Arte

Alicia Narejos, una bailarina buscando la danza en otras materias

La artista murciana de contemporáneo es "representante de la danza" en las becas de la Residencia de Estudiantes de Madrid

Alicia Narejos, una bailarina buscando la danza en otras materias

Alicia Narejos, una bailarina buscando la danza en otras materias / L.O.

Lola López

Lola López

Alicia Narejos ha crecido rodeada de danza. Ha bailado desde los 6 años, cuando comenzó a ir a clases en Camargo, la academia donde enseñan su madre y sus tías, pero podríamos empezar a contar desde bastante antes. «Según dice mi madre -relata a modo de presentación-, estaba dando clases de danza hasta el último día antes de parirme». La bailarina y coreógrafa murciana se encuentra en Madrid viviendo un sueño creativo. Ha sido premiada con una de las 15 becas para la Residencia de Estudiantes que otorga el Ayuntamiento de Madrid junto al Ministerio de Ciencia e Innovación, una oportunidad que anteriormente solo se ha dado a la disciplina de danza en una ocasión, a Elena Córdoba.

Es por eso que, cuando le comunicaron que formaba parte de los 15 seleccionados, se sorprendió: «Sentí la responsabilidad de ser representante de la danza en este lugar», reconoce. Pese a que la Residencia de Estudiantes ha intentado mantener relación con la danza a lo largo de su historia, no ha habido representación significativa de ello en sus becarios, por eso la presencia de Alicia en sus pasillos es «algo importante», en sus propias palabras. «Tengo ilusión y ganas de aportar -explica-, tanto al mundo de la danza con lo que yo extraiga de aquí, como de traer danza a este sitio».

A pesar de venir de familia de artistas, la danza no iba a ser su camino: «Mi madre me decía que fuera de todo menos bailarina -admite, a causa de lo complicado de la profesión-, era solamente algo a lo que dedicaba mi tiempo libre, pero yo pensaba estudiar filosofía». A los 17 años, su madre le propuso que se dedicara a la danza y ella le pidió «tres días para pensarlo». Trató de compaginar ambas carreras, pero los profesores se lo desaconsejaron. Se decantó por el baile porque «la danza requiere juventud y la filosofía madurez», pero no ha perdido la curiosidad por la filosofía y no cierra la puerta a adentrarse en ese mundo teórico en un futuro.

En 2011 presentó su primera obra como coreógrafa, Adherencias, fruto de un trabajo para la asignatura de Creación, dentro de la especialidad de Coreografía e Interpretación que cursaba en el Conservatorio Superior María de Ávila en el que entra con un beca tras ganar el primer premio en el concurso Tiempo de Danza de Murcia. Esa pieza le valió un tercer premio de artes escénicas en el XIX CreaMurcia tras el que se sintió «motivada para seguir creando». Ahí comenzó un camino para entender qué es lo que quería contar con la danza.

«Me interesa la interdisciplinariedad -explica-, pero no lo he tenido claro hasta este año». De manera inconsciente iba buscando y aceptando proyectos que tenían una cosa en común: la relación de la danza con otras artes. En esa intersección del baile con otros campos es donde Alicia ha encontrado su lugar: «Ahora sé que lo que me interesa es saber cómo podemos aprender unas artes de otras»

"Tengo ganas de aportar al baile lo que saque de aquí, y de traer danza a este sitio"

Ejemplo de ello es que, tras esa primera coreografía, buscó trabajar codo con codo con músicos en directo, especialmente pianistas como su padre. «El intérprete que me acompaña cambia lo que te transmite la obra -cuenta al respecto de las diferencias entre bailar con música que está siendo tocada en directo o con una canción grabada-, es una reinterpretación que te permite conectar con una misma obra de diferentes maneras». No le asusta la improvisación ni los imprevistos, como cuando una vez un intérprete se saltó varios compases de la pieza. «Tienes que saber reaccionar», concluye, pero ese es el precio a pagar por tener, en sus propias palabras, «un diálogo mucho más profundo con la obra».

Esa pasión por la interdisciplinariedad brilla en Cuerpo Absoluto, el proyecto que ocupará sus 12 meses de estancia en la Residencia de Estudiantes. Con esta pieza, Alicia quiere «revisar» el cuerpo mediante herramientas y métodos de creación de otras cuatro materias: poesía, ciencia, pintura y composición musical. «Quiero extraer un método de cada una y crear una coreografía en base a ello, no quiero inspirarme en esas disciplinas -aclara-, quiero usar sus métodos».

Para ponerse en la piel de esas cuatro especialidades estudiará un representante coetáneo a ella -escogido entre sus compañeros becarios-, y una figura histórica de la Generación del 27. «Así podré analizar a un artista que esté en sus primeras fases -añade-, para compararlo con otro de renombre del que ya existan análisis». Aquí puede sumergirse en el fondo documental de la Residencia de Estudiantes y la de Señoritas, clave en el fomento del acceso de las mujeres a la cultura y la educación superior.

Esa conexión con la Generación del 27 es lo que la ha traído hasta esa experiencia grupal que comenzó el 15 de diciembre y que está siendo «muy nutritiva». «Se aprende mucho con el diálogo -explica-. Explicarle tu mundo a una persona ajena a él te hace revisar todo tu imaginario desde otro punto de vista».

La bailarina y coreógrafa murciana Alicia Narejos.