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Flamenco

"Los verdaderos puristas del flamenco no miran de dónde vengo"

La bailaora japonesa levantó el mayor premio de danza del Cante de las Minas el pasado 10 de agosto, algo que contrarió a las voces más conservadoras del género

La bailaora nipona Junko Hagiwara, durante su actuación en La Unión.

La bailaora nipona Junko Hagiwara, durante su actuación en La Unión. / L.O.

Rocío Soler Coll

Junko Hawigara es una bailaora japonesa que acaba de hacer historia. Hace un par de semanas ganó el premio ‘Desplante’ en el Festival Internacional del Cante de las Minas de La Unión, el certamen internacional de flamenco más importante del mundo en su modalidad.

Para más inri, La Yunko, su nombre artístico, no solo cumplió un sueño personal, sino que también alcanzó un hito en el concurso: ser la primera bailaora que ganaba el premio sin ser de nacionalidad española. Y no, no era la primera japonesa que lo había intentado.

Sin embargo, para sorpresa de la bailaora nipona, los abucheos en el teatro y los comentarios despectivos en las redes sociales llegaron a la velocidad de la luz.

Para La Yunko, el purista del flamenco es aquel que ama y respeta el flamenco. «Yo me considero una purista de este género», reconoce. Por ello, le sorprende que muchos de los usuarios que le han criticado en redes y que se autodescriben como «puristas del flamenco» sean quienes no acepten su reconocimiento en el certamen. «Los verdaderos puristas del flamenco no miran de dónde vengo».

La bailaora nipona hace un repaso de su trayectoria, llena de retos, hasta llegar a la actualidad, un momento agridulce del que intenta sacar el lado positivo.

La Yunko tiene 38 años, y desde hace veinte dedica su vida al flamenco. Descubrió este género mientras veía en televisión una prueba de la gimnasta española Ana Bautista en un campeonato de gimnasia rítmica. «Fue la música, esas guitarras, lo que me cautivó», recuerda. Eso sucedió cuando tan solo tenía 15 años, y tuvo que esperar hasta los 18, como su madre le había pedido, para formarse en lo que a ella tanto le llamaba la atención. Nadie imaginaba que su amor por el flamenco le haría dejar atrás a su familia y a su entorno en Kawasaki (Japón), su ciudad natal, para, en el año 2002, mudarse y echar raíces en Sevilla.

Dos décadas después, La Yunko ya puede decir que ha cumplido su sueño: vivir del flamenco, a pesar de que por el camino no le han faltado obstáculos.

"No me esperaba ganar"

«Recuerdo el nerviosismo de la final. Yo iba a bailar por taranto, sin embargo, la misma mañana de la final me llamó la organización del concurso y me dijo que no podía ser porque ya lo había hecho en la semifinal y eso ya estaba puntuado», recuerda, ahora con una sonrisa, aunque en aquel momento lo viviera con cierta angustia. Finalmente, la nipona sorprendió bailando por cantiñas con un baile con mantón de Manila.

Cuenta que tuvo que repetir el traje que había usado en la semifinal para poder salir al escenario en la final del Festival Internacional del Cante de las Minas. «Cuando terminé de bailar, lo primero que pensé fue que lo podría haber hecho mucho mejor», confiesa la bailaora, quien además reconoce que jamás llegó a disfrutar de la actuación, algo que le suele suceder como consecuencia de su alto nivel de autoexigencia.

Por ello, cuando fue proclamada ganadora del primer premio de baile del festival de La Unión, no daba crédito. «Me quedé en blanco, no me esperaba ganar. Me costó mucho subir las escaleras», explica. Y se refiere a que tuvo que hacer un esfuerzo físico, puesto que estaba exhausta y abrumada. «Me entregaron el premio y sentí muchísimo peso, tanto físico como emocional, porque es una responsabilidad muy grande defender este reconocimiento», subraya.

A pesar de la polémica que ha eclipsado el premio de La Yunko, esta bailaora ha decidido quedarse solo con lo bueno y se muestra «infinitamente agradecida» por la gran cantidad de mensajes que asegura haber recibido, tanto de sus familiares y amigos como de seguidores y personas reconocidas en el mundo del flamenco.

Hagiwara recibe el premio 'Desplante'.

Hagiwara recibe el premio 'Desplante'. / L.O.

Disfrutar del proceso

El motor que alimenta la felicidad de La Yunko es bailar flamenco, con eso le basta y le sobra. Por ello, lo que más disfruta de presentarse a un concurso es el proceso, la preparación, algo que describe como «un tesoro». «Cuando bailo por soleá, uno de mis palos preferidos, siento que la música traspasa mi piel, y algo se enciende en mi interior». Algo similar le sucede cuando baila en un teatro: «Siempre hay una magia especial en este lugar, saca algo de mí que ni siquiera yo conozco», detalla.

Esta bailaora, que ha dado la vuelta a España a través de tablaos flamencos, teatros y, sobre todo, peñas flamencas, ha sido aprendiz de grandes figuras del flamenco. Para La Yunko hay seis maestros que, más allá de enseñarle la técnica y los pasos de este género, le han formado en cómo escuchar flamenco, cómo sentirlo y cómo verlo.

Se refiere a José Galván, Milagros Mengíbar, El Torombo, Carmen Ledesma –quien le dio la oportunidad de trabajar como bailaora–, Concha Vargas y Ana María López. «Ellos me enseñaron la parte más profunda del flamenco», sentencia.

Un futuro lleno de ilusión

La artista asegura que afronta su futuro con «mucha ilusión» tras haber recibido en La Unión un premio que ya le está regalando buenos momentos. Por el momento, su agenda se divide en actuaciones por Andalucía, clases magistrales en diversas ciudades de Japón, bailar en peñas flamencas, y asistir a las galas del flamenco que organiza la Fundación Cante de Las Minas en sedes como Suecia, para bailar como ganadora del certamen.

Sin embargo, y por encima de todo, su principal objetivo en un futuro a corto plazo es, simplemente, seguir bailando y tener muchas oportunidades de hacerlo ante un público. «En la vida nunca se sabe, por lo que, si puedo seguir con esto, seré feliz».

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