Entrevista

Los Hermanos Cubero: "Intentamos llegar a sitios nuevos, pero sin perder de vista la esencia"

El dúo alcarreño se presenta mañana en el Auditorio Municipal de Guadalupe con su último disco debajo del brazo: un doble elepé titulado ‘Proyecto Toribio / Errantes telúricos’ en el que recuperan la figura del músico popular Toribio del Olmo y celebran la tradición con letras punzantes y cargadas de mensaje. Armados únicamente con guitarra, mandolina y sus voces, prometen invitados especiales para su concierto en Murcia

Los Hermanos Cubero

Los Hermanos Cubero / Los Hermanos Cubero

La idea loca de mezclar el folclore alcarreño con el bluegrass genuinamente americano es algo que posiblemente solo estaba en la cabeza de Los Hermanos Cubero. El resultado es atractivo y sorprendente a partes iguales, y mañana lo presentan en el Auditorio Municipal de Guadalupe. En concreto, Quique y Roberto mostrarán las canciones de su último disco doble, Errantes telúricos / Proyecto Toribio (2021), que ofrece dos perspectivas sobre la tradición. En él recuperan la figura de Toribio del Olmo e invitan a diez artistas (entre ellos, Grupo de Expertos Solynieve, Christina Rosenvinge y Rodrigo Cuevas) a celebrar la lírica popular con sus letras punzantes y cargadas de mensaje, fusionando magistralmente sus influencias y dándoles forma a través de sus dos voces, una guitarra y una mandolina. Tienen muy claro que no necesitan más en lo que se refiere al apartado musical.

¿En qué zona sois más reclamados para actuar?

No hay una zona del país donde nos llamen más que en otras. Igual sí que tenemos un poco más de repercusión en las capitales grandes, pero también en los pueblos pequeños, en las zonas rurales, también tenemos bastante reclamo. No destacaría ningún sitio en concreto. Hacemos lo que podemos, como todos, y vamos donde nos llaman, como todos.

El título del primer corte de Cordaineros de la Alcarria (vuestro estreno discográfico, de 2010) era claro desde el principio. La canción se llamaba Jota para Bill Monroe, padre del bluegrass en los años cuarenta. Una carta de presentación en toda regla. ¿Qué buscaba?

Es una pieza-homenaje por la influencia recibida, porque era un señor importantísimo. Muy pocos artistas pueden presumir de haber creado todo un estilo que ha derivado en un circuito musical gigante como el del bluegrass. Era una personalidad importantísima, y esa canción es simplemente un homenaje donde enseñamos nuestras influencias.

¿Cuál es la clave de vuestro trabajo? ¿Recuperáis o elaboráis?

No recuperamos porque no somos un proyecto que haga música tradicional. Y elaborar, sí, porque casi el 60% de nuestro repertorio son composiciones propias. Entonces sí, más que recuperar, elaboramos. Tampoco reelaboramos, porque las canciones tradicionales que hacemos las hacemos tan a nuestra manera que no es que sean una reelaboración de la tradición ni nada. No sé..., simplemente utilizamos herramientas tradicionales para comunicar cosas nuevas o inquietudes nuevas.

Lanzar dos discos simultáneamente (Proyecto Toribio y Errantes telúricos) es una osadía. Y si además uno es instrumental. ¿Siempre hacéis lo que os viene en gana?

Lanzamos dos discos simultáneamente que en realidad es uno doble, pero sí, dos discos, y uno, instrumental. No es que hagamos lo que nos da la gana siempre, sino que artísticamente tenemos muy claro lo que queremos hacer y cuáles son nuestros siguientes pasos, independientemente del resultado comercial (que nos importa bastante poco). Así que sí, artísticamente hacemos lo que nos da la gana. No tenemos ningún tipo de atadura, de compromiso, de corsé que nos encasille; tampoco queremos tenerlo, así que artísticamente la creatividad está por encima de todo, y lo que queremos comunicar es sagrado. El mensaje es lo que manda.

Por ganarme la vida podría ser la banda sonora perfecta para una peli de Ken Loach. Lo de «…me tiro al monte porque esto no hay ya quien lo soporte, que la vida es muy corta y el mundo, enorme», me recuerda a Joe Hill.

No somos muy cinéfilos. Si te soy sincero, no sé quién es Ken Loach ni Joe Hill. En esa canción, Por ganarme la vida, simplemente contamos nuestra propia experiencia de precariedad laboral, de explotación, que está muy vigente siempre porque el mercado es así de feo, y falta unión entre los trabajadores para luchar un poco más contra esa situación. Esa canción es un reflejo de la realidad.

¿Cómo fue el ‘encantamiento’ con la música tradicional? ¿Cuándo fue la primera vez?

No podría destacar una primera vez. Sí que ha habido varios momentos que nos han marcado de niños y de adolescentes para querer hacer esta música, pero no hubo una primera vez; siempre ha estado ahí de fondo, de muchas maneras, y con muchos inputs. Siempre nos ha llegado desde varios sitios, y tanto es así que para nosotros es nuestro idioma natural.

