Artes escénicas

Christina Rosenvinge invoca en Murcia a la poeta olvidada de Lesbos

La rockera se transforma en la autora más famosa de la antigüedad en una obra que llega hoy al Romea como un canto a la mujer, transgresor y libre

Christina Rosenvinge

Christina Rosenvinge

Marta Cervera

No fue difícil convencer a la rockera Christina Rosenvinge para transformarse en Safo y dar rienda suelta al espíritu libre de los pocos textos, de carácter amatorio, que nos han llegado de la poeta clásica de la isla de Lesbos (que dio origen a los adjetivos ‘lésbico’ y ‘sáfico’ por su temática). «No dije que sí inmediatamente cuando me lo propusieron porque nunca hay que hacerlo, pero sabía perfectamente que lo iba a hacer [Ríe]. Solo me interesaba saber cuanta libertad me iban a dar; ni siquiera reparé en si había mucho o poco presupuesto. En ese aspecto, lo hubiera aceptado sí o sí porque me parecía un proyecto importante, una idea que se me tenía que haber ocurrido a mí porque yo ya había musicado a Ovidio pero no había adaptado a Safo. Quizá eso quiera decir que hay que divulgarla porque es una gran desconocida», asegura la madrileña, que esta noche pisará las tablas del Teatro Romea de Murcia bajo la dirección de Marta Pazos y con un texto de María Folguera.

Sin embargo, la participación de Rosenvinge va más allá de la mera interpretación músico-teatral que requiere este espectáculo, estrenado el pasado año en el prestigioso Festival de Mérida. Ella ha sido, efectivamente, la encargada de dar forma a la banda sonora de esta pieza, de transformar en canciones los texos de Safo; unas canciones que en breve lanzará al mercado como un nuevo disco bajo su firma, pero que sobre las tablas se presentan de manera «diferente»: a veces como dúos, a veces incompletas... «En escena jugamos mucho con el formato. En el disco le doy otra vuelta, e incluyo temas que se han quedado fuera de la obra», dice.

Experiencia transformadora

La experiencia de Safo, cuenta Rosenvinge, la ha transformado incluso a nivel personal. «Yo, que soy más espartana que hedonista, estoy aprendiendo a relajarme y a disfrutar. Suelo estar en el centro del escenario y aquí no es así». Trabaja con otras siete actrices y cantantes, las musas de Safo. ¿Qué opina la cantante de algunas críticas que han visto el espectáculo con unos ojos, digamos, muy masculinos? «Nosotras sabíamos que estábamos haciendo algo transgresor y estábamos preparadas para que mucha gente no lo entendiera, pero también sabíamos que iba a gustar (aunque no que iba a entusiasmar tanto como está entusiasmando a un sector del público). Pero por supuesto siempre que haces algo arriesgado y poco conservador vas a tener a cierta crítica enfrente. Yo, como tengo una carrera más larga que Marta [Pazos] y María [Folguera], ya me he visto en la situación de hacer cosas que no se entendieron, así que suelo relativizar todo esto. Leo las críticas, por supuesto –porque de ellas se aprende mucho porque muchas veces dan en el clavo y es eso es muy importante–, pero sé hacer la criba, sé que parte viene de prejuicios y qué parte son juicios limpios», asegura.

Canto a la libertad

En cualquier caso, la rockera confiesa que mientras preparaban el montaje no pensaban directamente en la ola conservadora que hoy en día amenaza a las mujeres. «Cuando arrancamos, en noviembre de 2021, todavía no daba la sensación de que un montaje así fuera tan necesario a nivel político. Pero hoy entiendo que hacer esto es un ejercicio de libertad, de reivindicación de la sexualidad femenina. Al fin y al cabo, habla de la comunidad femenina como germen creador», señala. Sin embargo, Rosenvinge teme que la involución llegue a España y está dispuesta a salir a la calle si hace falta. Ya lo hizo en 2015 cuando Gallardón intentó cambiar la ley del aborto. «En los últimos años, el pensamiento feminista ha pasado de ser algo residual a algo general, pero también es verdad que la reacción en contra va creciendo de año en año, lo cual requiere una enorme inteligencia por parte de las mujeres. Tenemos que ser muy prácticas en nuestros planes. Creo que el feminismo tiene que unirse y hay que establecer lazos incluso con el feminismo de la derecha. En este caso tenemos que apostar por un feminismo transversal».