Crítica

Glòria o comono morir en el intento deser bailarina profesional

Las bailarinas de la última pieza de La Quebrá.

Las bailarinas de la última pieza de La Quebrá. / Rafa Márquez

Tania Herrero

Siempre es un placer, necesario por otra parte, ver obras de coreógrafas murcianas que ejercen su profesión fuera de las fronteras de la Región.

Glòria. An easy and funny work es la última pieza creada por la Compañía La Quebrá, dirigida por Irene García (ciezana de nacimiento afincada en Barcelona) que atesora dos premios en su haber hasta el momento: Premio del Público en Dansa IT, Barcelona, en 2023, y Premio Mención a la Mejor Obra, Dirección y Dramaturgia en el Festival Internacional de Escena Emergente Act de Bilbao en 2024.

Este espectáculo, interpretado por tres bailarinas, presenta la dicotomía de la llegada al éxito y la obtención de él en el mundo de la danza, siendo una crítica a todas esas acciones y comentarios que se realizan durante la formación de estas. Basado en hechos reales, a través de varias voces en off, nos relatan los comentarios que, a lo largo de su vida, han condicionado la visión corporal y la autoestima de las bailarinas, en un mundo en el que lamentablemente, parte del público se sentía identificado con esos hechos y esa forma de enseñanza recibida.

Glòria se presenta como una carrera, literalmente, en donde a través de las pausas que realizan Anna Soler, Berta Martí y Lucía Aznar (magníficas bailarinas) en escena, La Quebrá nos presenta un universo crítico donde el lenguaje de la danza contemporánea flirtea con la descomposición de la forma desde una posición más bien elevada, quedando la utilización del suelo en un segundo plano. Este lenguaje corporal se ve fusionado con la mímica y la gestualidad exagerada y cómica en algunos momentos de la pieza, haciendo las delicias del público que respondieron a esos momentos con auténticas carcajadas.

El color blanco impregna la obra en todo momento, desde el suelo al telón de fondo, el vestuario y las pelucas. Este color, que en el imaginario colectivo está asociado a la pureza, a la inocencia y a la paz, contiene unas connotaciones en el vestuario que emulan a los vestidos de novia, donde las flores, otro elemento importante con doble sentido, acentúan la crítica sobre lo que se espera de las mujeres tanto en escena como fuera de ella, puesto que por mucho que pensemos que estamos en una sociedad igualitaria esa percepción de la mujer buena, delicada y complaciente sigue existiendo.

El espacio sonoro otorga un hilo conductor coherente con la obra, presentando, en algunas ocasiones, un imaginario conocido por casi todo el público que enlaza con las pretensiones del espectáculo. Quizás la utilización excesiva de audios en inglés no ayudó al público presente en el Teatro Circo a entender la obra, pero es uno los imprescindibles dentro del mundo de las audiciones profesionales y su utilización estaba más que justificada.

Esperamos que esta obra tenga tantas flores, funciones y gloria, como el espectacular traje de la última escena.

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