Entrevista

Yunke: "La magia me vuelve loco, pero no es lo único bonito que hay en la vida"

Ha ganado en tres ocasiones el Campeonato Mundial de Magia, pero el castellonense sigue al pie del cañón: continúa fabricando sus trucos en su propio taller y dando todas las funciones que puede. Mañana presenta esta última en Cieza.

Yunke posa con ‘El hombre de Vitruvio’, su obra más difícil de ejecutar.

Yunke posa con ‘El hombre de Vitruvio’, su obra más difícil de ejecutar. / L. O.

Montse terrasa

El mago Yunke (Castellón, 1975), tres veces campeón mundial de magia, visitará mañana la Región para ofrecer en el Teatro Capitol de Cieza su espectáculo Origen. Él afirma que la magia es su pasión, pero no lo único de lo que disfruta. 

¿Cuál es este ‘origen’ al que vuelve con este espectáculo? 

A ver, este espectáculo es como una degustación de magia, con muchos números, algunos de los cuales están pensados y creados cuando empecé en el mundo de la magia. Sobre todo hay un truco al que tengo mucho cariño, que lo hice con mi padre cuando yo tenía 16 años... Así que para mí es como volver a mis orígenes. No obstante, es un show de grandes ilusiones, con muchos efectos muy potentes. Y siempre realizados para que el público pueda disfrutar por igual, independientemente de la edad: disfruta el pequeño y disfruta el adulto. Porque la magia es un lenguaje universal y funciona para todo el mundo sin distinción.

Innovar, montar estos espectáculos, requiere de un gran esfuerzo. ¿En qué se inspira Yunke?

Yo me inspiro mucho en el cine, por ejemplo. Hollywood genera muchas nuevas ideas y yo me aprovecho de ellas. Pero lo más importante es estar conectado: si lo estás, si vas mirando todo lo que encuentras a tu alrededor, puedes llevar cualquier cosa al terreno de la magia. Y en lo cultural, no solo el cine, también me sugiere cosas el arte, la música, la literatura... Te ayudan a imaginar. Pero tienes que estar conectado, ¿eh? Soy de los que piensa que la inspiración te tiene que pillar trabajando en el taller. Y en este caso es literal, porque yo me construyo todo lo uso en mis números. Al final, cuanto más sepas y más trabajes, más experiencias, más ideas y más fácil es crear.

Y luego llega el reconocimiento, con premios mundiales...

El reconocimiento es importante, claro, pero yo no le doy mucha importancia a los premios. Lo que sí hago es competir al máximo, porque creo que eso me ayuda a crecer, a innovar: me someto a cierta presión, sí, pero eso también me da ideas que luego puedo plasmar en juegos de magia. Pero no creo que sea especialmente importante el que yo haya ganado el Premio Mundial de Magia... Que sí, que es muy complicado, pero el verdadero premio es el material nuevo que sacas a raíz de eso, la reacción del público y el sentir que te valoran día a día, no solo durante una gala. Al final, la persona que viene a ver tu show no viene porque hayas ganado un premio, viene a ver un espectáculo de magia. Porque esto no deja de ser un entretenimiento, y lo bonito es que quienes confían en ti salgan impresionados del teatro.

Así que no solo idea los números de magia, sino que construye lo que necesita... 

 Toda la magia está construida por mí, sí. Tengo un taller de novecientos metros cuadrados y allí tengo todo tipo de maquinaria para desarrollar los juegos que hago en mis espectáculo. De hecho, hoy solo fabrico para mí, pero en algún momento he fabricado también para otros magos. La cuestión es que, ahora mismo, tengo tanta demanda de mí mismo –para programas de televisión y espectáculos– que no me da para atender encargos de otros. 

¿De dónde le viene esa faceta?

Construyo porque mi familia tiene un taller desde que yo era pequeño. Mi abuelo era herrero –de ahí mi nombre, Yunke– y de pequeño siempre me encerraba en el taller de mis tíos a construir mis cosas. Hoy en día tengo mi propio taller y ahí construyo la magia que luego presento en teatros.

Y con cada nuevo juego se propone subir el nivel.

Sí, pero no es fácil. Es que no sabes nunca la inspiración por dónde te va a venir... Porque al final tú puedes sacar adelante una idea muy rápido, en cosa de una semana, pero hay otras que se te atascan durante mucho tiempo. Por eso yo lo que hago es trabajar siempre con cuatro números distintos, así cuando uno no me sale salto al siguiente. Porque no quiero estar parado, quiero estar siempre avanzando, trabajando en mi magia, en mis espectáculos. Eso me ayuda a ser mejor, sí, más competitivo, y también a ser más productivo a la hora de crear. Porque la creatividad se puede forzar, ¿eh? Insisto:si estás esperando a que vengan las musas a buscarte... 

¿A qué otros magos admira?

Hay un mago en el que me inspiré mucho cuando comencé: Richiardi, que falleció hace muchos años. Mi estilo se parece mucho al suyo (una magia muy enérgica). Y también admiro a David Copperfield, claro. Además de ser una referencia evidente –ha conseguido hacer muchos programas de televisión y muchas obras en vivo a lo largo de su carrera–, en sus números se nota mucho ama la magia: todos los juegos están muy bien pensados, muy bien presentados... y eso me gusta.

¿Le gustaría seguir su ejemplo?

No podría hacer tanto. Porque él vive por y para la magia, y a mí la magia me gusta, me vuelve loco, es mi pasión, pero también me gusta ver a mis hijos jugar a baloncesto, ver un partido de tenis, seguir a Rafa Nadal... Hay muchas cosas en la vida que son muy bonitas, no solo hay magia en este mundo. 

¿Cuál es el truco más difícil que ha hecho? 

El hombre de Vitruvio es uno de los juegos que más me ha costado sacar. Es un número en el que camino por el escenario, me pongo con los brazos abiertos en un disco muy grande y mi tronco se separa de las piernas. Y para que sea como es ahora, limpio, me costó mucho, porque la magia está también en la limpieza, en que no te tapes, que no te metas en una caja... Aunque a lo mejor hay otros que impactan más, este es el que más me costó fabricar.

¿Cuánto tiempo necesita para prepararse antes de una función?

Muy poco. Intento cambiarme en el último momento, de hecho. En cinco minutos me preparo, no puedo estar esperando para actuar. A mí, ponerme nervioso, sentir que no llego, es lo que me acelera y me hace actuar mejor.

Fecha: Mañana, 21.00 horas.

Lugar: Teatro Capitol, Cieza.

Precio: 15 euros.

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