Mientras luchamos por la supervivencia del cine Rex y la necesidad de que los poderes públicos promuevan su continuidad, conviene echar la vista atrás y comprobar la importancia histórica de esta emblemática sala en la Región, donde sucedieron algunos de los hitos más importantes relacionados con el ‘séptimo arte’. No hemos de olvidar que llegó a ser sede del cineclub de la Universidad de Murcia en dos de sus etapas: años sesenta y años ochenta, y bastantes años antes, del primer cineclub que funcionó en Murcia, allá por 1936.

Hace 65 años, en el otoño de 1957, El último cuplé, con Sarita Montiel, batió todos los récords de permanencia en un cine murciano. Fue, por supuesto, en el cine Rex. 

En aquellos momentos, en los que las películas duraban menos de una semana, ésta alcanzó las quince; o, lo que es lo mismo, un total 105 días en cartel. Los empleados del Rex posaban así de ufanos [en la imagen superior] junto a José Iniesta, director del circuito Iniesta (derecha), el último día de proyección. Era el 29 de septiembre de 1957. La foto es de Tomás.

El 23 de junio, cuando la película apenas había alcanzado el comienzo de su segunda semana en cartel, un anuncio del periódico, pagado por la empresa Iniesta, aseguraba que «jamás una película había obtenido un triunfo tan sensacional, arrollador y unánime como El último cuplé, la maravillosa superproducción nacional que Cifesa exhibe a diario, ante el clamor y entusiasmo del público murciano, en el Rex». El mismo anuncio aseguraba que, ante el éxito, la empresa Iniesta prorrogaba una semana más su exhibición (después vendrían muchas más prórrogas) «poniendo en conocimiento del público en general y, particularmente, del residente fuera de la capital, que «todos los días la primera sesión empezará a las cuatro de la tarde y que la última dará comienzo por la noche, alrededor de las 11.30 horas». Sesiones muy extremas para poder dar lugar a una proyección más diaria, (mil espectadores más), que era el único modo de intentar contener las ansias de los murcianos por verla. 

En julio, con la película convertida en un fenómeno de masas en toda España, y también en Murcia, el diario Línea aseguraba que «de todos los puntos de la provincia, de todos los barrios de Murcia, de todos los sectores, de todas partes, acuden a diario a corroborar las excelencias de un filme que marca un jalón de la historia de la cinematografía española, y que de un modo sorprendente ha batido con gran holgura a las más grandes películas nacionales y extranjeras, y que además está venciendo al pletórico y caluroso mes de julio». «¿Cuántas veces has visto El último cuplé? ¿Solamente una?, yo la he visto seis veces, y aún la veré alguna más», aseguraba el periodista que firmaba la noticia que había escuchado en una de las interminables colas. 

El 25 de septiembre de 1957, a cinco días de su final, un anuncio advertía: «No demore el verla y agradecerá nuestra insistente recomendación, ya que jamás olvidará un espectáculo tan sublime», era la retórica entusiasta del periodismo y de la publicidad del momento. El 29 de septiembre, último día de proyección, otro escrito pedía, medio en broma medio en serio, cambiar el nombre a la película por El eterno cuplé. 

Hasta autobuses venían expresamente de las pedanías para ver a Sara, que no había sido, sin embargo, la primera opción para protagonizar la película, ya que la primera actriz en la que se pensó fue en Carmen Sevilla

Sara se encontraba en aquellos momentos en Estados Unidos trabajando en el cine y recién casada con Gary Cooper. Cuando comenzó el rodaje, comenzaron también sus quejas, acostumbrada al cine americano, con muchos más medios que la raquítica industria española del ‘séptimo arte’. 

Habría que esperar casi veinte años para que el récord fuera superado, y solo lo fue porque la censura era tan feroz en el aspecto sexual que lanzó a miles de murcianos a ver Cuerno de cabra, para contemplar una terrible violación que dejaba al aire los pechos de una joven. Fue en el cine Avenida en la primavera de 1974.