Entrevista

Emilia, Pardo y Bazán: "La cultura de la cancelación forma parte de este mundo, pero nosotros somos más de amar que de cancelar"

‘La fiesta que me prometiste’ es el último (y segundo disco) del cuarteto de Talavera de la Reina, que se encuentra de gira y mañana se presentan en Murcia, en el ‘Microsonidos’, a la espera de entrar al estudio para grabar su nuevo álbum

Emilia, Pardo y Bazán

Emilia, Pardo y Bazán

El cuarteto de Talavera de la Reina Emilia, Pardo y Bazán (Sergio, Paula, Ada y Pepe) demostró con su álbum debut, El mal de la juventud (2021), ser una de las formaciones más originales y con mayor personalidad de nuestro panorama musical. Su encomiado segundo disco, La fiesta que me prometiste (2024), contiene afiladas letras costumbristas que sanan y abren heridas al unísono. Incluido en las listas de mejores discos del año en varios medios especializados, ahora lo presentan en el ‘Microsonidos’ dentro de su gira (mañana en La Yesería). Recientemente han publicado un nuevo single, Danzad, malditos, mientras ultiman la grabación de su nuevo disco, en mayo, bajo la producción de Guille Mostaza. Hablamos con el cantante y letrista Sergio Sanguino del amor que le profesan a la escritora gallega doña Emilia y de otros asuntos más mundanos.

¿Cómo surgió la idea de usar este nombre para la banda, qué conexión sentís con la escritora gallega? ¿Qué os interesa de Emilia Pardo Bazán? ¿A quién se le ocurrió la idea?

El nombre nació por dos razones. Por una parte, Emilia Pardo Bazán nos parece un referente literario; influenciada por la literatura rusa, consiguió unir lo costumbrista con una nueva forma de contar las cosas convirtiendo a la mujer en protagonista. Describía un Madrid jaranero que todavía a día de hoy seguimos disfrutando (o padeciendo, según se mire). Nos encanta El encaje roto y, sobre todo, Insolación, al que haremos un guiño en nuestro próximo disco. Por otra parte, la sonoridad del nombre nos recuerda a las alineaciones de fútbol o a grandes letristas como:León, Quintero y Quiroga (de los que nos declaramos fans absolutos).

Desde que empezasteis, ¿cuál ha sido vuestro recorrido?

Dos discos, varios conciertos, algunas canciones bonitas –otras, tristes– y muchas ganas de seguir haciéndolo. Como banda estamos más unidos, nos conocemos mejor, y cada día nos pone más lo que hacemos y tenemos más claro que hemos venido a jugar.

¿Cuándo? Mañana, 21.00 horas

¿Dónde?  La Yesería, Murcia

¿Precio? 12/15 euros

¿Qué cambios habéis experimentado en sonido y forma de trabajar durante este tiempo?

Con respecto al sonido, el primer disco se produjo en casa, en concreto, en la de Pepe. Luego Guille Mostaza lo masterizó e hizo toda la magia posible. El segundo, producido por Carlos Hernández, suena más contundente, y la voz de Paula cobra mayor protagonismo. Digamos que fijó, limpió y dio esplendor. Pero la forma de trabajar en la composición sigue siendo similar. No tenemos prejuicios, y estamos influenciados por cosas varias y prolijas; de Quilapayún a Camela, todo nos interesa.

La irreverencia y la ironía han sido siempre vuestras constantes.

No podemos evitarlo. A veces nos esforzamos por ser algo más formales, pero no nos sale. Al final, la herencia punk de Emilia, Pardo y Bazán también es fuerte: La Polla Records, Albert Plá…

¿Os preocupó en algún momento encasillaros o no ser tomados en serio como banda por esa razón?

La verdad es que no, no tenemos miedo. No hay nada más serio que la ironía.

El mal de la juventud es también el título de una obra de teatro de Ferdinand Bruckner, conocido por su militancia antifascista. ¿Tiene peso la ideología en vuestras letras? ¿De dónde sacáis la inspiración?

La obra de Bruckner nos pone bastante. Y no sólo por su militancia, sino también por el desencanto que muestran algunos de sus personajes y el vitalismo que desprenden otros. La ideología no es algo que busquemos, pero es inevitable en nuestras historias. Será porque somos de clase obrera, pero la cuestión es que siempre asoma en nuestras canciones la precariedad, la tristeza de tener que bregar con la injusticia y los telediarios golpeando con la macabra realidad como el cabezazo de un mulo.

Con 12 de octubre tuvisteis algún problema de censura en redes. ¿Qué pensáis de la cultura de la cancelación?

