenes. En el IES Vegaplaza de Alguazas han instituido el Concurso Internacional de Poesía ‘Magdalena S. Blesa’; no es de extrañar, porque ella hace una especie de labor evangelizadora entre los jóvenes, llevando la poesía y los buenos sentimientos por los institutos. Se emociona cuando me cuenta que ha hecho llorar a los chicos en muchas ocasiones, que la han llamado para agradecerle, que les ha cambiado la vida, que han empezado a mirar a su familia, a las gentes o a sus madres de otra manera más amorosa o menos egoísta. Me dice: «Un día presencié en Cartagena que un grupo de jóvenes despreciaba a un pobre que pedía en la calle, se rieron de él y lo insultaron y, a renglón seguido, pasó un cochazo y empezaron a alabarlo, alucinados. Yo no pude evitarlo y les hablé sobre cómo habían despreciado al ser humano e idolatrado al coche. Me salió del alma y una de las chicas no pudo evitar el llanto. A veces, debajo del caparazón, está el corazón. Yo siempre creo que hay esperanza para el ser humano».
Me sigue contando cosas y las va alternando con la lectura de poemas que vienen al caso, como Nunca dirás me rindo o Nadie me dijo vete a cumplir tus sueños. Me cuesta no llorar, lo reconozco, cuando me lee algunos de ellos. No es sensiblería, es que te toca por dentro, y en eso Magdalena es especial, no es una técnica, no es una pose, es un don que tiene esta mujer. Sufrió la pérdida de su padre cuando era niña, sufrió las dificultades económicas para salir adelante en una familia numerosa sin él, sufrió la crisis económica que afectó a su negocio de hostelería y sufrió un cáncer de mama… Sabe de sufrimiento y por eso es tan cercana a los que sufren. Pero su fortaleza es tanta que ha continuado volcada en los demás.
Su próximo libro, a punto de publicarse, se llama Mis queridos adolescentes. Muy amiga de Terele Pávez, hizo con ella una película autobiográfica llamada Las aventuras de Moriana. El cine ha sido otra de sus dedicaciones. De política hablaremos otro día. Es diputada regional por el PSOE y creo que todo un ejemplo que valoran tanto los suyos como los adversarios. Tiene mucho de ángel.
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