Cristóbal Gabarrón se ha liado la manta a la cabeza y se ha echado a la carrera. Y no piensa volver por casa en mucho tiempo... Dice que, por lo menos, serán dos años, más o menos el tiempo que la covid-19 nos ha ‘robado’. Aunque lo cierto es que el muleño no estuvo ocioso ni durante el encierro. Aunque no podía acudir a su estudio, nada le impedía darle vueltas a la cabeza, y, de tanto girar y girar, al final acabó dándole forma a un proyecto mastodóntico, prácticamente inviable en términos de logística. Por suerte, este año la Fundación que lleva su nombre cumple treinta años y todos los involucrados estaban dispuestos a tirar la casa por la ventana. Ahí nacía ‘Ámbito’, una serie de microencuentros articulados en torno al concepto de la ‘creatividad pura’ (improvisación) que se inició en Mula -como no podía ser menos-, que ya ha pasado por India y Alemania y que hoy (15.30, hora local) llega a Nueva York.
En esencia, estos ‘happenings’ consisten en una serie de intervenciones a cargo de diferentes artistas locales que se desarrollan paralelamente a la elaboración, por parte de Gabarrón, de un mural de tres por nueve metros que pretende ser el reflejo de todo aquello que está ocurriendo en la sala (todo improvisado). ¿Las herramientas teóricas con las que levantar su propuesta? Únicamente emociones, sentimientos. El objetivo es, según el reputado artista, «transformar el momento». Eso sí, cada encuentro tiene un título que puede ofrecer alguna pista sobre por dónde van a ir los tiros... En este caso es ‘Sanar y construir a través de la educación’, y teniendo en cuenta que hoy es 11 de septiembre, la asociación con el atentado contra las Torres Gemelas es evidente. De todo ello hablamos con Gabarrón, que ya se encuentra en Estados Unidos preparado para volver a dejar la mente en blanco y dejarse llevar por el arte.
Lo primero de todo (y de cara a presentar el proyecto ante los lectores): ¿Qué es ‘Ámbito’? Quiero decir: más allá de estos microeventos, de lo que se puede ver en un primer golpe de vista, ¿sobre qué idea se construye el proyecto?
‘Ámbito’ es un proyecto que pretende reunir varias ideas, varios fundamentos teóricos, diversas cuestiones filosóficas y, sobre todo, una secuencia en imágenes del futuro social de la humanidad. La primera parte del proyecto se basa en la creatividad pura. ¿Y esto qué es? Pues una forma de ver la creación desde la improvisación, desde la ausencia de todo tipo de planes y guiones, desde la idea espontánea y limpia hasta su materialización. Me refiero a dejar la mente en blanco y permitir que tan solo los instintos y lo percibido a través de los sentidos y de las emociones sea lo que haga capaz al artista de transformar el momento, el entorno. Este es básicamente el punto de partida de este proyecto.
Y no solo para usted, también para los artistas invitados.
Sí. Ellos se sienten, como yo, inmersos en un millón de estímulos casuales, de emociones fugaces, de influencias del entorno, de comunicación entre los participantes... Comparten conmigo ese concepto de ‘creación pura’ en el que la magia se produce o no se produce. Y este es uno de los aspectos de ‘Ámbito’ que más me atrae estudiar: la forma en que tiene lugar la interacción artística entre los creadores convocados, observar cómo se producen las conexiones emocionales y cerebrales de ese gran equipo a través de los impulsos y estímulos percibidos a través de los sentidos. Me inquieta conocer si es posible que cada uno, sin perder su personalidad, su estética, es capaz de trabajar en grupo, pero sin comunicación previa alguna, sin planificación, atrapados solo por las energías y sinergias del resto.
Pero esas energías, esas sinergias, pueden darse o no darse...
Por supuesto. Quienes comparten conmigo la acción tienen que estar dispuestos -al igual que yo- a enfrentarse al vacío o bloqueo creativo. De hecho, en los eventos que hemos realizado hasta la fecha he podido comprobar que la emoción y la ilusión de participar asusta, con lo que indiscutiblemente entraña cierto riesgo.
