Una buena metáfora para definir el espectáculo de la compañía Maduixa, interpretado el pasado jueves en el marco del Festival de Teatro de Molina de Segura, es que al finalizar la actuación hasta el cielo se emocionó por la historia que transmitían las cuatro bailarinas protagonistas.

Se trata de una historia de lucha, de búsqueda, de caídas y recuperaciones, de equilibrios en un desierto árido, en una cárcel, en un vergel envenenado. Es una historia que enmarca el pasado, el presente y el futuro, que te transporta a otras tierras, a otros países, pero que a la vez es cercana. Un montaje con el que el público se sintió reflejado y removido, gracias a la magnífica interpretación de las bailarinas .

Migrare es una obra donde el lenguaje de la danza contemporánea se fusiona con los zancos, pero no con una perspectiva circense, sino que su función es la de provocar una deformación del cuerpo convirtiendo la imagen de estas mujeres en la de seres de otro planeta (o de cualquier película actual de ciencia ficción). Este aumento de altura provoca un reescalado gracias al cual podemos volver a disfrutar de los tres niveles de Laban, que enfatizan el mensaje de toda la obra.

Sin lugar a dudas, tanto la dirección de Joan Santacreu como la coreografía de Cristina Fernández, sin olvidar la actuación de las bailarinas, Laia Sorribes, Melissa Usina, Sara Canet y Paula Quiles, bien merecen los dos premios que hasta ahora atesora la pieza. Y es que Migrare es una delicia para los sentidos, y así lo entendió un público que ovacionó a sus responsables hasta que la lluvia se lo permitió. Es un lujo que se haya podido programar en esta edición del festival. No hay dudas de que volvería a verla.