Efectivamente, a Pepe le cerraron la cuenta. Lo de la cultura de la cancelación..., no sabría qué decir. Forma parte del tiempo en el que vivimos, supongo. En el siglo XIV, el feudalismo mantenía en régimen de pseudoesclavitud al pueblo; hoy el tecnofeudalismo nos mantiene en un lugar similar, y además han conseguido que nos proyectemos en el líder y ataquemos a nuestros semejantes. Lo decía San Agustín: «Ama y haz lo que quieras». Somos más de amar que de cancelar.

¿Cómo afrontasteis la creación de La fiesta que me prometiste? ¿Qué reflejan estas canciones?

Nacieron de forma muy orgánica. Tuvimos mucho tiempo, y las fuimos montando poco a poco, salvo alguna más inmediata que nació de un día para otro. Las canciones reflejan ese humillante pellizquito que te da la vida cada vez que sales de la cama, pero por otra parte tratan de reflejar un lado audaz de la existencia en la que buscamos el brillo.

¿Es La fiesta que me prometiste un disco más homogéneo, más conceptual que El mal de la juventud?

Efectivamente. El mal de la juventud era una recopilación de canciones que fueron apareciendo. La fiesta que me prometiste, en cambio, tiene más vocación de viaje, de ser una fiesta, con su subida, su rato de baile, su bajonazo…No sé si resulta más conceptual, pero la creación fue más consciente.

Hay ecos del pop de los setenta, ramalazos del indie hispano primigenio, incluso algún guiño a la canción melódica mediterránea.

Sí, cada canción bebe de distintas influencias y nace de emociones diferentes. Nos sentimos libres y cimarrones a la hora de crear.

¿De dónde vienen tantas influencias?

La banda es bastante bastarda en cuanto a influencias, cada uno de nosotros escuchamos cosas muy diferentes, y aún así compartimos muchos gustos.

¿Sentís que vuestro estilo evoluciona hacia una línea que se desentiende de géneros por completo? Si os tuviérais que definir, ¿qué es Emilia, Pardo y Bazán?

No sé hacia donde vamos o si conseguiremos un estilo definido y propio, pero no nos gustaría encasillarnos en una etiqueta. Emilia, Pardo y Bazán se va redefiniendo cada día.

No tenemos prejuicios, y estamos influenciados por cosas varias y prolijas; de Quilapayún a Camela, todo nos interesa"

Tras La fiesta que me prometiste, Danzad, malditos llega bajo la producción de Guille Mostaza. Es vuestro primer trabajo producido con él. ¿A qué se debe este cambio?

Ya El mal de la juventud lo masterizó Guille Mostaza y en Bachatas también masterizó, asesoró e hizo su magia. Con Carlos Hernández grabamos La fiesta que me prometiste, e hizo un curro maravilloso con el que estamos fascinados. Pero nos gusta probar cosas distintas siempre, y andábamos con muchas ganas de conocer Álamo Shock.

Con Danzad, malditos, ¿qué relectura hacéis de la película de Sydney Pollack protagonizada por Jane Fonda?

La peli es una adaptación de un libro de McCoy que habla de cómo durante la Gran Depresión los maratones de baile se convirtieron en una forma de ganar dinero para sobrevivir. De alguna forma, bailar, que es algo lúdico, se convirtió en una forma de tortura en la que, si conseguías sobrevivir, ganabas unos dólares. Hoy en día, a la mitad del mundo no se le permite participar en el baile; ya han sido descalificados. La otra mitad bailamos para escapar de la cotidiana humillación tardocapitalista.

¿Preocúpate mañana nació como una especie de antihimno generacional?

Eso es, no se puede definir mejor. Nos hace mucha gracia cuando alguien se refiere a una canción como «himno generacional». Hablan de una generación como si todos y todas las que la componen tuvieran los mismos gustos, las mismas ganas, los mismos recursos, el mismo corte de pelo… Preocúpate mañana es un antihimno total, nadie querría quedarse a vivir en esa canción.

¿Os ha resultado fácil entrar en la industria musical? ¿Qué barreras habéis encontrado?

No es fácil, nada es fácil. Hay mucha oferta y muy buena. La música vive un momento de inmediatez, es difícil destacar, molar y permanecer, pero seguimos disfrutando de lo que hacemos. Nos gustaría llenar estadios y que nos hicieran un documental, pero en nuestro jergón estamos felices.

¿Estáis trabajando en nuevo material?

Sí. Estamos muy henchidos de gozo, porque en mayo grabamos un disco nuevo en Álamo Shock con Guille Mostaza a los mandos. Grabaremos un disco lleno de «canciones bonitas sobre la humillación cotidiana de existir» (esto lo decimos mucho).

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