Entrevista

Los Hermanos Cubero: "Parece que la música tiene que estar plagadas de arreglos; nosotros hacemos lo contrario"

Los hermanos Enrique y Roberto Ruiz Cubero protagonizan la jornada de este viernes en el FolkFest Región de Murcia. Presentarán en el Auditorio Víctor Villegas su último disco, ‘Cubero bueno, Cubero malo’, en el que vuelven a celebrar la la lírica popular pero desde la modernidad

Los Hermanos Cubero

Los Hermanos Cubero

 Los guadalajareños Hermanos Cubero engrandecen el folclore contemporáneo con su singular propuesta de canción popular española. Influidos por la música tradicional de La Alcarria y el folk rural estadounidense, Celebrarán la lírica popular con sus letras punzantes en el Folk Fest de Murcia, fusionando magistralmente sus influencias y dándoles forma a través de sus voces, una guitarra y una mandolina. No necesitan más.

Tras las múltiples colaboraciones de ‘Errantes telúricos’ y ‘Proyecto Toribio’, Enrique y Roberto Ruiz Cubero regresan casi completamente a su esencia de dúo. En “ Cubero bueno, Cubero malo“, jugando con la dualidad, todo es sencillo y transparente. Incluso vuelven a la autoedición fieles a su sonido, cada vez más refinado, que va más allá de la jota alcarreña, las seguidillas, los fandangos y el bluegrass. Se apegan a sus raíces más folk y siguen investigando la tradición desde el presente. Son modernos desde la tradición.

¿Qué querían transmitir con el título "Cubero Bueno, Cubero Malo"? Es muy sugerente. ¿Refleja la dualidad de su música o de sus personalidades, sentados uno al lado del otro en la portada?

Como en la portada, hay un solo grupo formado por dos, y uno es a ratos el malo y a ratos lo es el otro; eso es lo que nos hace humanos. Cada uno aporta su visión, sus gustos, sus inquietudes, y todo eso se pone junto. Lo bueno, o lo malo, es que nunca sabes si estás hablando con el bueno, o con el malo.

¿Cómo nació? ¿Cómo fue el proceso de composición y grabación del álbum comparado con los anteriores? ¿Qué desafíos afrontaron?

El proceso fue parecido a los anteriores. Vamos escribiendo canciones y nos las vamos enseñando. Algunas quedan en un cajón o se van a la papelera. Cuando hay una que marca la diferencia, que destaca de alguna forma sobre el resto, nos marca el camino, y a partir de ahí se va confeccionando el hilo conductor del disco y se le va dando forma en torno a esa idea. Los desafíos son los de siempre, tratar de decir cosas que interesen y hacerlo de la mejor forma posible, buscando la precisión. Y en lo musical el reto es seguir haciendo, con solamente una guitarra y una mandolina, que la música sea escuchada, no solo por unos pocos melómanos o especialistas, sino por el mayor número de oyentes posible. En este momento de la historia parece que la música debe estar repleta de arreglos, de añadidos. Tiene que tener bases de electrónica o samples o 28 capas de guitarras. Nuestra apuesta es justo lo contrario, y ese es el reto.

¿Cuándo? Hoy, 20.30 horas

¿Dónde? Auditorio Víctor Villegas, Murcia

¿Precio? 15 euros o abono

Ha sido muy bien recibido. ¿Qué temas exploran en “Cubero bueno, Cubero malo”? ¿Hay alguna canción que tenga un significado especial?

La idea surgió como una contraposición de conceptos. La propia letra de la canción enfrenta diferentes ideas, y viene a decir que no todo es blanco o negro y que uno no puede ser solamente malo o solamente bueno. Siempre hay matices, no te puedes quedar con una idea absoluta, buscamos el pensamiento crítico. Esa idea nos llevó también a dejarnos más libertad en las composiciones, y en este disco se puede observar mayor diferencia entre las canciones compuestas por uno o por otro. Esto se ve también reflejado en los diferentes temas que se tratan en las canciones. Desde una oda a hacer lo que quieras sin tener en cuenta el qué dirán (“Sambenito”); el análisis de conceptos que pueden llevar a un carácter depresivo (“Olvido, alegría y autoestima”); la contraposición de lo artesano y desmarcado de las modas frente a los grandes centros de producción que fagocitan la cultura creativa (“Muy tonto para Madrid, muy feo para Barcelona”); el arrepentimiento por la ocasión perdida (“Como si alcanzar pudiera”); el anhelo de buenos tiempos pasados que te tienen como sujeto y no te dejan avanzar (“En el baile); la propia “Cubero bueno, Cubero malo”, donde se contraponen una serie de conceptos, o lo poco que dura lo bueno (“Efímera”). Los temas tratados en este disco son muchos y muy dispares; posiblemente es el trabajo en el que más margen nos hemos dado para tratar temas sin autocensurarnos. En definitiva, hay un cubero malo y uno bueno, pero somos los dos a la vez, y en unos ámbitos uno es más que el otro y viceversa.

Para nosotros todas las canciones tienen un significado especial, cuando hacemos la selección y decidimos que irán en el disco es porque han pasado ya muchos filtros anteriores. Todas son especiales. Luego el público, cada cual, decidirá cuál le gusta más y cuál menos.

¿Cómo ha evolucionado su sonido en este disco? ¿Qué nuevas influencias incorpora?