Antes me decía que esa idea de la ‘creatividad pura’ es tan solo la primera parte del proyecto. ¿Qué hay de esos fundamentos teóricos, filosóficos y sociales de los que hablaba?
Eso tiene que ver con el lugar elegido, que en absoluto es improvisado (al contrario que el proceso creativo). Hemos seleccionado casi una veintena de espacios, en países diferentes de los cinco continentes, con el fin de aportar una idea global. El objetivo es ofrecer entre todos los artistas que participamos una línea temporal, un timeline -como dicen aquí- de lo que está ocurriendo en todo el planeta a nivel artístico, cultural, filosófico, socioeconómico, etc.
‘Ámbito’ surge -si no estoy mal informado- en el marco de los actos por el trigésimo aniversario de su fundación, pero, ¿qué es realmente lo que motiva este proyecto? Porque siento que la citada efeméride simplemente es una ‘excusa’ con la que lanzarlo...
El gérmen de ‘Ámbito’ está en la covid-19. Cuando tuvimos que encerrarnos, yo seguí trabajando con normalidad, aunque sin poder ir al estudio. Desde casa, continué avanzando en todos mis proyectos, pero, de la casualidad, de repente, surgió esta idea; idea que empezó a tomar forma a través de apuntes escritos en diferentes momentos y de la verbalización de distintas emociones. En un año fui capaz de concebir la idea global del proyecto y fue entonces cuando empecé a pensar en la forma de materializarlo, lo que no iba a ser fácil... Porque no solo se trata de pintar, se trata de coordinar movimientos, tiempos y gentes. Se trata de buscar lugares emblemáticos, conseguir permisos, encontrar artistas relevantes en cada país de cada disciplina... Se trata de un buen protocolo, una buena diplomacia y un gran esfuerzo para dar a conocer y difundir el proyecto. Por suerte, a mi hijo Cris le entusiasmó el proyecto y propuso que fuera el equipo de la fundación el que se encargara de la logística; lo cual es perfecto, ya que creo que no hay mejor programa cultural y artístico para celebrar este trigésimo aniversario.
Desde luego, este no es un aspecto baladí... Los espacios elegidos, por ejemplo, son capitales a la hora de entender por dónde va a ir, o de dónde va a partir, la intervención en sí.
Por supuesto. Todos son lugares íntimamente ligados a mi recorrido vital y que, de una manera u otra, están relacionados con cosas en las que creo: la naturaleza, la humanidad, la justicia, la educación, los valores, la evolución, el universo, etc. Y los artistas participantes están también dentro de esa proyección, claro. Pero, por ejemplo, Mula: allí cerramos la temática de lo natural con la floración de los almendros, un paralelismo con nuestra propia vida (el nacimiento, la maduración, el fruto…, el principio y el fin del ciclo vital). De ahí que, entre otros artistas, estuviera Joaquín Araujo, una de las mentes más claras que hay en el mundo sobre la naturaleza. Creó para todos los allí presentes una elocuente e improvisada disertación sobre, como él dice, «por dónde tiene que ir nuestra relación con la natura».
Hasta ahora, ‘Ámbito’ ha pasado por Mula, por la India y por Alemania. ¿Qué le han aportado estas tres intervenciones? ¿Lo vivido en cada una de estas fechas condiciona de alguna manera a la siguientes y a las que están por venir?
Me han demostrado que el proyecto va cumpliendo las expectativas previstas. En otras palabras: han confirmado que la creación pura es un hecho factible. Se puede crear desde la improvisación; se puede crear con la mente limpia a través de la percepción sensorial y emocional, bajo el influjo del entorno y del momento. Y las experiencias vividas enriquecen, pero no condicionan. Así que cada creación será siempre diferente -la mía y la de los otros artistas- porque los lugares son diferentes, las circunstancias en que se desenvuelve el proceso creativo no son iguales y los artistas participantes son distintos y representan otras culturas. ¡Todo cambia! La única constante a lo largo de estas actuaciones soy yo, que también cambio cada día.
