La Opinión de Murcia

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Danza crítica

Brodas Bros lo tienen claro: renovarse o morir

La compañía catalana Brodas Bros, de más de quince años de trayectoria, presentó el pasado sábado en Molina su última obra, Sliders, que combina danzas urbanas con acrobacia y las posibilidades de movimiento y desplazamiento que les proporciona el hoverboard.

En la actualidad, todas las compañías intentan presentar espectáculos donde la innovación y la creatividad estén presentes, pero no siempre se consigue. Por ello, introducir un elemento tan moderno y que ha revolucionado los desplazamientos por la calle como los hoverboards es una forma espectacular de producir una obra original que acerca a cualquier transeúnte a la danza y el movimiento con nuevas perspectivas, provocando una visión renovada y actual de la misma, y, en este caso en concreto, de las urbanas.

Lluc Fuitós, director e intérprete de la compañía, abrió el espectáculo metiéndose a todos los asistentes en el bolsillo, manteniendo su atención durante toda la pieza de una forma magistral que solo los años de experiencia te proporcionan. Después, cinco bailarines inundaron la escena con un gran control corporal y de movimiento que les permitió transitar por diferentes estilos y danzas englobadas del género urbano. Este control les permitió utilizar los patinetes de forma singular, sin perder el equilibrio en ningún momento y utilizando la característica de flotar y deslizar para magnificar y ensalzar tanto las partes sincronizadas como los solos, en los que cada intérprete pudo desarrollar su mejor versión.

Mención aparte merece el acróbata, que en un ‘más difícil todavía’ realizó equilibrios sobre un solo brazo encima del hoverboard mientras éste estaba en movimiento, hecho bastante complejo teniendo en cuenta que se mueven con el peso que les proporciona el cuerpo en contacto con zonas específicas.

Sin lugar a dudas, es una obra lúdica, con una energía muy potente y con un buenrollismo contagioso que hizo escasos los treinta minutos de duración de la representación. Además, tanto la elección musical como el vestuario estuvieron muy acertados.

Así pues, fue un vigoroso cierre, en cuanto a danza se refiere, para esta quincuagésimo tercera edición del Festival de Teatro de Molina, con una muy lograda programación en cuanto a variedad y calidad.

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