Habéis dicho alguna vez que erais los raros del colegio. ¿Ya escuchabais entonces música de La Alcarria en vez de Nirvana?

No es que fuéramos los raros del colegio, sino que teníamos una sensibilidad musical distinta al resto. Nirvana nunca nos ha llamado mucho la atención, pero sí que escuchábamos otras cosas contemporáneas de rock. Aunque siempre hemos pasado bastante de las modas; a nosotros nos atraen otro tipo de sonidos. Pasamos del mainstream, pero no por postureo ni nada, simplemente porque tenemos una sensibilidad musical que parece ser que no es habitual.

¿Cada vez regresamos más al folclore? ¿Qué ha vuelto del pasado para quedarse?

No lo sé. Sí que en los últimos años hay una corriente por la que parece que más músicos del mainstream se fijan en las músicas enraizadas, pero tampoco es que regresemos. Es una cosa que siempre ha estado ahí y que siempre ha pasado desapercibida para los grandes medios, pero que últimamente está saliendo un poco a la superficie. Sin embargo, yo creo que es una moda, y, como tal, pasará, y los que ya estábamos haciendo esto seguiremos haciéndolo, y volveremos a ser un poco más underground de lo que somos ahora.

Toribio del Olmo era violinista de la ronda en la primera mitad del siglo XX. Su instrumento era esencial para el baile y la fiesta en la provincia de Guadalajara. ¿Queréis rescatar esa esencia?

Más que esa esencia, el repertorio de Toribio del Olmo, y reivindicar esa figura del músico local, anónimo, desconocido, que es vital para la función social del pueblo. Claro, el mundo ha cambiado mucho, la vida ya no es como era antes; ahora ya no es tan primordial para una fiesta la ronda del pueblo, pero ese repertorio nos apetecía mucho rescatarlo, y llevarlo a nuestro terreno.

¿Hacer música tradicional tiene algo de gesto político? Decía Woody Guthrie: «El trabajo de un cantante de folk es consolar a las personas perturbadas y molestar a las personas cómodas». ¿Vosotros cómo lo lleváis?

Woody Guthrie para nosotros es una influencia fundamental, no solo musical, sino vital, de compromiso social, de manera de afrontar la vida, los problemas. Esa máxima de Woody Guthrie no es que sea correcta, es que para nosotros es una directriz.

Definís vuestro estilo como música popular. Yendo a la raíz, ¿en qué consiste?

Para nosotros la música popular puede ser muchas cosas. Es lo que hacemos nosotros y puede ser el trap, que ahora mismo es lo más popular por ejemplo. Música popular es muchas cosas. Ahondar en lo popular es no abandonar de dónde venimos y lo que somos, y de dónde venimos y lo que somos es nuestra música tradicional de Castilla y de La Alcarria. Es eso, buscar la esencia, nuestros orígenes, la herencia musical y cultural, y trabajar con esas herramientas. Intentamos llegar a sitios nuevos, crear cosas que no se hayan hecho, pero sin perder de vista la esencia heredada.

En Cordaineros de la Alcarria (2010) estaba Hagamos algo de ruido, en la que cantabais «gustaremos hasta a los modernos de Madrid». ¿Cómo veis esa frase ahora?

Aquello era un vacile. Esa canción es un vacile. Está en nuestro primer disco, no sabíamos cómo iba a reaccionar la gente, y resulta que hizo gracia la frase. Es una pregunta recurrente en las entrevistas. Al final gustamos a algunos modernos de Madrid, a algunos modernos de otras partes y a alguna otra gente, no a todos. Pero la verdad es que estamos satisfechos de nuestra trayectoria, básicamente porque, para hacer algo tan poco comercial como lo que hacemos, con simplemente mandolina y guitarras y canciones desnudas, hemos llegado bastante más lejos de lo que pensábamos.

¿Qué significa eso del ‘sonido ambisónico’ en vuestros discos?

Es un sistema de grabación que graba la esfera. La base del sistema es un micrófono con varias cápsulas que recoge toda la esfera de sonido. Es como si el oyente estuviera sentado con nosotros tocando mientras grabamos. No es un invento nuevo: empezó a investigarse en los setenta, y se aplica hoy en día en videojuegos, para experiencias más inmersivas. Nuestros discos están grabados así porque realmente nosotros tocamos en directo y queremos el sonido más natural posible. Queremos que la tecnología nos ayude a que no parezca que ha habido tecnología.

Anunciáis en vuestras redes algún invitado épico en Guadalupe. Pienso en Crudo Pimento. ¿Acierto?

En Guadalupe tendremos un par de colaboraciones, pero no es Crudo Pimento. Somos buenos amigos, pero esta vez no has acertado, y no lo desvelaremos. Los que quieran saber, que se acerquen al concierto de Guadalupe, que va a estar divertido.

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