ArtNueve es, desde hace años, una de las galerías punteras de la ciudad de Murcia. Por eso, su vuelta a la actividad tras los meses de verano marcan el inicio de la nueva temporada expositiva en lo que a espacios privados se refiere. Y lo hace, además, por partida doble; es decir, con dos muestras: una en su espacio principal y otra en el de proyectos (AP1). La primera corre a cargo de la mexicana Alejandra Freymann (Xalapa, 1983), una artista resguardada bajo el paraguas del paisajismo pero que, evidentemente –porque en ArtNueve la ortodoxia es la excepción–, se aleja de los cánones del género. Por otro lado, Priscila Ramal (Murcia, 1991) propone una instalación con sus últimos trabajos en el espacio anexo a la galería del número 1 de la calle Dr. Tapia Sanz.

Ambas muestras fueron presentadas este jueves por la mañana en un encuentro exclusivo para la prensa, mientras que a última hora de la tarde tuvieron lugar sus respectivas inauguraciones, ya para público general. Como apertura del curso, había expectación por las propuestas del espacio dirigido por Mª Ángeles Sánchez Rigal; en especial, por la de Freymann, creadora contrastada. De hecho, la mexicana cuenta con obra en algunas de las colecciones más importantes del ámbito internacional: en el Deutsche Bank de Londrés; en la Fundación Ramón J. Sender y en la Fundación Antonio Pérez, de Cuenca; en la Fundación Cajasol, en Sevilla; en la de la Torre Espacio, de Madrid; en el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria, etc. Y, desde luego, su trabajo no decepcionó a los visitantes.

Una de las piezas de Priscila Ramal. ISRAEL SÁNCHEZ

Porque Freymann tiene estilo propio, un «código personal» que aplica a un movimiento tan hermético como el paisajismo pero con el que logra escapar de la literalidad sin abandonar los márgenes; con el que apuesta por una narración simplificada pero que, con los menores recursos, alcanza su objetivo. «Es en el ámbito del enigma, de las múltiples interpretaciones, donde el espectador podrá encauzar una lectura abierta y libre, llena de índices, trayectorias y caminos», explica la galerista en una nota de prensa. ¿El título de la muestra? Saltos, caídas y otras formas de desaparecer, la sexta que la mexicana presenta en ArtNueve.

Por eso no es de extrañar el encaje casi automático, orgánico, que estas piezas en la galería. Freymann y ArtNueve se conocen bien, se entienden. Ambos proyectos –el de la artista y el de la galería– apuestan por una mirada activa, que trabaje, que termine de cerrar las obras. «La imagen es siempre un pliegue entre el espacio diurno de lo visible y el espacio nocturno del sueño», señalan. Por eso el espectador debe ‘saltar’ sobre estos paisajes, y aterrizar en base a la propia experiencia. Pero es en ese momento de ingravidez donde la obra de Alejandra alcanza su máxima plenitud.

‘Blue Moon’

Por su parte, Priscila Ramal –que hasta hace apenas unas semanas exhibía su propuesta en el Palacio del Almudí junto a David Vicente– presenta Blue Moon, que, como se ha comentado, actúa como una recopilación de sus últimos trabajos y, a su vez, como una gran y única instalación que reflexiona sobre las problemáticas en las que se ve envuelto el sujeto contemporáneo, «intentando desentrañar –mediante su proceso– las razones que nos llevan a la situación actual», explican desde la galería.

«Cariño, ¿qué nos está pasando?», se pregunta la artista. «Una dulce apatía está devastando la poca energía que nos quedaba. La cultura del exceso nos trae desamparo y la belleza de las instituciones ha supuesto un verdadero analgésico cultural. Nos cuesta distinguir de dónde viene todo, pero, escúchame: tengo algo importante que decirte: lo que sientes es real, tan real como cualquier composición artificial», advierte Priscila Ramal. Sobre esta idea es sobre la que se sustentan las piezas que componen Blue Moon, que ArtNueve recibe dentro de su programa para creadores emergentes y en plena investigación de su propia identidad.