‘La maja vestida’ de Ramón Gaya vuelve a Murcia

El Museo Ambulante de las Misiones Pedagógicas parece, casi un siglo después, seguir girando por España. O, más bien, parece tener todavía un gran repertorio de cosas que enseñar y de público al que acercar el arte y la cultura. Por ejemplo, al Museo Ramón Gaya de Murcia acaba de llegar de vuelta la copia de La maja desnuda que hizo el pintor y escritor murciano a principios de los años 30 del siglo pasado. 

Para ser justos, no ha sido un equipo voluntario de artistas, maestros e intelectuales quienes han traído el cuadro hasta la ciudad emulando el fin para el que se creó esta copia, sino que ha sido el Museo Nacional d’Art de Catalunya la entidad que ha cedido la pintura al museo de la capital de la Región. 

De este modo, la colección de la sala de exposiciones se enriquece y adquiere una nueva dimensión, invitando a los visitantes a reflexionar sobre la importancia de esas Misiones Pedagógicas y, más allá incluso, sobre el papel que ejerce el arte en la construcción del tejido social y el fomento de la cultura. 

Esta copia, firmada por Gaya, viajó por todo el país como parte de ese llamado Museo Ambulante, y ahora llega al templo guardián de su memoria y legado. Tanto es así que esta obra se ha reunido ahora con el objeto que la hizo posible: el carné de copista del pintor, fechado el 1931 y conservado en este lugar. También se puede ver en esta sala otra de las copias que el autor realizó, también de un original de Francisco de Goya, para esas Misiones Pedagógicas: Los fusilamientos del 3 de mayo.

 «Firmado por Francisco Javier Sánchez Cantón, entonces director del Prado, el documento refleja el compromiso de Gaya con esta noble causa», apuntan desde el museo murciano sobre la labor que realizó en las Misiones Pedagógicas, para las que realizó varias copias del museo madrileño con las que luego recorrió la geografía española. 

Un vínculo con el Prado

Pocos artistas, afirma el equipo del propio Museo Ramón Gaya, «han cultivado una relación tan intensa y profunda con el Museo del Prado» como el artista murciano. 

La casa del artista en Murcia, además, está de especial celebración, pues no solo ha llegado a sus paredes su ‘maja vestida’, sino que a principios de la semana pasada el Prado recibía la obra Doña mariana (1990), cedida por Isabel Verdejo, la viuda del artista. La obra se puede ver ya en la sala 101 del museo de la capital, un lugar al que Ramón Gaya llegó por primera vez con tan solo 17 años y desde entonces quedó unido a su carrera.