La Opinión de Murcia

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En su rincón

Miriam Garlo: escuchar con la mirada

Miriam Garlo, en el huerto de su casa junto a sus perros. Javier Lorente

Vuelvo a las afueras de Molina de Segura. allí, junto al río, tiene su domicilio Miriam García López, Miriam Garlo de nombre artístico, una prolífica artista multidisciplinar que estaba deseando conocer en persona. Tenía muchas referencias sobre ella en varios ámbitos de la cultura regional: Estudió Bellas Artes en la Complutense de Madrid, la interpretación le viene de familia: es actriz de cine y teatro, se ha especializado en la fotografía «con mensaje», imparte cursos, talleres y conferencias y trata temas como el feminismo, la sexualidad, las formas de deseo, la reflexión sobre el género, etc. También trabaja con las artes plásticas, realizando murales pictóricos.

Miriam Garlo, junto a Eva Libertad y Nuria Muñoz, directoras de cine, ha realizado el cortometraje Sorda, que está causando sensación y recibiendo premios en decenas de festivales de cine de todo el mundo. Es su propia historia: Miriam es sorda, aunque he de reconocer que yo no lo noto, es una gran comunicadora y me lee perfectamente los labios, los gestos y los ojos, de tal manera que tengo la sensación, mientras hablamos en su huerto, a la sombra de los frutales, que tengo enfrente a una persona que me ‘escucha’ como nadie. Mientras sus perros corretean y juegan a nuestro alrededor, veo a unas cuantas gallinas ponedoras que disfrutan del magnífico y soleado día. Miriam me dice: «Soy vegetariana y sólo como huevos de estas gallinas porque son ecológicos. A veces me siento en el suelo y me pongo a leer con ellas, mientras se me suben por los hombros. No hay mejor terapia que pasear por el río, disfrutar del sol y comer frutas de mi huerto, convivir con estos animales o ir al cine y al teatro… todo ello lo he hecho desde pequeña».

Miriam domina el lenguaje, se le nota una gran formación y un gran poso de lecturas, le gusta escribir y, por supuesto, es una experta en la lengua de signos, disciplina que enseña en la Universidad y en diversos ámbitos y colectivos. El tema de la sordera le preocupa y lo está desarrollando en varias experiencias artísticas: «Actualmente –me dice- estoy de gira con dos proyectos teatrales, uno es La perspectiva del suricato, con la compañía Deconné, un espectáculo inclusivo, seis actores con sus rarezas y tres de ellos con distintas discapacidades, una reflexión sobre los cánones de lo que es normal, mostrándonos en nuestras diversidades, particulares y diferencias. el director de la obra, Pepe Galera, ha dicho que esta obra es un canto a la diversidad y una crítica a lo que se entiende por normalidad», y continúa: «La otra obra que llevo entre manos, de la que soy coautora es Silencio, con la Compañía M.A.R., Teatro de Objetos, de Andrea Díaz Reboredo. Se trata de teatro conceptual, una contraposición entre el mundo sordo y el mundo oyente, los personajes están incomunicados y poco a poco se van encontrando, hay muchas imágenes y expresividad con los cuerpos, las manos y la lengua de signos convertida en arte».

Nuestra conversación fluye, vamos dando saltos de un tema a otros. Me habla de su tesis doctoral, que se titula ‘Sexo y género en la fotografía artística contemporánea de España”, y me confiesa que para ella la fotografía y el arte no son trabajo, sino una forma de vida, a lo que añade: «He pertenecido a muchos colectivos con raíz activista, en torno al feminismo o la discapacidad, es un mundo que me necesita y que me da muchísimo. Ahora estoy con un reto muy ambicioso: reflexionar fotográficamente sobre la sordera, no se ha hecho antes, es un reto personal que trata de construir un universo entre lo positivo, lo simbólico y lo fantástico. Estoy investigando en mi experiencia de ver una voz. Las personas sordas oímos por los ojos, quiero contarlo, explicar cómo somos, que seamos nosotras, las personas sordas, quienes hablemos de nosotras». Me cuenta que siempre intenta transmitir de forma simpática y agradable, contribuyendo a contrarrestar la vida de estrés y de rutina que tanto afecta a nuestro entorno: «Yo es que soy muy positiva y veo a la gente buena por naturaleza». Colabora con la Asociación y la Federación de Personas Sordas: «Hacemos viajes, talleres, encuentros. La sordera es muy variada y heterogénea, pero entre nosotras hay una comunión especial y eso me gusta y lo disfruto».

«Me gusta escribir, hacer arte y dar charlas sobre sordera, sobre arte y sordera, sobre cultura y comunicación… Yo tengo claro que he venido al mundo para esto». Le pregunto lo que ya sé, porque lo estoy viendo en ella: si es cierto lo de que cuando a alguien le falta un sentido, los demás los desarrolla de manera especial. Me lo confirma, por supuesto, y me cuenta momentos y anécdotas de su vida: «Como los artistas plásticos somos tan visuales que necesitamos mucha luz, así que cuando hay poca tenemos que recurrir a otros sentidos, como el tacto. Cuando voy en el coche, hablando con mi chico por la noche, le pongo la mano en el costado y así siento sus palabras». Me da una alegría cuando me anuncia que el corto Sorda ha ido tan bien que van a hacer un largometraje y que también ella va a ser la protagonista. Es una historia muy hermosa que nace de las conversaciones entre su hermana y ella, «sobre si queríamos ser madres y sobre nuestras dudas y miedos al respecto». 

Al hacerle la foto, me confiesa que conjuga su pasión por la fotografía con su tecnofobia: «Me gusta transmitir con la imagen más que la perfección técnica de la misma, me interesa más el proceso creativo que el resultado final. Sé que en Arte parece que está todo dicho, pero hay que seguir diciéndolo, lo importante es hablar desde dentro, desde tu singularidad». Embobado y agradecido por ratos como este.  

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