Dos de los mejores artistas que ha dado Blanca se dan estos días la mano en la localidad del Valle de Ricote. Por un lado está Pedro Cano, que es quien pone el espacio, su fundación, y, por el otro, Luis Molina, responsable en esta ocasión de iluminar con su obra las paredes de este emblemático espacio. Es la forma que ha encontrado tanto la citada institución como el Consistorio municipal de rendir homenaje póstumo a un creador de gran trayectoria cuando se cumple un año de su fallecimiento.

«Se trata de una iniciativa que tiene como fin poner en valor el trabajo de uno de los artistas más representativos de nuestro municipio. Además, constituye toda una oportunidad para disfrutar de su brillante talento como dibujante de cómics y retratista, así como con sus magníficos paisajes y bodegones, que dominaba con gran maestría», señaló hace unos días Pedro Luis Molina, alcalde de Blanca, con motivo de la inauguración de la muestra, que incluye cerca de medio centenar de obras. 

El comisario de este proyecto es, como no podía ser de otro modo, Fidel Molina, hijo del protagonista, que ha incluido en esta selección algunas piezas que nunca antes habían sido mostradas en público. También otras procedentes de diversas colecciones particulares, incluida la suya propia, ya que Luis Molina pasó algún tiempo en Madrid –en la casa en la que ahora él reside– antes de regresar de manera definitiva a Blanca, a donde volvió en 1984 tras pasar también por París. El resultado es una colección que no solo abarca diferentes etapas, sino también temáticas: sí, hay retratos, paisajes y bodegones, pero también escenas costumbristas, flores, temas religiosos y taurinos. Y, por supuesto, hay cómics: diverso material original de los sesenta.

Biografía

Luis Molina nació en Blanca en 1933, y desde muy pequeño ya destacaba por sus dotes para el dibujo. De hecho, cursó estudios en Artes y Oficios en Madrid y ejerció además como profesor de Magisterio, pero sobre todo logró gran notoriedad con la pintura y el dibujo de cómics. Eso sí, a lo largo de toda su vida y en respuesta a un espíritu inquieto y creativo, probó en otros campos como la fotografía, la escultura, el fotograbado e incluso la literatura.

Su infancia transcurrió en Blanca y, aunque es reseñable que vivió en París un año, residió cerca de quince años en Madrid, donde, gracias a su titulación de Magisterio, impartió clases en diversos colegios. Volvió a Blanca en 1984, donde se afincó definitivamente, y fue al poco de su regreso cuando llevó a cabo varios trabajos artísticos en iglesias, entre las que cabe destacar dos en Abarán, la Iglesia de la Virgen del Socorro de Murcia, la Ermita de Murcia y la iglesia de la Ñora.

En el campo del cómic, publicó en 1962 para la Editorial Andaluza (Sevilla) la colección Puño de Bronce, siendo el autor de la idea, el guion y los dibujos. También intervino en la serie Torg, hijo de León, que con él comenzó a denominarse Príncipe Torg de León. Tras el cierre del sello se dedicó a la enseñanza y a las exposiciones, llevando su obra por París, Madrid, Alicante, Murcia, Almería, etc. Una de sus muestras más destacadas fue Tierra de Jesús (2004), fruto de su viaje a Jerusalén, que pudo disfrutarse en el Real Casino de Murcia con enorme éxito de crítica y público. Son de destacar también sus dos murales pintados en la plaza de Las Esteras, en Blanca, titulados El Valle de las Delicias y Las siete maravillas del mundo, inaugurados en 2005.

A lo largo de su extensa carrera, en la que ha hecho siempre exhibición de su gran capacidad artística y creativa, recibió varios premios de pintura, como el Primer Premio de pintura taurina de Alicante (1984) o el recibido en Los Narejos en 1965, aunque en general, era reacio a participar en concursos pictóricos. En 2021, pocos meses antes de su fallecimiento, la Asociación E-Cultura y Ocio de Blanca en colaboración con el Ayuntamiento organizó en su honor el I Concurso Un Valle de Cómic ‘Luis Molina’.