Progreso 80 es ‘casa’ para Juan Martínez Lax. La galería murciana –con Tomás Ruiz Planes como comisario– es, a menudo, el primer lugar en que pueden verse sus obras de nueva creación. Es común que sus creaciones viajen por diferentes espacios –hace escasos meses, el Mubam le dedicó una imponente retrospectiva–, pero este pequeño espacio en el barrio del que toma su nombre suele ser el punto de partida. Y así lo ha vuelto a ser con Conversaciones, una serie de obra inédita, nunca antes exhibida, conformada por diecisiete esculturas en diálogo permanente que puede visitarse hasta el próximo día 21.
Tal y como explica Ruiz Planes, Conversaciones evoca a «un tiempo primero», a una etapa de «génesis» en la que «la desnudez estaba unida al habla, a la palabra», en la que los cuerpos hablaban entre ellos «con la mirada». De ahí que el montaje se haya planteado en grupos de dos y hasta tres esculturas, potenciando esa idea de diálogo que busca el autor. Son, según el comisario, conversaciones «referidas a lo cotidiano, lo divino y lo humano, a los quehaceres del día a día, sin entrar por ello en la monotonía. Martínez Lax nos ofrece un intercambio de palabras que discurren como flujo comunicativo desde sus manos a su obra para adentrarse en nuestra alma, en nuestra psiquis, donde el cuerpo y palabra se abrazan».
En este sentido, esta muestra pone de manifiesto «la importancia de la trasmisión oral y la necesidad de la escucha», y lo hace con cuerpos «que reciben y acogen la palabra». Y lo hacen a través de ricas texturas y con un laborioso trabajo de modelado en refractario por parte de Martínez Lax, «de disciplina dominada y generoso resultado». Y en esa línea, dos vertientes: una de estatuaria mediterránea y, la otra, más arriesgada, donde el juego y la diversión hacen contorsionar las extremidades de estos cuerpos hasta perderse en la abstracción.