Este año se cumplen veinte desde que Aitor Velázquez sorprendiera a propios y extraños con aquello de «que no ves que de tanto pensar y joderme en tu ausencia me estoy consumiendo». Estas son las primeras líneas de Agua de mayo, tema de apertura de Me duele la boca de decirlo (2002), así como de Limpiar, fijar y dar esplendor (2020), un álbum que los granadinos Hora Zulú lanzaron en plena pandemia para conmemorar su vigésimo aniversario. El primero supuso el debut de una banda que quizá no tenga el reconocimiento que merece; el segundo, la celebración –por medio de regrabaciones de temas clásicos– de una trayectoria atípica en la que tienen cabida el metal, el flamenco y el rap, con una lírica particularísima. Y, para cerrar el círculo, solo faltaba una gira que recorriera la geografía nacional y que la pandemia no ha permitido iniciar hasta ahora.

Porque Hora Zulú aterrizan esta noche sobre el escenario de Garaje Beat Club en el que será el primero de lo que se prevé como una larga lista de conciertos (de momento, solo han confirmado cuatro fechas, en Murcia, Valencia, Granada y Marinaleda, pero se esperan nuevos anuncios próximamente). Por supuesto, todo apunta a que a que el repertorio se enfocará principalmente en aquel trabajo germinal –con temas como Tientos, Andaluz de nacimiento, Tango, Golpes de pecho...–, pero seguro que no se dejan en el tintero hits como Que llevan flores y Que baje un rayo y me parta, de su segundo disco (Crisis de claridad, 2004); Camarada, de El que la lleva la entiende (2006); la icónica Toma y obliga, de Creer querer, querer creer (2008), así como algunos cortes extraídos de sus dos últimos trabajos con material nuevo, el excelso Siempre soñé saber sobre nadie negó nunca nada (2012) y La voz del amo (2019).