Es de Molina de Segura, estudió Biología en Madrid, tiene un Máster en Medio Ambiente y llegó a trabajar en el Parque de Calblanque, pero María Ángeles Zapata Castillo, desde niña, es todo un portento de la música. Quedo con ella en el Museo del Enclave de la Muralla de Molina de Segura (MUDEM) y le hago la foto en su exterior, aprovechando el reflejo de la imponente Dama de Molina del artista Manolo Valdés.
En torno a un café, hacemos un repaso a su vida, a su dedicación profesional a la música, a su pasión por el canto, a su defensa y promoción de la mujer y a tantas y tantas iniciativas culturales y musicales que lleva entre manos. Es doctora en Musicología por la Universidad Autónoma de Madrid. Entró al Conservatorio con 8 años, especializándose en guitarra y dirección de coros. Su actividad se reparte entre la interpretación, la docencia, la investigación musicológica y los estudios sobre música y mujeres.
En 2009 fundó DeMusica Ensemble, un muy reconocido grupo de música antigua, compuesto por varias mujeres y que ella misma dirige. La formación está recorriendo España y Europa, con un éxito creciente en torno a un repertorio medieval, con la intención de promocionar las obras compuestas e interpretadas por mujeres: "Hemos participado en todos los festivales de España, en Inglaterra y en casi toda Italia, uno de los discos los grabamos en Asís y próximamente actuamos en Venecia", y me cuenta su dedicación a la gestión cultural, siendo directora artística y fundadora del Festival de Música Antigua de Lorquí y del Festival Molina Música Antigua. Colabora con la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia, siendo la encargada de las Notas al Programa. Es profesora de Historia de la Música en el Conservatorio de Cartagena y Directora del Grupo de Investigación ‘Música y Mujeres. Estudios de Género de la Sociedad Española de Musicología.
Estamos ante una de las mujeres con más trayectoria y actividad musical de la Región
"La música y la creatividad me posee, y eso es lo que intento transmitir en los conciertos, en clase y en casa" (una hija toca el chelo y la otra la viola), dice y yo le hago saber que estoy apabullado de su intensa actividad, y bromea: "Creo que también podría haber sido malabarista. Si supieras que también diseño los carteles para los conciertos, controlo las páginas web, etc. Puede que el meteorito que cayó en Molina también haya influido en tanta actividad musical que está saliendo de esta ciudad", y añade: "Hay que dignificar el trabajo cultural, hay que hacerlo bien y hay que exigir que se reconozca su importancia, que no trabajamos solo el rato del concierto, sino la preparación y ensayos durante meses. No podemos actuar gratis o a regateo, que nosotras tampoco regateamos a Hacienda y contribuimos a la Seguridad Social, religiosamente. El público no valora lo que es gratis. Siempre se me ha clavado en el alma cuando les digo que hago música y me preguntan: Y qué más?, porque la gente da por hecho que la música es más una distracción que una profesión".
De la historia de la música me cuenta que "como la historia en general, está escrita por hombres, y las mujeres, importantísimas, han sido borradas. Cuando vi los libros de texto que se trabajan en el Conservatorio, me di cuenta que solo aparecía Clara Shumann, así que me dediqué a poner a investigar a los chavales, a hacer que los alumnos hiciesen trabajos sobre la gran aportación de las mujeres a la música, como compositoras o intérpretes. Yo creo en el poder de la educación. La educación es la herramienta del cambio. Mis conciertos también tienen una parte didáctica", y añade: "Alguna gente me dice si no estoy cansada de tanto hablar de mujeres y programar mujeres músicas y yo les contesto que si no se cansan ellos de solo programar hombres". Dice que ella ha educado a sus hijas en la igualdad: "Con siete años mi hija me dijo que no quería ser una bella durmiente, esperando sin hacer nada a que viniera el príncipe a darle un beso".