Primavera Sound Barcelona

Rosalía reconquista el Primavera Sound en su versión más vanguardista

"Aquí vi a Grace Jones y aquí soñé con ser cabeza de cartel", dijo la cantante, protagonista no solo de la velada, sino de todo el festival

Rosalía reconquista el Primavera Sound

PI STUDIO

Juan Manuel Freire

Hace ya ahora cuatro años, Rosalía sorprendía en el Primavera Sound con un espectáculo de escenografía (sobre todo al principio) minimalista y con una representación muy visual de los extremos sonoros de la artista: a la izquierda, palmeros y palmeras coristas; a la derecha, El Guincho ocupándose de la percusión electrónica. 

La gira de 'Motomami' reincide en el minimalismo, pero en el escenario ya no hay músicos de ninguna clase, en parte porque reproducir en vivo algo que es pura alquimia de estudio tiene algo de absurdo y en parte porque estamos en 2023, cuando a nadie ya deberían importarle según qué caducas ideas de autenticidad musical. Lo importante es seguir los instintos, sobre todo los más aventurados. Y en su regreso a ese festival en el que, según contaba el sábado noche, hace mucho tiempo soñaba despierta con subir al escenario, Rosalía volvió a demostrarnos que iba por el buen camino. 

Actuar con todas las letras: este espectáculo es, como se volvió a comprobar en la madrugada del sábado al domingo, un ejercicio narrativo en toda regla, un relato de autoafirmación dividido en un puñado de grandes secciones-canciones, cada una con sus particulares sorpresas. Está la aparición de Rosalía y sus bailarines con cascos de cíborg antes de encarar el vendaval 'Saoko'. El taconeo poseído con que remata 'Bulerías'. La incorporación del piano para 'Hentai' y el arranque acústico de 'Candy', su flirteo con un R&B maravillosamente tenue. La moto humana a la que Rosalía se aferra en 'Motomami'. O su arranque de 'La combi Versace' cantando boca abajo sobre el suelo, la cabeza de lado

A lo cuidadosamente coreografiado se unen momentos más imprevisibles. Por ejemplo, a Rosalía le gusta mezclarse con el público y probar a que algunos fans la ayuden con 'La noche de anoche', su mano a mano con Bad Bunny. Dicho con todo el cariño: algunos de ellos no dieron la talla anoche; una chica, en cambio, apuntaba a estrella carismática. Entre los episodios inesperados también hubo, por desgracia, algún problema con el sonido. Rosalía se marcó un discurso sobre la vida de la artista que parecía honesto e interesante, pero del que apenas se pudo escuchar nada desde varios flancos. Y también en algunos momentos musicales se echó en falta volumen. Es como si Calvin Harris hubiera casi agotado las baterías del doble escenario con su tralla impenitente.

Tampoco se pudo escuchar, a pesar de lo que dijeran los rumores, esa nueva canción (en principio 'Tuya' o '2ya') avanzada por Rosalía en TikTok solo hace unos días. Ni ver el pelo a Rauw Alejandro (actuaba el sábado en Guadalajara, México) para los dos extractos del ‘epé' 'RR' añadidos al repertorio que más cabía esperar. Antes del reguetón 'soft' de 'Beso', Rosalía dedicó unos gestos amorosos a su prometido frente a la cámara. 'Vampiros' sonó a pura furia nocturna y fue uno de los mejores momentos a nivel coreográfico de la actuación. Si en algún futuro concierto de Rosalía deja de caer, será decepción.