Destacaríamos habernos dejado más margen creativo, autocensurarnos menos en las letras y también en las músicas. Ahí le damos una vuelta de tuerca al dúo de mandolina y guitarra, y tratamos de salirnos de lo confortable para ahondar en otros sonidos. Podría parecer que un dúo tan sencillo no diera para mucho, y sin embargo llevamos ya 9 discos apretándoles los tornillos a la guitarra acústica y a la mandolina.

Como siempre, seguimos escuchando músicas diferentes y nos seguimos nutriendo de lo que vemos, oímos y vivimos. Un ejemplo es “Balas y fuego”, un tema tradicional que grabó Vallarna hace unos años y que nos sirve para hacerles un pequeño homenaje. Nuestras influencias también son grupos coetáneos, sirva esto de muestra.

¿Qué papel juega el humor en su música? ¿Es una forma de conectar con el público, o de expresar algo más profundo?

No nos queda más remedio que reírnos de nosotros mismos, forma parte de nuestra forma de ser, de lo que nos han inculcado en casa, y no podríamos desprendernos de ello; sin embargo, la cosa no se queda en lo anecdótico del chiste, siempre hay algo detrás, un mensaje de fondo potente. No solo son las risas, sino que te hagan pensar también.

El eclecticismo les define bien. ¿Es importante renovar la tradición y adaptarla a los tiempos? ¿Se sienten fuera del juego de la industria, unos 'outlaws'?

Hacemos la música que nos gusta, que nos sale del alma y que nos apetece hacer. No es nuestra intención sentar cátedra ni dejar en legado un camino que otros sigan. Creemos que lo importante es saber de dónde venimos, para eso hay que conocer la tradición. Como patrimonio de la sociedad, no sería bueno que se dejase perder. La forma que nosotros conocemos, y hemos hecho nuestra, es tocar las canciones para hoy y para la gente de hoy, es una forma de aportar nuestro granito de arena. Ya hay otros estudiosos y otros grupos que se encargan de preservar la tradición. Estamos fuera del juego de la industria, a la vista está, no creo que tengamos que decir más. Por seguir con el símil futbolístico, más que fuera de juego lo que pasa es que estamos desmarcados, pero nadie nos la pasa. Nos sentimos algo identificados con el término 'outlaw', pero realmente para eso tendríamos que haber estado dentro en algún momento. A Willie Nelson o Waylon Jennigns se les llamó 'outlaws' cuando se desmarcaron de la industria de Nashville, pero siguieron vendiendo discos y llenando estadios. Nosotros vamos por otros derroteros desde siempre.

¿Hacer música tradicional tiene algo de gesto político? Decía Woody Guthrie: "It's a folk singer's job to comfort disturbed people and to disturb comfortable people". ¿Recuperar o elaborar?

Ambas cosas; siempre hay temas tradicionales en nuestros discos, y elaboramos también nuestras canciones. Está claro que tienes que tener algo que decir, no nos basta con hacer un estribillo bonito y repetirlo cuarenta veces hasta que llegas a los dos minutos de canción. Tiene que haber un fondo y hay que transmitir una idea, algo que haga pensar. Con la selección de las piezas tradicionales nos pasa igual, la letra tiene que decir cosas. La diferencia es que en las letras tradicionales a veces el tema está muy tapado, no olvidemos que tenían que pasar la censura de las fuerzas vivas. Ahora podemos hablar con menos cuidado.

“Muchas butacas vacías, pero con disco del año”. ¿Les da rabia? Han vuelto a la autoedición. ¿No resultó del todo bien el disco doble?

Fue un éxito artístico, formidable, lo disfrutamos muchísimo. Pero con la idea que teníamos para seguir, con el dúo desnudo, no nos hacía falta una gran discográfica. Con los discos que vendemos no nos hace falta una gran distribución. Así que decidimos mantenerlo todo más cercano, más artesanal, más casero (si se quiere) y tenerlo todo más al alcance de nuestra mano.

“Muchas butacas vacías, pero con disco del año” no nos da rabia; es simplemente un hecho. Para nosotros es solo una reflexión sobre una realidad. No es algo exclusivo nuestro, todos los músicos saben que el éxito artístico no está necesariamente ligado al comercial. Es algo con lo que lidiamos a diario.

¿Los Hermanos Cubero es sobre todo un grupo de directo?

Tocar es lo que más nos gusta. A la hora de grabar no lo hacemos como viene siendo habitual, con mucha producción y muchas pistas, con metrónomo y edición. Simplemente nos sentamos juntos y tocamos, y eso se graba. Es lo que se escucha en el disco, es la forma como creemos que nuestra música es de verdad, con sus pequeños errores y su naturalidad. En ese sentido, sí, tal vez seamos un grupo de directo. Pero los discos nos avalan, son buenos discos. Así que nos negamos a quedarnos solo en eso. Somos un grupo, en los discos y en el directo. Tal vez no todos puedan decir lo mismo.

“La autoestima no me quiere visitar, cada día me insulto muy gustoso”. ¿Qué se necesita para salir adelante?

Un poco de música. Tocar, cantar, escuchar, y saber que a todos, en una medida u otra, les pasa. Poner letras a los sentimientos o escuchar las que les han puesto otros y seguir hacia delante.

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