Concierto | Miguel Ángel Montesinos 'El Pantorrillas' Cantautor
"Vivir es una alegría constante, y no hay por qué solicitar la aceptación de nadie por tu forma de entender la vida"
"El purismo nunca me ha preocupado", asegura Miguel Ángel Montesinos, que tras ‘Las coplas del Molino’ regresa con otro álbum tan folclórico y tradicional como reivindicativo: ‘Palomo cojo’, más que nunca –y ya es decir– reivindica el amor en todas sus formas, especialmente el que es entre personas de un mismo sexo. Y lo presenta hoy en la inauguración de La Fiestas de las Cuadrillas de Barranda y como apertura, también, de la nueva edición del FolkFest de la Región de Murcia

Miguel Ángel Montesinos, 'El Pantorrillas' / L.O.
«El amor, amor será, es igual cómo lo nombres, dilo alto, ¡como un hombre! Lo oscuro no vencerá a estos amores sin nombre», canta Miguel Ángel Montesinos, ‘El Pantorrillas’, en Amores sin nombre, avance de Palomo cojo (2025), su nuevo disco, en el que el murciano reivindica folclore y diversidad, mezclando tonadas tradicionales, parrandas, malagueñas y jotas, intercaladas con llamamientos a la liberación sexual. El disco recorre muchos de los estilos que han marcado la vida de este peculiar artista, y envía el mensaje: «Amar a quien quieras amar».
El Pantorrillas, que fue cantante de Taray, no entiende el folclore como algo de museo, sino como algo muy vivo que seguimos disfrutando y viviendo, por lo tanto está sujeto a cambios como la propia sociedad, y reclama el eufemismo ‘palomo cojo’ –una metáfora con la que se denominaba a aquellos hombres de cuya masculinidad se podía dudar– como título de su nuevo disco, en el que convierte piezas tradicionales en canciones que glosan historias de vida de una generación de hombres y mujeres que, como ‘palomos cojos’, tuvieron que lidiar con un mundo que todavía no podía aceptar sus diferencias. Son historias contenidas en La trilogía del olvido (2020), del escritor murciano Jan J. Martín, en las que se ha inspirado para crear las coplas.
Producido, grabado y mezclado por Constantino López en el estudio Primavera en el Atlas con sus músicos habituales (Tomás García a la guitarra española y Raúl Guirado a la flauta travesera y coros, Palomo cojo trata los géneros tradicionales como algo vivo, y cuenta con las colaboraciones de Efrén López (L’ham de Foc) y Noelia LLorens, ‘Titana’, cantaora valenciana muy apegada al movimiento cuadrillero del sureste. Por parte murciana destaca la colaboración de Mari Cruz Sánchez, una de las voces de Mujeres con Raíz, y de la Cuadrilla de Cañada de la Cruz (Moratalla).
El Pantorrillas presentará Palomo cojo en la inauguración de la cuadragésimo quinta edición de La Fiesta de las Cuadrillas de Barranda, con un concierto que servirá también com apertura del FolkFest Región de Murcia 2025. Será esta noche, a partir de las 21.30 horas, en el Centro Cultural Pepe Salcedo de la pedanía caravaqueña, con entrada libre. Como proclama Rodrigo Cuevas en Dime, ramo verde, «amar es el verbo de los valientes, y en el odio solo hay miedo a los demás».
Presentas Palomo cojo, un proyecto de música tradicional con temática LGTBI. El primer single fue Amores sin nombre, una malagueña que reivindica el derecho a amar a quien queramos sin ningún tipo de juicio ajeno. ¿Querías dejarlo claro desde el primer instante? ¿Una declaración de intenciones?
Una declaración de intenciones, totalmente. Nunca he sentido lo que es el estar en ningún armario, he tenido la suerte de no tener traumas y llevar con total naturalidad mis gustos sentimentales, pues creo que eso es algo que sólo me pertenece a mí, y nunca he entendido el que alguien pretenda juzgar u opinar sobre las decisiones personales de cómo vivir. Tiene mucho que ver con mi carácter y mi entorno, pero eso no quita el que sea necesario reivindicarlo por todos esos corazones que no han podido, ni pueden, vivir su amor en libertad.
A través del folclore, expresas tus estados de ánimo, tus reivindicaciones, tus deseos. ¿Qué reivindicas en Palomo cojo? ¿Cuál es el mensaje que envías?
El que cada uno debe sentirse orgulloso de ser quien es, sin prejuicios y con naturalidad. Vivir es una alegría constante, y no hay por qué solicitar aceptación de nadie por tu forma de entender la vida.
Intentas que cada espectáculo siga una línea argumental donde se cuente una historia. ¿Cuál es la historia en esta ocasión?
Está todo ambientado en una de las historias de la Trilogía del olvido, del escritor murciano Jan J. Martín. La sordidez del comienzo de El trucha y el gitano fue una inspiración para escenificar toda la argumentación del concierto, el cual fue conceptuado por el director artístico del espectáculo, Miguel Ángel Serrano.
