Con el cartel de ‘No hay billetes’ y con gente de pie en las troneras, el murciano Víctor Acebo se proclamaba vencedor de la segunda edición del ciclo de novilladas de Blanca. Abrió el festejo Marcos Linares, recibiendo con un ramillete de alegres verónicas, intercalada por una chicuelina ceñidísima. Con la muleta, comenzó pegado a tablas por alto, y con un cambio de manos precioso. Lo intentó por el pitón izquierdo que no iba, pasó al toreo en redondo siendo prendido en el segundo entronque. Dejó una buena estocada, final truncado por el subalterno que necesitó infinitos machetazos. En su segundo, un auténtico toro salió a todo trapo derrotando a todo lo que se le ponía delate, poniendo incluso en aprietos al novillero que tuvo que tomar el olivo. Recibió un largo puyazo y una mala lidia en banderillas. Con la muleta, Marcos Linares estuvo muy valiente en todo momento toreando muy bien en redondo y dibujando tres derechazos memorables. Acortó los terrenos por la izquierda. Cerró faena con estatuarios, concluyó con pinchazo y media ladeada. El público, que estaba con él, pidió las orejas con fuerzas. Consiguió dos trofeos.

El murciano Víctor Acebo estuvo sobrio en los lances de recibo a su primer novillo, rematando con una media verónica. El novillo era encastado y exigente con hechuras de toro. Se dobló al inició de la faena de muleta, intentando el toreo en redondo, dado que por el izquierdo no respondía el burel. Recurrió a los adornos. Concluyó de estocada trasera, necesitando el uso del verduguillo. Recibió una oreja sin petición mayoritaria.

En el segundo de su lote tuvo que salir el sobrero al atrancarse la puerta del corral donde estaba el cuarto. La faena tomó otro nivel desde su inicio con el capote. Con la muleta, Acebo destiló el aroma de torero que lleva dentro, recibiéndolo genuflexo por bajo, pasando al toreo al natural, donde dibujó un par de tandas con hondura y torería. En el toreo en redondo la faena subió de nivel, toreando a manos bajas en derechazos interminables. No faltaron los molinetes ni el toreo de rodillas. Cerró al igual que empezó, por bajo y cobrando una gran estocada, consiguiendo dos trofeos.

Encierro de Espartaco y Buenavista de excelente presentación y buen juego. El mejor, el último, que fue el sobrero, y que tuvo vuelta al ruedo.