La Opinión de Murcia

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Finalista del Premio Planeta

Cristina Campos, infidelidad y deseo femeninos

La autora fue una de las protagonistas del Premio Planeta al quedar finalista con 'Historias de mujeres casadas'

Cristina Campos, finalista del Premio Planeta 2022. FERRAN NADEU

Poquito a poco y casi sin hacer ruido, la barcelonesa Cristina Campos logró hacerse un lugar en el estante de los más vendidos gracias a un libro sencillo y eficaz: Pan de limón con semillas de amapola, su debut en la novela que fue película bajo la dirección de Benito Zambrano. Pero el salto, colocarse como finalista del Planeta con Historias de mujeres casadas, ha sido sideral. Campos anda eufórica y tiene que hacer esfuerzos para medir sus palabras. Su obsesión son las historias sentimentales de las mujeres que como ella andan en la cuarentena y arrastran las incertidumbres de la rutina conyugal en delicado equilibro con fantasías no satisfechas.

Con una vida dedicada a la industria del cine, ha sido sobre todo una codiciada directora de casting, amontonaba guiones para los que no conseguía producción. No obstante, siempre ha contado con un lector privilegiado, su marido, el realizador Jaume Balagueró, aunque los mundos de ambos no pueden estar más alejados -"él con sus zombis y yo con mis mujeres", dice chispeante.

Las tres mujeres que pueblan la novela, cuenta, están creadas a partir de retazos de algunas de sus mejores amigas, con las que puede contar incondicionalmente. Ellas, generosas, le han relatado "sus experiencias más hermosas y desgarradoras". Pero quién más se expone en el resultado final es la propia Campos: "Hablo del deseo femenino y me he desnudado psíquicamente para escribir".

Es fácil imaginar que la protagonista entrará en crisis cuando se zambulla en una infidelidad. "Ella tiene una buena vida de pareja desde hace 16 años, pero se cruza en su camino un hombre muy interesante -porque los hombres interesantes siguen estando ahí aunque estés casada- y empieza a hacerse trampas a sí misma pensando que va a ser solo una vez, que puede controlar la situación y no es así".

Esos miedos

Quien imagine que la novela va a tener escenas de amor muy explícitas quedará, así lo promete Campos, bastante satisfecho. "Quería hablar del sexo de la mujer de una forma directa, honesta, con mirada de mujer". Y a modo de ejemplo, dice que es capaz de saber si una escena de sexo ha sido rodada por un hombre o una mujer: "Me encanta cómo lo hace Isabel Coixet, pone la cámara donde solo la pondría una mujer".

Asegura haber escrito esta novela a favor de los miedos que encierra toda relación de pareja, especialmente aquellos que arrastran años de convivencia. Y en última instancia, se protege: "Mi protagonista se lanza a la aventura con valentía, yo solo lo he hecho en la escritura. Mi valor se queda en la ficción".

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