Joao D’Alva entró por la vía de la sustitución. Se vio desbordado por el primero de la tarde de este miércoles, que le ganó claramente la pelea. Después se redimió y equilibró la balanza con las banderillas, haciendo una excelente suerte. Cuando un toro solo se dedica a lanzar derrotes y buscar los pies, la única vía es mandarlo al desolladero, dejando una gran estocada. Palmas. En su segundo, destacó con el capote en el cierre con una media y una revolera. El novillo peleó bien en el caballo y el portugués volvió a realizar una brillante suerte de banderillas. Abrió con la franela con dos pases cambiados, para proseguir con tandas por la derecha y el apunte de una por la izquierda. Cuando el toro le echó mano rompiéndole la taleguilla, ahí se terminó el burel. Concluyó con media estocada, tras dos intentos. El público le premió con aplausos y saludos desde los medios.
Víctor Ferrato saludó a su primero con verónica a mil por hora pero vibrante, rematando con una media del mismo calibre. Colocó banderillas con más voluntad que brillantez. Con la muleta, ante un toro áspero y complicado, que no le permitió acoplarse en ningún momento, solo le dejó realizar el toreo con los pies. Aunque lo intentó hasta el final, poniendo mucha entrega y voluntad. Dejó estocada a la tercera. En su segundo, el novillo le echó mano cuando intentaba colocarlo al caballo en el centro de la plaza, hasta entonces había firmado un ramillete de verónicas ceñidas. Fue trasladado a la enfermería y sufre traumatismo craneoencefálico con pérdida de conocimiento durante varios minutos. Fue traslado al Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca para una exploración radiológica con pronóstico reservado. Se encargó Joao D’Alva de concluir la faena.
El primero de Miguel Andrades fue otro ‘pregonao’, que no le permitió ni una verónica, y con la muleta iba buscando el cuerpo sin ningún tipo de clase. Nula pelea en los caballos y una suerte de banderillas donde Andrades atropelló la razón, citando de rodillas con banderillas cortas y estando a punto de sufrir un percance contra las tablas. Estocada en el rincón al segundo intento. Tímidos aplausos y saludó desde los medios. El que cerró plaza salió suelto y correoso, sin permitir lucimiento alguno ni en el capote ni con la muleta, a pesar de las buenas intenciones del novillero andaluz. Concluyó de estacada caída al tercer intento y recibió aplausos por su entrega. La ganadería, Prieto de la Cal Bien, presentados e imposibles para la lidia, tan solo el cuarto se dejó algo.