La Opinión de Murcia

La Opinión de Murcia

Entrevista

Jon Sistiaga: "Las televisiones están haciendo de la guerra un espectáculo casi pornográfico"

Muy conocido como corresponsal de guerra, Jon Sistiaga se estrena ahora como novelista con Purgatorio (2022) donde, a través de la ficción, cuenta lo que como periodista nunca publicó sobre el conflicto vasco. La presentará este jueves en Blanca dentro del programa de ‘Río de Letras’.

El periodista Jon Sistiaga, que visita Blanca este jueves. L. O.

El periodista y escritor Jon Sistiaga (Irún, 1967) se estrenado recientemente como novelista con Purgatorio (Plaza & Janés, 2022), una impactante historia en torno a las heridas todavía abiertas del conflicto vasco. Presenta su libro este jueves, a las 19.00 horas, en la Fundación Pedro Cano de Blanca, en un nuevo acto organizado dentro del ciclo de encuentros literarios ‘Río de Letras’.

 

Se lanza a escribir novela por primera vez.

Algunos critican que los periodistas se metan a escritores, como si no estuviéramos siempre escribiendo. Nos dedicamos a juntar palabras, sabemos hacerlo con pasión, emoción y para entretener. Si encima lo hacemos haciendo que personajes ficticios digan todo lo que se te ocurre, es una gozada. Mi única obsesión es que los personajes de mi novela fueran verosímiles, y hay porras tratando de buscar a quiénes se parecen. Toda la trama transcurre en la zona del Bidasoa, donde me he criado. Es un territorio muy barojiano... De hecho, Pío Baroja escribió allí, vivió cerca. Así que los personajes que yo he creado también son muy barojianos, muy de pensar y existencialistas, rebuscados dentro del interior. La novela me ha salido entre Baroja y Tarantino.

¿Por qué ese trasfondo del conflicto vasco y ETA para tu primera novela?

Porque me salía con los ojos cerrados. En realidad, Purgatorio tiene bastante de autobiográfico: piensa que este es un conflicto que ha atravesado mi vida personal y profesional. Nací a la vez que ETA, en la misma ciudad en la que cometió su primer crimen, y mi infancia y mi adolescencia han estado marcadas por esa violencia. Además, durante mis primeros años como periodista tuve que trabajar en el País Vasco... Y de aquella época tenía demasiadas cosas que no se habían contado. Así que, siendo consciente de las limitaciones que tenemos los periodistas para contar cosas que no se pueden contar o que te las cuentan en secreto u off the record, elegí la ficción para sacar decenas de historias que tenía acumuladas en mis libretas.

Entonces, hay historias reales detrás de Purgatorio...

Todo lo que ocurre en el libro es una mezcla de realidad y de ficción en la que el lector tendrá que discernir qué ha pasado de verdad y qué ha inventado el autor. Lo que ocurrió en el País Vasco durante esos cincuenta años es una anomalía ética gigantesca que si se lo cuentas a Don Winslow o a Stephen King te dirían: «¡Joder, qué imaginación!». Pero no, aquello pasaba de verdad.

¿Sigue siendo un tema delicado de tratar a estas alturas?

No. Yo creo que el tiempo ejerce de pomada anestésica y te permite ganar distancia para tener perspectiva y, en muchos casos, perder el miedo a contar muchas cosas. De todas formas, lo del miedo no es lo mío, porque no lo he tenido nunca. En cualquier caso, esto que comento es algo evidente: si ahora una literatura emergente sobre el mundo vasco es porque se puede hablar con absoluta libertad sin que te señalen con una diana, ni tener que mirar en los bajos de tu coche. El País Vasco vive una dulce amnesia colectiva por la que se ha olvidado todo lo que pasó. Por eso considero que Purgatorio es una patada sobre ese oasis vasco en el que nos hemos olvidado todos rápidamente de lo que pasó hace apenas diez años.

Una «amnesia dulce», dice...

No hay nada más devastador para alguien que ha ejercido la violencia durante cincuenta años que el que todo el mundo les olvidará al día siguiente de declarar su autodisolución. La pena es que queden algunos crímenes sin resolver, pero será como mucho el 40% de lo que cometieron, mientras que en el caso del IRA no se ofreció algo de luz sobre cerca del 70% de sus atentados, así que... Pero es que en el País Vasco la mitad de la población se puso de perfil durante cincuenta años, con lo que aprendimos a convivir con la violencia, como si fuera algo normal. En esta ‘normalidad’, si tú no te cuestionas a ti mismo, tampoco ellos, ni los que pueden dar luz a los 300 asesinatos sin resolver ni los que dirigieron todo.

¿Por qué escogió este título, Purgatorio?

Es el debut literario de un periodista que ha trabajado muchos años en el conflicto vasco pero que tira de experiencia de otros conflictos y guerras que han destrozado la vida de determinadas comunidades. Y me di cuenta de que había patrones que se repetían en todos esos lugares; por ejemplo, cómo unos señores desde despachos de abogados, desde universidades, parlamentos y redacciones periodísticas convencían a jóvenes idealistas de que se iban a convertir en héroes o mártires de una causa y que necesitaban, incluso, dar su vida. Era una falacia para evitar decirles que lo que tenían que hacer era matar. Lo he visto en Ruanda, en la violencia yihadista, en Belfast y en las FARC. Esos patrones se repetían y de ahí surge la idea de Purgatorio: ¿Quiénes están detrás de todo esto? ¿Quiénes son aquellos a los que llamamos los ‘autores intelectuales’ y que siempre se van de rositas? Pero todos los personajes pasan su propia penitencia, tanto los que han pertenecido a la organización terrorista como los policías (porque también hablo de un tema tabú como es la violencia policial ejercida durante años en el País Vasco, desde la ‘guerra sucia’ a las torturas sistemáticas). Bueno, solo hay un personaje que no pasa por ese purgatorio: la víctima, que es el único que no elige su condición.

"Lo que ocurrió en el País Vasco es una anomalía ética gigantesca que si se la cuentas a Stephen King diría: ‘¡Joder, qué imaginación!’"

decoration

Durante muchos años ha sido corresponsal de guerra. ¿Ha cambiado mucho la profesión en los últimos tiempos?

Vivimos en la sociedad de la información y el entretenimiento. La guerra de Ucrania es una guerra de TikTok, de Twitter. Cubrir una guerra ahora es más complicado, porque antes sabías a dónde ibas y buscabas unas historias que impactaran y sorprendías con lo que contabas. Ahora hay un ejército de periodistas jóvenes que han visto su momento de ir a una guerra a la que pueden llegar en tren y cuya información llega a las redacciones, a través de las redes sociales, antes que al periodista destinado allí. Al final, el resumen que hacen los reporteros que entran en directo está hecho muchas veces con información dada desde Madrid. Las televisiones están haciendo con la guerra una espectacularización de la violencia casi pornográfica. Yo sigo flipando cuando hacen resúmenes con imágenes de la guerra y ponen musiquita debajo...

¿Cuánto durará esa guerra?

Es una guerra a largo plazo, de desgaste, en la que Putin, con su autocracia, puede aguantar lo que sea y seguirá enviando soldados de lugares pobrísimos que por 1.500 euros al mes se sienten privilegiados. Mientras, en Europa se empezará a percibir el desgaste en la población al apoyo a Ucrania en cuanto tengamos que apagar la calefacción o siga subiendo la gasolina. Va a caer la visibilidad del conflicto a la par que el apoyo y las ganas de ayudar. Las caravanas para traer refugiados hace tiempo que se acabaron.

Compartir el artículo

stats