Música

El molinense Luis Alberto Naranjo regresa a Los Ángeles para ganar

El músico se lleva el premio a Mejor Composición Orquestal en los World Entertainment Awards con una obra dedicada a su pueblo

Luis Alberto Naranjo, en los World Entertainment Awards, con su premio.

Luis Alberto Naranjo, en los World Entertainment Awards, con su premio. / L. O.

Asier Ganuza

Asier Ganuza

Confiesa Luis Alberto Naranjo que ya sabe moverse con algo más soltura por esa «jungla» que es Los Ángeles. Es lo que tiene no estar pisando aquellas calles por primera vez... Porque hace poco más de un año, cuando viajó como finalista de los Music in Media Awards, era un novato: fue su primera vez en Hollywood y cruzó el charco junto a su familia para vivir lo que a todas luces parecía algo único. Pero no lo era. O no lo ha sido. Porque el compositor molinense acaba de regresar de LA, y no solo lo ha hecho habiendo ganado destreza para recorrer las calles de la gran city californiana...

Y es que, si en 2022 se quedaba con la miel en los labios, en el ‘24 le ha sonreído la suerte. Nominado a Mejor Composición Orquestal en (esta vez) los World Entertainment Awards, el murciano se impuso este fin de semana al resto de aspirantes a dicho galardón con El bazar de los milagros, una de las siete composiciones que conforman la sinfonía 1272, Molina eterna. La alegría en esta pequeña expedición fue, por supuesto, máxima: «Me lo tomo como el reconocimiento a toda una vida dedicada a la música, y quizá el culmen de mi carrera», asegura Naranjo, apenas unas horas después de bajarse del avión que le trajo de vuelta a casa.

El murciano, que también ganó con este trabajo el Medallón de Bronce de los Global Music Awards 2023, se detiene en la magnitud de estos galardones, de carácter internacional. «No son solo de música (aunque se premian más de veinte estilos diferentes), también hay categorías para cine y televisión, programas de radio, podcasts..., incluso para influencers», explica Naranjo, que recibió la noticia de su nominación por correo electrónico a principios del pasado mes de diciembre: «Ya aquello fue una alegría inmensa. Al final, con estas cosas uno siente verdaderamente que su trabajo es considerado y no por cualquiera, sino por grandes profesionales. Y luego, conforme se acerca la fecha –añade–, comienzan los nervios... Porque uno no sabe si se va a llevar el premio hasta que escucha como dicen tu nombre desde el escenario».

Aún así, y aunque era «una locura», él y su familia decidieron volver y, aunque sea, «disfrutar de una noche de música y glamour. Porque allí, en eso, son profesionales», confiesa. «La gala fue increíble, muy bien organizada. Nada menos que cuatro horas, pero con actuaciones cada pocas categorías», explica Naranjo. Además, la cercanía de los Grammy, que fueron al día siguiente, hizo que muchos de los nominados por la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación se pasaran por allí, así como otras figuras como Anja Nissen, ganadora de la versión australiana de La Voz. Aunque él, sobre todo, hizo ‘migas’ con los finalistas de habla hispana: «El pianista italiano Joseph Lu, ganador también del WEA (World Entertainment Awards) a Mejor Composición para Piano, o el genial Alexis Martínez, cubano afincado en Canadá, que se impuso en la categoría a Mejor Canción Tropical. ¡Ah!, y también conocí a Sergio Pereira, brasileño afincado en España, que se llevó el premio a Mejor Álbum de este género, y al venezolano Jonatan Acosta, autor de la Mejor Canción Latina», desvela el molinense.

Haciendo patria

Porque cabe destacar que Naranjo no solo hizo gala de su buen hacer como compositor, sino también de orígenes, ya que, como es obvio, 1272, Molina eterna, habla de su pueblo. «Es una pieza dedicada al 750 aniversario de la concesión, por parte de Alfonso X, ‘El Sabio’, del título de Concejo y Villa. De esa idea nacen siete composiciones orquestales que van desde la música épica, llena de sentimiento, a El bazar de los milagros, que escribí pensando en los mercados de aquella época, en los que convivían las tres culturas», explica el artista, orgullo de que se le tache de «abanderado» del municipio: «Si lo ves así, me alegra. Para mí es un gran honor, cómo no», confiesa Naranjo, cuya intención es «dar a conocer al mundo, a través de la música, la existencia de Molina y su maravillosa historia. Y creo, además –añade–, que podemos sumar a la Región de Murcia en esta ecuación, ya que, además de molinense, soy murciano».

De hecho, una vez de nuevo en casa, está centrado en llevar este trabajo, 1272, Molina eterna, a todos los rincones de la Comunidad. «Estoy preparando toda la orquestación y partituras para que pueda estrenarse pronto completa, con orquesta y coro, en mi pueblo, y luego ya veremos, pero es lo que me gustaría», asegura Naranjo, que ya el pasado verano pudo hacer sonar en el Mudem la obertura de su gran sinfonía con el apoyo de la Coral Kodály. Aunque este no es el único proyecto que ocupa actualmente su tiempo como compositor: «Tengo varias cosas en marcha, entre bandas sonoras de películas y documentales», adelanta el molinense, que aprovecha para celebrar el «crecimiento exponencial» del cine en nuestra Región. ¿Quién sabe? Quizá su próxima alfombra roja sea en los Goya, aunque ya sabemos que él ya casi que se maneja mejor por Los Ángeles...

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