Ha sido una de las visitas más esperadas en la reciente Setmana del Llibre en Català. Tatiana Tibuleac, autora de ‘El verano que mi madre tuvo los ojos verdes’, pasó por Barcelona para acompañar la salida de la versión en catalán en el sello Les Hores de esa novela oscura y a la vez luminosa sobre el vidrioso tema de la maternidad. La obra que la dio a conocer internacionalmente y que tuvo una excelente recepción en castellano publicada por Impedimenta. Moldava de familia rumana -escribe en esa lengua-, nadie mejor que ella, con su compleja identidad de aluvión, para hablar de los últimos vaivenes de una guerra que nos tiene a todos los europeos en vilo.

¿Se ha preguntado por qué su novela ha tenido una mejor recepción en España que en otros países europeos?

El libro habla de una madre y un hijo, algo que es absolutamente universal. También es una historia sobre la ira y el odio que se apoderan de nosotros en nuestra adolescencia. Creo que en España se está mucho más abierto a hablar de sentimientos que en otros países como Alemania, los países nórdicos o Gran Bretaña. 

Un tema como la maternidad conflictiva tampoco fue bien entendido en su país de origen.

No fue bien comprendido allí por algunos sectores. En España es fácil encontrar literatura sobre las relaciones madre e hijos alejadas de una visión edulcorada. En Moldavia les desconcertó mucho esta aproximación conflictiva al tema de la maternidad, que ellos consideran sacrosanta. De todas formas, quizá esas voces empezaron el libro pero no lo acabaron. De ser así, habrían visto que el odio acaba convirtiéndose en comprensión. 

¿Es verdad que escribió el libro en dos meses?

Lo he dicho tantas veces que debe ser verdad (ríe).

Mi padre leyó mi libro antes de morir y le convenció finalmente de yo podía hacer algo bien en esta vida

Pero seguro que esa historia le acompañó mucho más tiempo. ¿Por qué ese interés por las madres defectuosas?

Yo he tenido una madre perfecta a quien todo lo que yo hacía le parecía maravilloso, incluso cuando no era así. Mi padre era mucho más estricto, estuvimos distanciados algún tiempo y reestablecí la relación cuando enfermó. Por suerte, antes de morir le dio tiempo a leer este libro y le convenció finalmente de que yo podía hacer algo bien en esta vida.

¿Escribir fue una forma de sanar estos desencuentros?

A mí me cuesta conversar y solo cuando escribo soy capaz de quitarme la coraza y ser realmente yo misma.

Moldava que escribe en rumano, formada en el idioma ruso, residente en París, casada con un inglés. ¿Cómo anda su sentimiento identitario?

Para reencontrarlo tuve que escribir mi segunda novela, `El jardín de vidrio'. Quería saber cuánto de mí era rusa -la lengua del opresor- rumana o moldava y me lo planteé muy seriamente cuando fui madre. ¿En qué lengua debía hablarles a mis hijos? ¿Debía mencionarles el odio a los rusos que me trasmitieron a mí? El libro me sirvió para ordenar esas ideas y acabarlo fue una especie de reconciliación con mi propia historia.

El dilema es sencillo, o gana Ucrania o gana Rusia y los próximos afectados seremos los moldavos

Ampliemos el foco y hablemos de la guerra. Aunque viva fuera de su país imagino que sigue la noticias con inquietud.

Los moldavos están contemplando el conflicto en primera fila. Y el dilema es sencillo, o gana Ucrania o gana Rusia y los próximos afectados seremos nosotros. Desde Moldavia no puedes pensar que es la guerra de los demás. Por desgracia es también la nuestra. Los que tenemos más de 35 años no nos podemos creer que se puede llegar a acuerdos de paz porque Rusia quiere reconstruir su antiguo imperio y no se detiene al utilizar los método más sucios y monstruosos.

Hasta hace relativamente poco el apoyo popular de Putin no parecía tener brechas. Pero han aparecido voces críticas que se han dejado oír, especialmente de la Iglesia Ortodoxa, y la movilización militar también ha prendido el descontento.

No me pidas que sea objetiva. No lo entiendo. Puedo aceptar que el primer mes de la contienda el pueblo ruso se dejara arrastrar por la propaganda pero llevamos seis meses de guerra y no puedes fingir que no sabes lo que está pasando. La sociedad civil en Rusia no ha estado a la altura, no ha hecho lo que debe.

Hasta el momento el pueblo ruso ha fingido que no pasaba nada. Ya les vale.

Putin da miedo.

Si hay voces en contra, si hay disidencia, no es porque se hayan dado cuenta de que el gobierno ruso se ha equivocado sino porque sienten que están perdiendo, la conciencia de derrota es ahora muy evidente. Hasta el momento han fingido que no pasaba nada. Ya les vale. El descontento hacia la movilización militar también es un acto egoísta, ahora miran por ellos no por las víctimas de Ucrania.

¿Se atreve a pensar en el fin de la guerra?

Europa cree que esto está a punto de acabar pero yo francamente creo que no. Aunque se declare un alto el fuego, el sentimiento de odio y de venganza va a perdurar. 

¿Puede escribir con esta tensión?

Estoy escribiendo una novela, pero no sé dónde me va a llevar, porque es verdad que todos estos acontecimientos me están revolviendo. Ahora mismo están sucediendo tantas cosas…

¿Su nuevo libro tendrá que ver con esta guerra?

Todo tiene que ver con esta guerra.