La Opinión de Murcia

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Entrevista
Escritora

Amelia Castilla: "Paco Martín puso a la ciudad de Cartagena en el mapa cultural"

La periodista, cartagenera de adopción, acaba de presentar ‘La Mar de Paco’, una biografía de Paco Martín, programador cultural del Festival de Jazz de Cartagena y La Mar de Músicas durante tres décadas

Amelia Castilla, junto a un mural de Paco Martín. | IVÁN J. URQUÍZAR

Niño prodigio, músico y maestro de formación, Paco Martín (Cartagena, 1956-2018) dirigió durante más de tres décadas el Festival de Jazz de Cartagena y La Mar de Músicas. Contribuyó de forma indiscutible a la regeneración de la ciudad portuaria, situándola en el centro del mapa cultural con su dedicación al frente de programas variados, atractivos y de calidad. Amelia Castilla, periodista cultural y cartagenera de adopción, cubrió muchos de los eventos que Paco programaba, además de compartir algo más que una amistad juntos. Cuatro años después de la muerte del promotor musical, Amelia presenta La Mar de Paco (2022), una biografía que se lee como un recorrido a través del puente musical que Paco Martín construyó para unir a la Región de Murcia con las músicas del mundo.

¿Cómo y en qué momento conoce a Paco Martín?

Paco Martín y yo nos conocimos hace más de cuarenta años. Yo estudiaba Periodismo y él acababa de venir de Barcelona, donde había estado viviendo un año en lo que él llamaba «una comuna». Mi marido vivía en Madrid y Paco se quedó unos días en su piso. Desde entonces, nunca nos hemos separado. Yo iba constantemente a Cartagena porque mis padres vivían aquí; nos veíamos, salíamos a conciertos, íbamos a la playa, quedábamos para comer, etc. Paco y yo hemos sido más que amigos.

¿Cómo comienza la carrera de programador cultural de Paco Martín?

Paco comenzó a trabajar en una Cartagena completamente gris y abandonada. Él entró en el Ayuntamiento con la llegada de las administraciones democráticas y, desde el primer momento, le eximieron de tareas administrativas o funcionariales. Se dedicó a programar concursos de pintura, recuperó los carnavales, la feria del libro… Le pusieron donde destacaba.

Entre todo lo relacionado con la cultura.

Sí. Le gustaba mucho potenciar la cultura local y fusionarla con la foránea, y le funcionaba muy bien. Él recuperó el Festival de Jazz, uno de sus grandes logros, que ahora tiene casi cuarenta años. Programó el cartel del Ayuntamiento, el auditorio de Murcia durante un tiempo y el Festival de Teatro de San Javier. También alquilaron el Teatro Circo para actividades culturales y comenzó a programar teatro, música y prácticamente todo lo que hubo allí durante cuatro décadas. Por ahí han pasado todas las compañías de teatro y los artistas más punteros; lo más granado de la New Age. Cartagena, con él, estaba entre las ciudades que más música programaban.

Y eso sin hablar del proyecto por el que más se le recuerda: La Mar de Músicas. ¿Cómo arrancó el festival?

En verano, toda la gente se iba a la playa y, desde el Ayuntamiento, le encargaron a Paco que organizara un festival para dinamizar un poco la vida en la ciudad. Se lo inventó con José Luis Cegarra, el ahora director. Registraron el nombre y en 1995 arrancó La Mar de Músicas.

Como ha señalado, Paco no sólo se dedicaba a la programación del cartel de La Mar de Músicas, sino que era un polímata cultural capaz de organizar los diversos registros que el festival ofrece: letras, teatro, arte, cine,..

Sí, completamente. Porque él en realidad era un gestor completísimo; le pegaba a todas las áreas de la cultura.

El festival ha dado voz a una generación de pintores como pueden ser Sarri, Gonzalo Sicre o Dora Catarineu, y por la Mar de Letras han pasado escritores como Bolaños, Vargas Llosa, Houellebecq o JR. Paco quería que fuera un festival completo y supo darle una personalidad concreta. Es un festival de mediano formato y Paco llenó el aforo desde el primer momento; todos los años el éxito era monumental.

Festivales hay muchos, pero como La Mar de Músicas solo está éste.Paco Martín y usted eran grandes amigos, ¿hablaron alguna vez sobre una posible biografía?

Jamás, porque Paco era una persona superhumilde. Él siempre quiso estar detrás del escenario y nada más. Nunca pensamos en eso. Además, a él lo mata un cáncer prácticamente fulminante. Nosotros soñábamos con jubilarnos juntos en Cabo de Palos, ir a muchos conciertos y viajar por el mundo; aprovechar esos años en los que estás bien para hacer las cosas que no has podido hacer antes. Ni siquiera yo me lo planteé, para nada.