Se ha referido a cómo el evento realizado en Mula estaba relacionado con la naturaleza. En Santiniketan (India) abordaron como concepto el ‘desarrollo de las capacidades’, mientras que en Wesenberg (Alemania) la música tuvo un papel esencial. ¿Qué hay de Nueva York?
En esta ocasión, la temática gira en torno a la intolerancia y la violencia en recuerdo de los atentados del 11-S, un crimen contra un pueblo que, en el fondo, es un crimen contra la humanidad, contra las diferentes culturas; un crimen que yo repudio, como tantos otros miles de millones de personas. De hecho, este ‘Ámbito’ se desarrollará a pocos bloques de la Freedom Tower, de la zona cero, en el campus principal de la Universidad de la Ciudad de Nueva York: BMCC - Borough of Manhattan Community College, la única universidad en la historia de los Estados Unidos que ha perdido un edificio debido a un ataque terrorista. Nuestro objetivo es enfrentar esa barbarie e invitar a reflexionar sobre esta acción, que en un día cambió nuestro mundo. Lo hemos titulado ‘Sanar y construir a través de la educación’, y su subtítulo se elegirá en común en función de lo sucedido en el propio acto.
¿Y cuál es el ‘guion’ previsto?
¡No hay guion previsto! Lo único planificado es la organización y desarrollo del propio acto. Según esto, los artistas participantes tienen un encuentro para exponer sus necesidades materiales, tiempos de montaje, definir los espacios de trabajo, etc., pero en ningún momento se menciona aspecto alguno sobre el proceso creativo, ya sea individual o colectivo.
Lo que sí puedo decirte es que iniciaremos este memorable día con el tañido de las campanas a la hora justa de los atentados, en recuerdo del dolor y la conmoción que sufrió no solo América, sino todo el mundo, y serán nombradas todas las personas que allí perdieron la vida. Tras toda esa solemnidad, iniciaremos nuestra acción artística.
Esto me recuerda a una frase de la nota de prensa que ha presentado esta intervención y en la que se dice que, efectivamente, aquella atrocidad todavía resuena en el corazón de toda la sociedad norteamericana, pero, particularmente, en la de su comunidad artística. ¿En qué sentido influye hoy el 11-S en el arte?
Bueno, nunca conocimos un hecho tan violento y que nos dejara tan mal sabor de boca y corazón. Yo tan solo puedo imaginar el dolor y el duelo de toda América... Todo eso, evidentemente, quedó reflejado en la creación de muchos artistas, no solo de los Estados Unidos, sino de todo el mundo, que se hicieron eco de la reflexión de todo un pueblo a través de la pintura, la danza, el cine, la literatura, etc. Y aún hoy todavía existe la interpretación de esa cola final de sentimientos bajo otra perspectiva: bajo la visión de lo que está ocurriendo actualmente en el mundo, la influencia de los conflictos y las crisis humanitarias más recientes.
A nivel puramente artístico, Cristóbal, ¿cómo le afectan a usted en estos happenings las intervenciones del resto de creadores (músicos, bailarines, poetas, performers...)? A la hora de ir construyendo su mural, me refiero.
Pues muy positivamente, en el sentido de que cumplen la misión para la que fueron citados. Aportan colores, sonidos, aromas, imágenes, emociones… Es un flujo continuo de sinergias que trabajan para conectar cada una de las creaciones puras individuales, produciendo una creación en equipo que encierra la identidad, la novedad y la influencia de cada artista. Aquí debo añadir que también me satisface enormemente cuando compruebo que un grupo de niños o de estudiantes de Bellas Artes, o de profesores, se involucra en los talleres creativos que incluye el proyecto ‘Ámbito’, pues estoy plenamente seguro de que el arte es una herramienta de conocimiento, de educación, de intercambio de ideas y de humanismo, y su participación es la respuesta.
Por cierto, en las tres citas de ‘Ámbito’ celebradas hasta el momento, y en lo referente a lo localización de estos happenings, desde la fundación se ha hecho mucho hincapié en que, más allá de la internacionalidad del proyecto, se pretende con estas actuaciones «reposar la mirada en pequeñas localidades, reforzando lo local frente a lo universal». ¿Eso es posible en una ciudad tan ‘universal’ como Nueva York?
