El Soto de los Álamos, a las afueras de Molina de Segura, es un hermoso rincón, a orillas del río, donde quedo con Eva Libertad García López, cineasta que, junto a su compañera Nuria Muñoz, está triunfando por todo el mundo con Sorda, su último cortometraje.

En el lugar de nuestro encuentro, Eva pasaba gratos momentos infantiles con sus primos y, además, es la localización del rodaje de este corto que ha sido seleccionado en más de 70 festivales y ha obtenido más de 30 premios internacionales. Ella ha estado 20 años fuera, recorriendo mundo con varios proyectos profesionales y no hace demasiado que ha vuelto a Molina.

Eva proviene de una familia trabajadora. Sus padres hacían teatro y ella recuerda su infancia pasando las horas en los ensayos. «También era una cinéfila voraz, estaba deseando que llegase el viernes para ver el programa doble del cine Consu y en casa me quedaba despierta para ver las películas del Cine Club», me cuenta, a lo que añade: «En aquellos tiempos, la única manera que tuve de acercarme a este mundo mágico fue empezar a hacer de actriz en el ámbito teatral. Yo era mujer y en aquel momento no tenía referencias de que ninguna mujer pudiera dirigir películas».

Lo que sí tenía claro es que «el cine me enseñaba que había otros mundos, otras ciudades, así que me fui a Madrid y estudié Sociología, pero al mismo tiempo gané una beca para estudiar teatro y empecé a dirigir un grupo en la Facultad de Bellas Artes. También estuve ampliando estudios en Argentina… Y me llamaron para dar un curso en México. Allí contacté con los ranchos y me contrataron para trabajar con mujeres víctimas de trata y de violencia de género».

Hace seis o siete años que volvió y en Murcia contactó con varios colectivos culturales y feministas. Empezó a impartir cursos y talleres, a colaborar con Nuria, crearon Nexus Film y se pusieron manos a la obra con algunos cortos y algún largometraje que se han ido ganando al público, a la crítica y a los festivales. Y Eva me cuenta que nunca ha dejado de formarse y aprender, que ha estudiado en la Escuela de Guión con Alicia Luna, que ha hecho varios cursos de dirección y que aprende hasta de las entrevistas y charlas que dan quienes admira en la profesión.

De su proceso creativo me dice: «Me interesa lo que le pasa a la gente de nuestro mundo, yo hablo de lo que veo a mi alrededor, de lo que me interpela, me conmueve y me moviliza. Al final, cuando pienso en una historia para llevar a la pantalla, siempre me surgen cosas que tienen que ver con Molina o con Murcia, historias que he vivido y personajes que he conocido. La historia de Sorda es la de mi hermana, con sus luchas y sus miedos por ser sorda y querer ser madre».

Y me confiesa: «Yo no sé trabajar sola, tal vez el único momento es cuando escribes la historia, pero enseguida muestro mi trabajo, lo discutimos en grupo y llevamos a la realidad gracias al trabajo de buenos equipos en los que la gente se implica. No hay nada más importante para mí que el trabajo en equipo». Y me cuenta que ha vuelto a redescubrir nuestra Región, después de tantos años fuera.

«Pese a la apatía, pese a tantos años de inercias y falta de abrir las ventanas, pese a la falta de sensibilidad de la clase política (el mayor ejemplo, el Mar Menor), en esta Región veo mucha ‘Resistencia’, importantes grupos y colectivos que siguen empeñados en hacer cosas necesarias, interesantes, urgentes…», dice.

Y termina: «El cine habla de la vida y si sólo un 20% está dirigido por mujeres, nos perderemos gran parte de ella». Guionista, directora, dramaturga, socióloga y todo un cerebro lleno de creatividad en el tiempo del individualismo, las pantallas pequeñas y las plataformas en televisión.

Está empeñada en que el cine no deje de ser una experiencia colectiva y, por cierto, «que se cree la Film Commissión de la Región para posibilitar y coordinar rodajes», cosa que ella está luchando desde su vicepresidencia de Cinemur.