La Opinión de Murcia

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En su rincón

Elena Sáenz de Tejada: palomita suelta, versátil, improvisadora

ELENA SÁENZ DE TEJADA

Estuvo de profesora de música en el Instituto de Pozo Estrecho, luego coincidimos en El Festival de Arte Emergente Mucho Más Mayo de Cartagena, en el que destacó con una inolvidable instalación sonora y, finalmente, la he visto estas noches de la última edición de La Mar de Músicas. Es natural de Cartagena, siempre inquieta, multiinstrumentista compulsiva, vocalista, creadora, improvisadora, artista y docente. Escuchar las grabaciones de Elena Sáenz de Tejada es una gozada, pero oirla en directo es una experiencia sublime. Vive en El Verdolay, de Murcia, con vista al bosque de pinos que se pierde hasta la Cresta del Gallo. Su casa tiene una buhardilla que enamoraría a cualquier músico, melómano o amante de todo tipo de instrumentos. Allí está su taller de música, su laboratorio sonoro, entre pianos, guitarras, violines, flautas, micrófonos, pedales y ordenadores, Elena pasa las horas componiendo, jugando con los sonidos y grabando lo que luego serán los guiones de sus conciertos embriagadores, llenos de magia y creatividad. Tras la foto, mantenemos una conversación tan interesante que uno se olvida de todo, pero oír su música, escuchar su voz, te puede transportar a mundos soñados.

Me cuenta que de pequeña vivió en una casa llena de libros y de música, que su madre tocaba la guitarra y la bandurria y que una vecina, profesora de música, la oyó cantar y no tardó en instar a su familia a que la llevasen al Conservatorio. Entonces vivían en Navarra y allí inició sus estudios de violín. La guitarra la aprendió a tocar sola, y confiesa: «La música siempre ha estado conmigo, mi vida se resume en estar siempre tocando: en el colegio, con los amigos o en los escenarios. También he cantado en varios coros y hasta en el de la Parroquia de San Diego».

Entre sus cambios de domicilio, estudió en el Conservatorio Superior de Salamanca, donde se licenció en Musicología, posteriormente hizo Magisterio Musical en la Universidad de Murcia y Máster en Investigación Musical, con ampliación de estudios que van desde la formación clásica hasta el jazz. Se pasó de la flauta de pico a la flauta travesera y ha seguido aprendiendo en talleres y cursos de improvisación, paisaje sonoro, etc. Y me cuenta: «En los conservatorios te enseñan a ceñirte a la partitura, pero yo nunca me dejé atrapar, siempre me gustó investigar y adentrarme por caminos nuevos, andar por libre. Yo siempre he ido por libre, dejándome llevar por la improvisación».

A Elena le apasiona la innovación y la investigación artística a través de la práctica instrumental, se centra en la creación en tiempo real, en directo (investigación autoetnográfica). Reconoce que «tengo tantas cosas por hacer y tan poco tiempo…», que ha decidido hacer un paréntesis y pedirse una excedencia en el instituto para centrarse en sus investigaciones y proyectos artísticos, y añade: «Yo no encajo en ningún mundo cerrado, soy palomita suelta, versátil, improvisadora… pero eso me exige mucho trabajo y dedicación». Dice que es optimista porque ve que en nuestra Región «no paran de surgir nuevos proyectos, noto cierta efervescencia, gente con ganas…», pero cree que hay cosas que mejorar: «Hay que regularizar la igualdad de género en las programaciones, ya está bien de que parezca que sólo hay compositores e intérpretes masculinos. A mí me parece, además, imprescindible la programación participativa, como lo que hace Patricio Hernández en Cartagena, hay que implicar a la gente en la organización y en la toma de decisiones, como en los comités seleccionadores de proyectos, sin amiguismo».

Y me habla de sus proyectos en varias agrupaciones (Cuarteto de Jazz Las Causas, Dúo de Fusión con Música Indú, etc) y también en solitario, así como de sus grabaciones, y me regala el privilegio de escuchar dos temas inéditos de su próximo trabajo: Donde los Dioses no escuchan, realmente maravillosos, lo aseguro. Y me confiesa: «Me siento afortunada de tener a la música como mi compañera, como profesión, como guía, como fuente de superación, de aprendizaje y estudio, de expresión… nunca deja de sorprenderme. Infinito es su camino y el placer de navegar por, sobre y entre ella», y ya sobran mis palabras mientras me pierdo con su música.

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