No. Bajo ese prisma no se eligió Nueva York. Se eligió porque es una ciudad a la que yo estoy muy unido y vinculado, pero, desde luego, es todo lo contrario a una pequeña localidad; igual que el 11-S fue un ataque que nos cambió la vida a todos, no solo a los que lo vivieron de cerca. El atentado contra las Torres Gemelas incluso trasciende a lo universal: hizo tambalearse los cimientos filosóficos de todo el mundo, trastocando la libertad personal y afectando a los miedos y la seguridad de todos los ciudadanos.
Y, entonces..., ¿cómo encaja esta intervención en el mapa de microencuentros de ‘Ámbito’?
Te lo explico. Un acontecimiento local acaba por convertirse en un símbolo: Mula es un símbolo, Santiniketanes es un símbolo, Wesenberg es un símbolo... ¡Pero las Torres Gemelas también eran un símbolo! Más aún cuando desde cualquier parte del mundo pudimos contemplar con incredulidad y consternación el desplome de los dos colosos; una imagen en el recuerdo de todos que yo, como tantos otros artistas, he trasladado varias veces a mi obra. Y la imagen de ese recuerdo también es un símbolo.
Por la singularidad de cada cita y lo dilatado del proyecto -que, si no estoy mal informado, tiene previsto alargarse durante los dos próximos años-, son muchos los aspectos que, de una manera u otra, estos microeventos pretenden atravesar: cuestiones como la educación, la reducción de las desigualdades, la cultura, el cuidado del planeta... ¿Cuál es el propósito final de ‘Ámbito’?
Quizá eso todavía esté por ver. Pero lo que yo percibo de estos tres ‘Ámbito’ pasados es que, tanto los artistas como aquellas personas de diferentes ámbitos del tejido social que observan y perciben el acto, se muestran emocionados en los audiovisuales que vamos recogiendo. Diría que al final eso es lo que buscamos con este proyecto: la emoción.
Hablando del ‘final’. ¿Han pensado ya en cómo cerrar esta gira internacional?
Sí. Estamos definiendo ya un espacio expositivo que contenga en cada sala uno de los murales realizados, acompañados por la documentación audiovisual que generó cada edición, e incluso por los trabajos resultantes de los talleres creativos tendrán su espacio en esas salas. La idea es que, en última instancia, ‘Ámbito’ pueda convertirse en objeto de estudio antropológico, de investigación y de interpretación para artistas, estudiantes, profesores, psicólogos, educadores, etc.
Por último, Cristóbal: ¿Cuál es la hoja de ruta? ¿A dónde te llevará próximamente este proyecto?
La próxima edición será en Malta, el 29 de octubre, en otro espacio icónico: los templos de Ggantija, en Xaghra, en la isla de Gozo. Allí se partirá del título ‘El espíritu mágico, enigmas’, con el que quiero poner en relieve la importancia de la preservación de nuestro patrimonio histórico-artístico. Es un yacimiento arqueológico declarado Bien de la Humanidad por la Unesco, y en él se reflexionará sobre nuestra evolución, sobre la transgresión del ser humano en lucha con su sentido animal a través de la evocación de esos elementos líticos de hace 6.000 años que a mí me impresionan cada día más y me conducen a nuestros orígenes. Además, esta edición de ‘Ámbito’ coincidirá con la inauguración de dos exposiciones mías: Universo de luz, el 24 de octubre en Pjazza San Gorg, y otra sobre los Derechos Humanos en SpazjuKreattiv, ambas en la Valletta (Malta).
Y de allí a...
En noviembre celebraremos la sexta edición de ‘Ámbito’ en el yacimiento arqueológico de Oxirrinco, en El-Bahnasa (Egipto), y cerramos el año en diciembre en Katmandú, Nepal. A partir del 2023 nos esperan países como Australia, Canadá, Chile, Costa Rica, México, China, Catar...