José Antequera (Valencia, 1968), escritor y periodista, trabajó durante casi dos décadas en medios de comunicación del grupo editorial Prensa Ibérica, concretamente en La Opinión de Murcia y en Levante-EMV, en la sección de Sucesos y Tribunales. Además, ha sido colaborador de la revista Newsweek y corresponsal en los conflictos bélicos de Kosovo y Afganistán. Actualmente es el subdirector de Diario 16. En 2013 ganó el Certamen Literario de Santoña con el relato Estrellas en el mar, y en 2016 el concurso de relatos cortos de La Felguera con La cámara de Kirlian. También se ha hecho un hueco en el mundo de la novela con obras como El demonio de Bangkok (2018) y la trilogía sobre la crisis económica y sus efectos en el ciudadano medio: La extraña querella del señor Villa (2010), El lacayo del diablo (2013) y la tercera, Montenegro y su venganza (2022).

Antequera, en esta última publicación, nos presenta a Vincent Montenegro, un veterano redactor de la sección de Cultura del periódico valenciano El Independiente, que acaba de ser despedido. Los medios de comunicación no fueron ajenos a la crisis galopante que sacudió a la sociedad a partir de 2008. El protagonista se encuentra en esa edad, los cincuenta años, en la que es muy difícil encontrar un trabajo ajustado a sus deseos, unido a que su expediente de crápula empedernido no le ayuda mucho en la búsqueda. De ahí que Montenegro se sienta acabado y comience a verse como un perdedor.

Portada de 'Montenegro y su venganza'. L.O.

Es una versión moderna de El conde de Montecristo, donde la cola del paro se convierte en las mazmorras del castillo de If, en la que el protagonista rumia su venganza, como en otro tiempo lo hiciera Edmundo Dantés. En esa situación, Montenegro señala a los culpables de haberle hundido y emprende una disparatada venganza contra los principales accionistas del grupo mediático multinacional Medianews que lo ha enviado a las cloacas de la sociedad. «En su interior bullía un cóctel de odio, rabia y melancolía. Su alma se había emponzoñado con el veneno de la venganza y solo vivía ya para culminar el plan», nos dice el narrador.

Ese escenario es aún más dramático y doloroso para Montenegro, pues era un romántico del mundo del periodismo. «Un periódico es siempre de los periodistas que lo trabajan. Y del pueblo, que tiene derecho a que le cuenten la verdad» (p. 138), defiende ante uno de los magnates de Medianews. De tal manera su desquite personal contra aquellos a los que considera culpables de todos los males de la humanidad le llevará a tres grandes ciudades, Roma, París y Nueva York. Es un viaje del que regresará transformado y que obligará al lector a ir a buscarlo a un lugar recóndito de Arizona si quiere saber cómo termina la historia.

Antequera, como el economista y periodista José Sanclemente, es un gran conocedor del mundo que rodea a los medios de comunicación, de ahí que ambos utilicen los resortes de la novela negra para acercar al lector medio las intrigas, las corruptelas y los hilos que mueven entre bambalinas este sector. De ahí que Montenegro y su venganza nos deje varias lecciones. La primera es que, en la sociedad en la que vivimos, la mayoría de las personas creen tener una posición social, una existencia ordenada, hasta que la crisis se cruza en su camino. Entonces, cuando el sistema los aparca en un desguace o los aplasta, caen en la cuenta de que son vulnerables, insignificantes, y se sienten como motas de hollín en el cosmos. La segunda sería que, en el mundo de la economía global, donde también se encuadran los medios de comunicación de masas, la moral no existe y solo interesa lo que produzca dividendos, por muy banal que sea. 

En este caso, tanto Sanclemente como Antequera desprecian y atacan cruelmente a los ‘reality show’. En último lugar, la novela le permite hablar de las causas de la decadencia de los medios de comunicación, de la crisis actual del periodismo y de las relaciones de los ‘mass media’ con el poder financiero.