Cuando supe del título Palomo cojo recordé la que lió El Gran Wyoming (El Intermedio) con su ‘Caravana de Palomos’ para luchar contra la injusticia y discriminación histórica de los gais. ¿Te inspiró en algo?
Todo influye. ‘Palomo cojo’ es lo que me decían a mí de pequeño, de una forma despectiva, sin yo saber en su momento a qué se referían. Lo tomaba como algo diferenciador, y me daba alegría saber que no era como los demás. Cuando fui consciente de lo que significaba, no entendía en qué les afectaba a los demás el que yo tuviese unos gustos diferentes a ellos, y sí, tuve que enfrentarme con alguien más de una vez para hacerle entender que no era de su incumbencia.
Has elegido ocultar tu rostro en las fotos promocionales. ¿Por aquello de «el quererte me da miedo aunque sea a escondidas» que cantas?
Jugar a ocultarse es algo que va mucho conmigo. Lo realmente importante es la música tradicional y el mensaje; no me gusta mucho estar en primera línea, yo soy un simple transmisor. En este proyecto, con la ocultación quiero hacerle un guiño a la invisibilidad que se ha tenido siempre con estos amores no convencionales. Y la obra gráfica que ha construido el estudio fotográfico cartagenero Senda de lobos es muy acertada la idea que les propuse. El amor entre personas del mismo sexo sigue siendo a escondidas en la mayoría de casos. Aunque estamos en uno de los países donde más se ha avanzado en derechos sociales, la situación, sobre todo en el ámbito rural, sigue siendo bastante preocupante. No paramos de oír noticias donde la homofobia sigue campando a sus anchas...
¿Cómo ha sido el proceso creativo en este disco? ¿Te has apartado de la reelaboración que practican los grupos de folk para seguir tu propia perspectiva? ¿Cuál es tu enfoque sobre el folclore? ¿Sientes respeto por los códigos?
Los códigos tradicionales de estas músicas son esenciales; si no los conoces, no puedes naturalizarlos y hacerlos tuyos. Desde pequeño he visto cómo iba cambiando la música y el baile de una forma muy lógica, pero siempre me pregunté por qué limitarnos a representar sólo lo antiguo. Es necesaria y muy respetable esa opción de recuperación y análisis para conocer y saber las formas, y a ello me dediqué durante una etapa muy extensa de mi vida, pero igualmente echaba mucho de menos el que no se crearan nuevos estilos para el cante, nuevas melodías, nuevas coplas e incluso nuevo baile con su reglamentación natural. En definitiva, me gustaría que la gente personalizara la música a sus estilos y la sintiera como algo suyo.
Mezclar tradición y sonidos contemporáneos es algo que a veces no ha sentado bien a los puristas, especialmente del flamenco. ¿Temes que con Palomo cojo se genere algún revuelo?
Ya con Las coplas del Molino (2021) defendía esa filosofía de naturalizar y personalizar estas músicas, y hubo revuelo. Sin duda, con Palomo cojo lo habrá, ya no sólo con la temática, sino por esa visión de seguir de una forma lógica la tradición, algo a lo que no estamos acostumbrados. El purismo nunca me ha preocupado, pues a lo largo de tanto tiempo inmerso en estos mundos tradicionales se te caen muchos mitos que creías intocables. No hay como provocar al purista para realmente darte cuenta de que sólo es una opinión personal, en muchos casos obcecada y sin objetividad. Además, siempre digo que no conozco a nadie más purista que yo respecto a estos ambientes tradicionales.
¿Sigue habiendo mucho prejuicio en la música tradicional? Presentas el disco en la Fiesta de las Cuadrillas de Barranda... En el caso de la cultura LGTBQ, ¿ss más complicado visibilizarla en el mundo rural?
Cada vez menos. Aún recuerdo la primera vez que en un baile popular se pusieron a bailar dos hombres juntos: fue un escándalo. Hoy en día es tan normal como ver a dos mujeres juntas. La vida cambia, la sociedad avanza. El mundo rural siempre será más hermético, es normal; es una cuestión de tiempo y de las nuevas generaciones. Se irá normalizando el valorar el amor, sea cual sea su forma.
Con todos esos cambios que se van notando en cada nuevo trabajo, ¿qué partes de ti crees que te quedan por explorar con la música? ¿Hacia dónde quieres ir ahora? ¿Lo oscuro no vencerá a estos «amores sin nombre»…?
Sigue habiendo muchas ideas que se han quedado en el tintero; dan para varios discos. Recién acabado este proyecto, no me quedan fuerzas para pensar en que será lo siguiente. Quiero disfrutar el maravilloso proceso que hemos llevado durante este año de trabajo, de los conciertos que vienen, y mañana ya veremos, pero desde luego siempre serán proyectos basados en la música tradicional. Lo oscuro, por mucho que nos quieran obligar, no podrá con ningún tipo de amor.
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