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Rafael Arana: el arte a ras del suelo

Rafael Arana

El proverbial conocimiento de los suelos de Rafael Arana convertía una excursión con él a cualquier lugar en una emocionante aventura en la que iba relatando los pormenores e historia del suelo de cada lugar. Y este cronista tuvo la dicha de realizar alguna. 

Había estudiado Rafael Arana Castillo en la Universidad de Granada, como le correspondía por ser natural de Bérchules, un pueblecito de la Alpujarra granadina de apenas 700 habitantes, en el que había nacido en 1942. 

Su tesis, realizada cuando el profesor no había cumplido aún los 30 años, Investigaciones mineralógicas en Sierra Nevada, continúa siendo hoy, medio siglo después de haber sido escrita, un trabajo de referencia en lo relacionado con el suelo de la zona, y muy citado por los especialistas. 

Tras completar sus estudios en la universidad alemana de Heidelberg, comenzó un periplo laboral que le llevó primero a la Universidad de Granada, donde ejerció como profesor entre 1968 y 1979, y a partir de ese año, y hasta 2011, año de su fallecimiento, a la Universidad de Murcia, de la que fue catedrático desde 1983.

Su compañero de departamento y amigo Roque Ortiz Silla destaca entre los trabajos desarrollados en su carrera profesional sus estudios sobre yacimientos minerales, petrología arqueológica y procesos de alteración de rocas en monumentos históricos, así como el hecho de haber sido pionero en la introducción y desarrollo en España de los estudios arqueométricos y, especialmente, de los análisis mineralógicos y petrológicos, aplicados a restos arqueológicos relacionados con la minería, la metalurgia y los materiales pétreos de monumentos históricos, en los que estuvo trabajando desde el comienzo de la década de los 90 hasta su muerte, en 2011. Uno de los últimos pensamientos fue para sus alumnos: en vísperas de su última operación para intentar atajar su cáncer que le fue realizada el 29 de junio del citado año, diez días antes de un examen que había colocado a sus alumnos. Su preocupación era no estar recuperado para entonces. Desgraciadamente, murió en el transcurso de la misma. 

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