Exposición

Las dos caras de Picasso

La Fundación Cajamurcia se suma a los actos por el cincuenta aniversario de la muerte del pintor malagueño con la exposición de su serie de grabados ‘Suite Vollard’

Exposición de Picasso en Murcia.

Exposición de Picasso en Murcia. / Juan Carlos Caval

Asier Ganuza

Asier Ganuza

El próximo 8 de abril se cumplirán cincuenta años del fallecimiento del que quizá sea nuestro artista más universal del siglo XX, el malagueño Pablo Picasso. Y en su empeño por no faltar a tan redonda efeméride, la Fundación Cajamurcia -de la mano de la Fundación ICO- brinda desde ayer a los murcianos en el Centro Cultural Las Claras de la capital del Segura una muestra que, desde ya, ocupa los puestos más altos de la temporada expositiva en la Región.

Hablamos de Suite Vollard. Picasso. Colecciones ICO, la exhibición pública -y hasta el 23 de abril- de cien grabados realizados por el autor del Guernica entre septiembre de 1930 y junio de 1936; es decir, durante sus años de madurez, en una de las épocas más intensamente creativas del genio andaluz. «Después de pasar por diferentes estilos, habiendo indagado y desarrollado el cubismo, Picasso estaba familiarizado ya con todos los lenguajes y técnicas artísticas; seguridad creativa que le permitió apartarse de las tendencias de vanguardia para volver a los modelos clásicos de expresión, decisión que le valió no pocas críticas de amigos y artistas inmersos en las corrientes más renovadoras», explican los responsables de esta propuesta pictórica. 

Es en esta etapa en la que el pintor malagueño fue desarrollando sus obsesiones personales en obras como las que componen Suite Vollard, considerada por ambas fundaciones como «la obra cumbre del grabado moderno». Bautizada en honor al marchante y galerista Ambroise Vollard -editor de la obra gráfica de Picasso-, esta serie está además recurrentemente salpicada por alusiones autobiográficas. «La ansiedad, la melancolía, el erotismo y la tensión que se observan en estas obras tienen mucho que ver con el momento que vivió Picasso durante los años que estuvo dedicado a la realización de la serie -explican desde Cajamurcia-. Es la época de su ruptura matrimonial con Olga Koklova y de su relación con Marie-Thérèse Walter, tras la que seguiría su conflictiva unión con Dora Maar. Pero es, también, el tiempo de la Guerra Civil en España, que tanto afectó al artista».

Variedad temática y de técnicas

La variedad temática, la amplitud del periodo de creación y las técnicas de grabado empleadas (el artista demostró su maestría en todos los métodos posibles de grabado: punta seca, buril, aguafuerte y aguatinta) permiten «infinitas combinaciones» de exposición de la Suite Vollard. Así, en esta ocasión, además de tres retratos de Vollard, las estampas se articulan en torno a cinco bloques temáticos: ‘El estudio del escultor’, ‘La batalla del amor’, ‘El Minotauro’, ‘Rembrandt’ y ‘Temas varios’. 

«Picasso se identifica con el Minotauro, con su impulso sexual y criminal, pero también con su ternura y su soledad y sufrimiento»

En el primero de ellos, formado por cuarenta y seis grabados, la modelo que aparece representada es su amante, Marie-Thérèse Walter, con formas sensuales y atractivas que recuerdan a las figuras neoclásicas. «Es en la década de los treinta cuando empieza a realizar esculturas con formas clásicas», recuerdan los organizadores de la muestra, pero no por ello Picasso duda en mezclar ficción y realidad con especial atención a las leyendas mitológicas y el mito de Pigmalión. Hércules, Venus, efebos, escultores jóvenes y viejos -que evocan a Picasso- y, por supuesto, Marie-Thérèse son los protagonistas. 

El vínculo entre el artista y la modelo, tema recurrente a lo largo de su trayectoria creativa, también está presente en otro pequeño apartado de la ‘Suite’. Se trata de ‘La batalla del amor’, «donde la relación erótica se hace mucho más violenta, incluso agresiva». «Las pulsiones del enamorado Pablo Picasso le llevan a dibujar obras de gran tensión sexual, dejando entrever la fuerte atracción que sentía por su jovencísima compañera Marie-Thérèse Walter», explican las mismas fuentes.

Más tiernas y melancólicas, a la vez que dramáticas, se presentan las planchas de ‘El Minotauro’, el otro gran tema que domina la Suite Vollard. «El artista se identifica con este personaje enigmático, con su impulso sexual y criminal, pero también con su ternura y su soledad, con su sufrimiento», apuntan desde Cajamurcia. Por su parte, Marisa Oropesa, comisaria de la muestra añade: «La figura mitológica del minotauro, que tanto le gustaba a Picasso, no podía faltar en su ‘diario personal’ de esos años, pues reflejaba esos dos lados que el artista tenía: la bestia y el ser humano, la brutalidad y la ternura, la locura y la cordura, todo reunido en un mismo ser».

Siguiendo con sus preocupaciones personales, Picasso no se olvidó de incluir en esta serie a los maestros del arte a los que tanto admiraba; de ahí que la figura de Rembrandt aparezca hasta en cuatro grabados. «Además de sus vínculos artísticos, Picasso se sentía cercano al pintor holandés porque compartía con él la sensación de sentirse atrapado en una relación amorosa conflictiva», apunta la fundación en una nota de prensa explicativa. Y en la sección de ‘Temas varios’, la que cierra la muestra, se aglutinan veintisiete estampas que, «aunque no siguen una secuencia lógica, están interrelacionadas y responden a la espontaneidad creativa del maestro, cuyas circunstancias vitales quedan plasmadas en el papel como si de un diario íntimo se tratara». Son grabados que reproducen sus preocupaciones estéticas, ilusiones amorosas y estados anímicos.