La historia de la fotografía contada por Tomy Ceballos

El caravaqueño Tomy Ceballos aterriza este viernes en Madrid. En concreto, en Tres Cantos. Y, para ser, más exactos, en la Sala Baluarte del Centro Cultural Adolfo Suárez desde este viernes. Lo hace con Habitar lo digital, una muestra con la que el reputado artista –en el sentido más amplio y experimental de la palabra– ya ocupó la Sala de Exposiciones del Convento, en Moratalla, entre noviembre y diciembre del pasado año. En ella, el murciano hace un recorrido por la historia de la fotografía desde su descubrimiento hasta llegar a nuestro días, «desde las primeras observaciones como la de la cámara oscura y el estenopo del que se tienen nociones hace más de mil años, hasta la actualidad en la que se suben a la red más de ochenta millones de fotografías y vídeos al día».

Se trata de una línea –esta última– que Ceballos lleva años explorando, y que ahora le brinda la oportunidad de descubrir y mostrar a las generaciones de nativos digitales, marcadas por la inmediatez, «otras formas de entender lo fotográfico». «Hoy en día –apuntan desde la sala– prácticamente tres cuartas partes de la población mundial lleva un teléfono provisto de cámara fotográfica y de vídeo, pudiendo compartir sus imágenes de forma inmediata con cualquier otra persona en cualquier otra parte del mundo, pero no siempre fue así. En Habitar lo digital se podrán observar antiguos aparatos y enseres fotográficos que ilustraran el tortuoso y largo camino que nos ha traído hasta el aquí y ahora. Viejas cámaras, ampliadoras, objetos de laboratorio químico, radiografías, antiguos ordenadores y televisores, cintas de vídeo VHS, proyectores de diapositivas, etc.».

Esta exposición –que será visitable hasta comienzos de marzo– se presenta así, como un proyecto que propone varios niveles de experiencia para pensar el mundo de la imagen y para acercarse a la trayectoria artística de Tomy Ceballos, nacido en 1959 en las entrañas de un mundo foto-analógico en cambio constante. Desde que a finales de los setenta se enamorara de las posibilidades de la fotografía, Ceballos ha decidido dedicar su tiempo a trabajar e investigar con la esencia más pura y primitiva de este medio, es decir, con la luz y la grafía desde el mismo interior de la cámara oscura, sin ópticas ni nada que se interpusiera entre la luz y el objeto sensible.