Legado

Astrud Gilberto, en cinco canciones de belleza indestructible

La gran diva de la bossa nova falleció este martes a los 83 años

Astrud Gilberto, en 1964.

Astrud Gilberto, en 1964. / EPC

Rafael Tapounet

El legado discográfico que ha dejado Astrud Gilberto, gran diva de la bossa nova fallecida a los 83 años, incluye algunos de los álbumes más totémicos de la música popular brasileña y una generosa lista de canciones llamadas a perdurar por su belleza y su encanto. Reducir la aportación de Gilberto al descomunal impacto internacional de 'The girl from Ipanema' sería tan injusto como inexacto; resumir su trayectoria en los cinco títulos reseñados a continuación, también. Sirvan, en cualquier caso, como minúscula puerta de entrada a ese mundo sereno en el que hasta la tristeza tiene algo reconfortante.

'The girl from Ipanema' (1964)

Astrud Evangelina Weinert apenas tenía experiencia como vocalista cuando su esposo Joao Gilberto la animó a cantar unas estrofas en inglés del clásico de Antonio Carlos Jobim y Vinícius de Moraes durante las sesiones de grabación del elepé ‘Getz/Gilberto’. Casi sin quererlo, Astrud se adueñó de la canción con una sutil y cautivadora interpretación que acabaría resultando fundamental en la expansión internacional de la bossa nova y que brindó a la joven bahiana la posibilidad de inaugurar una brillante aunque no siempre fácil carrera profesional como cantante.

'Água de beber' (1965)

En su elepé de debut, ‘The Astrud Gilberto Album’, la cantante, liberada de la algo tóxica influencia de Stan Getz, consolida plenamente su personalidad artística explotando la dulzura de una voz que se mueve con la misma soltura en el terreno sentimental que en el registro más juguetón. Aquí vuelve a enseñorearse de una composición de Jobim y Moraes con una interpretación irresistible que pasa del despreocupado ‘scat’ inicial a la sensual calidez de unos versos que hablan de la importancia de mantener el corazón abierto al amor si uno no quiere morir deshidratado.

'Berimbau' (1966)

Astrud Gilberto se había convertido ya en el epítome del ‘cool’ sesentero cuando grabó para el sello Verve ‘Look to the rainbow’, un álbum presidido por los exquisitos arreglos orquestales de Gil Evans (y Al Cohn). En ‘Berimbau’, la canción de Baden Powell y Vinícius de Moraes que abre el disco, el entendimiento entre la voz de Gilberto y los arreglos de Evans alcanza cotas de emoción poco frecuentes, dibujando un paisaje de nostalgia e inocencia sobre una letra extraña y trascendente. “Quien dice a menudo que se va, no se va, y como no se va, no viene”.

'A certain sadness' (1966)

Bajo su apariencia de artefacto ‘cool’ para amenizar guateques en pisos de soltero, el álbum que en 1966 emparejó a Gilberto con el organista brasileño Walter Wanderley está atravesado por una corriente de melancolía difícil de soslayar. En ningún número esa tristeza resulta tan punzante como en esta composición de John Court y Carlos Lyra en la que Wanderley se pasa al piano y guía con elegancia la desolada y evocadora interpretación vocal de la diva bahiana. Ideal para sentirse acompañado en una tarde de lluvia y recuerdos. 

'Far away' (1977)

Como tantos jóvenes brasileños de su generación, Astrud Gilberto creció escuchando los discos de Chet Baker, por lo que no es extraño que citara siempre esta canción –una de sus primeras composiciones propias, grabada a dúo con su ídolo de juventud para el elepé ‘That girl from Ipanema’- como uno de los momentos más gratificantes de su carrera. La hechizante belleza de la melodía y la alquimia de las voces y la trompeta convierten a ‘Far away’ en la joya intocable de un álbum con el que Gilberto intentó reinventarse como diva disco. Sin éxito.