La Opinión de Murcia

La Opinión de Murcia

Proyecto

El arte de vivir del arte

Taruga, la plataforma murciana de pintura mural, combate la baja empleabilidad del diezmado sector artístico mediante un portal único en su especie

Mural solidario con lainvasión de Ucrania en Soto del Real. L.O.

La plataforma Taruga, constituida en San Javier a comienzos de 2019 e impulsada por el proyecto Lanzadera de Juan Roig, nació como el sueño de una pareja de jóvenes artistas, David Murcia y Elena Maroto, que buscaban ganarse la vida en el complejo sector laboral que siempre vaticina la formación en Bellas Artes. Tres años después de su fundación, Taruga actúa como un catálogo de diseños de decoración mural que empresas y particulares pueden contratar para generar un impacto visual positivo en su entorno; pero también supone una original bolsa de trabajo para pintores formados en Bellas Artes. De momento, la plataforma murciana ofrece trabajo a más de 350 artistas a escala nacional, pero la conquista del lienzo internacional aguarda a tan solo un par de pinceladas de distancia.

La empresa sólo cuenta con unos pocos trabajadores en nómina, los dedicados a tareas de desarrollo, marketing, diseño y operaciones; el resto, la vasta mayoría, lo componen pintores autónomos con acceso a un mapa de trabajos que pueden solicitar libremente tras pasar por los procesos de tecnificación con los que la compañía forma a los artistas.

"Los artistas buscamos cambiar el mundo a través del arte"

decoration

Esta libertad que se otorga a los pintores para seleccionar los trabajos supone un trazo renovado en el diezmado sector artístico. «Sólo el 40% de la gente que estudia Bellas Artes se dedica a algo relacionado con el arte, casi un 80% trabaja en algo que nada tiene que ver con su formación y más del 90% no supera el umbral de los 1.000 euros», explica David Murcia, CEO de Taruga.

La pintura mural de Taruga trata de colorear estas grises estadísticas con matices más cálidos. «La mayoría de los artistas que componen nuestra bolsa de trabajadores, algunos muy reconocidos, poseen sus propios proyectos artísticos y colaboran con nosotros entre tiempo de exposiciones o para afrontar alguna necesidad económica puntual», expone David Murcia.

Esta posibilidad de estabilizar ingresos en determinadas épocas del año, o como complemento a sus proyectos personales, supone una garantía para poder dedicarse a su vocación de forma íntegra sin quemar su nombre artístico.

«En la plataforma recibimos entre 15 y 20 solicitudes de colaboración diarias y todos los días descubrimos, al menos, tres o cuatro supertalentos», expone David Murcia. «Tenemos un superávit de artistas. Hacemos formaciones presenciales y, de momento, seleccionamos a menos gente de la que nos solicita, pero en cuanto empecemos a internacionalizarnos necesitaremos agilidad para formar a la gente».

El arte de vivir del arte

Cuando mudemos de almanaque, la empresa calcula que habrá pintado «entre 1.200 y 1.500 murales, hechos por entre 300 y 400 artistas diferentes en el último año; mucha tela para el estado de la empleabilidad cultural en este país». Pero la proyección internacional de la plataforma sanjaviereña augura un futuro vívido en el mundo del muralismo.

En 2024 prevén hacer más de 5.000 murales con su establecimiento en la mayoría de países de Latinoamérica, Estados Unidos y varias capitales europeas. «La idea es generar el mismo valor en todos los países que podamos. Queremos que el portal sea una realidad internacional, tanto de acceso a empleo de calidad para artistas formados en Bellas Artes, como de acceso a un servicio de personalización increíble para los clientes, con artistas de proximidad y trabajos de calidad», asegura el CEO de Taruga.

Una empresa comprometida

El fundamento de Taruga radica en su dualidad como portal de encuentro entre los clientes, que buscan decorar sus entornos con piezas de arte, y los artistas, que demandan una estabilidad económica inexistente en su sector; pero la plataforma murciana va un paso más allá.

En su catálogo se oferta una amplia gama de productos respetuosos con el medioambiente que, además de cumplir con su función estética, tienen la capacidad de reducir el impacto de nuestras acciones sobre el ecosistema. Entre estos productos se encuentran la pintura vegana, libre de compuestos orgánicos de origen animal; la pintura fotocatalítica, capaz de purificar ambientes, o la pintura con absorción de CO2, que sirvió para pintar un mural sostenible en el remolque de un camión el pasado septiembre.

A su paso por la carretera, el vehículo reducía el impacto ambiental de sus emisiones a través de la pintura usada. «El mundo de la logística se asocia con la contaminación, pero con este mural un camión absorbe el mismo CO2 que un árbol grande; es una pintura que tiene una base de grafeno y cal que absorbe la contaminación ambiental. Pintar murales con este tipo de pintura es el futuro», explica David Murcia.

David Murcia, CEO de Taruga Creaciones. L.O.

En su portal también ofrecen cursos de formación presencial para artistas interesados en la monumentalidad artística de la pintura mural. Estos cursos son un win-win de manual: por un lado, los artistas obtienen instrucción en muralismo y, por otro, permite la captación de talento plástico para Taruga; a su vez, la empresa aprovecha estos cursos para realizar murales destinados a la acción social. «Todos los meses pintamos, al menos, cuatro murales relacionados con la responsabilidad social», expresa David Murcia. «Los murales que pintan los alumnos los hacemos de forma gratuita en asociaciones como AECC, Cáritas, comedores sociales o centros de menores; al final, somos artistas y buscamos cambiar el mundo a través del arte»

"Sólo el 40% de la gente que estudia Bellas Artes trabaja como artista"

decoration

El proyecto de responsabilidad social de Taruga que mayor relevancia ha adquirido hasta la fecha han sido sus formaciones sociales en cárceles. Estas iniciativas, en colaboración con Solidarios, permiten a los internos cooperar con sus compañeros en una actividad capaz de despertar inquietudes artísticas y proyectos de futuro. «Es brutal lo que disfrutan, estas personas están deseando realizar actividades que les ocupen tiempo y lo toman con muchas ganas. Se interesan mucho porque ven en ello un horizonte, una utilidad real», comenta el CEO de Taruga.

De momento, han visitado el Centro Penitenciario de Valdemoro y la Prisión Soto del Real para impartir cursos de formación en pintura mural para los internos, pero estos cursos han despertado el interés de otros muchos presidios. Hasta la fecha, todos estos actos los sufraga Taruga, por lo que desde la empresa ya han diseñado un paquete mínimo para cubrir los gastos y el material del pintor, pero de una forma u otra, el éxito rotundo de estas iniciativas presagia más murales sobre los grises muros de los presidios, como ventanas de color que se abren hacia la reinserción social y laboral por medio del arte.

Compartir el artículo

stats