Entonces, ¿cómo nace el proyecto biográfico de La Mar de Paco?

Me lo planteé durante la pandemia porque me parecía que se estaba perdiendo un poco su legado, que se empezaba a diluir, y no quería que olvidáramos a alguien que había hecho tanto por eso tan importante e intangible que denominamos ‘Cultura’.

¿Cómo ha sido el proceso creativo del libro?

El proceso ha sido complicado porque yo estaba acostumbrada a trabajar como periodista. Lo he hecho con toda la documentación que yo tenía de Paco y la que me han facilitado a través del Ayuntamiento, pero, básicamente, es un puzle armado a base de entrevistas en las que aparecen periodistas, políticos, amigos, familiares y algún enemigo de Paco.

¿Qué se va a encontrar el lector cuando se adentre en las páginas de La Mar de Paco?

Hay una parte cronológica y otra que he edificado a través de reportajes concretos sobre algunos temas que me parece que lo merecían, como Mestizo, una asociación cultural que creó en el ‘92 junto a dos amigos y con la que dinamizaron durante una década la vida cultural en Murcia. También hay muchas cosas sobre su vida, sus amores, sus penas, sus enfermedades, sus encuentros..., cosas de todo tipo. Lo más complicado ha sido relatar el capítulo de su fallecimiento, pese a que yo estuve con él hasta el último momento.

¿Qué cree que ilustra la historia de Paco Martín?

Creo que esconde la enseñanza de cómo la gente que realmente hace bien su trabajo puede cambiar las cosas; la importancia de estar, conocer, saber. Él sabía muchísimo de música, de literatura, de arte... Es que para ejercer como gestor cultural no vale cualquiera. Paco construyó un puente musical que unía a la Región de Murcia con América Latina y las músicas africanas que tanto le gustaban, y si La Mar de Músicas se ha mantenido durante tanto tiempo, con el éxito que tiene, es porque Paco armaba una programación coherente.

¿Queda el festival un poco huérfano sin la batuta de Paco Martín?

Creo que su figura es insustituible. Mucha gente cree que hacer un festival es agrupar a un montón de artistas y ya está, pero nada de eso. Paco es uno de esos tipos que abren puertas pero, cuando se van, esa puerta se cierra tras ellos. Obviamente, en el Ayuntamiento están Eugenio González y Luis Cegarra, que cogieron el testigo en cuanto él desapareció, y hacen lo que pueden y más, pero el festival no es el mismo ya... Sin contar los festivales, la ciudad lleva prácticamente a cero en cultura desde que se fue. No se programa nada, esto vuelve a ser un muermo. Yo creo que la muerte de Paco ha influido mucho. Se ha programado muy poco teatro, las actividades culturales se han reducido..., y eso es porque no existe una figura como la suya, capaz de hacer todo esto.

La Mar de Música todavía mantiene aquella premisa sobre la cual, cada año, su cartel se estructura en torno a un país invitado; este año, República Dominicana. A día de hoy, cuatro años después de que Paco nos dejase, ¿su visión sigue presente en la confección del programa?

Sí. De hecho, que República Dominicana fuera país invitado a La Mar fue su último sueño. Él estuvo en Santo Domingo el verano en que cayó enfermo porque le invitaron a dar una serie de conferencias y volvió con esa idea en la cabeza. O sea que todavía queda algún fleco de lo que Paco hacía…

La ciudad en la que Paco se crió era muy diferente a la que podemos ver ahora, ¿fue su actividad cultural un motor de cambio para Cartagena?

Creo que Cartagena fue evolucionando de forma paralela a su programación cultural. Al principio, cuando hablaban con los promotores y les pedían artistas, ellos les respondían: «¿Cartagena de Indias?». La ciudad estaba descubierta, porque tiene una tradición histórica increíble, pero nadie pensaba que Cartagena fuera un lugar en el que pudieran actuar músicos africanos, brasileños o latinoamericanos. Cuando La Mar de Músicas comenzó a tener éxito ya no hacía falta aclarar de qué Cartagena hablaban. Paco, en cierta manera, puso a la ciudad en el mapa.

¿Es La Mar de Paco una especie de homenaje que devuelve al programador musical la dedicación de toda una vida a la actividad cultural de la Región?

Durante unos años, Paco fue el programador más importante de España. No sé si la gente es consciente de su trabajo, pero él no sólo le hizo ese regalo a la ciudad de Cartagena, sino que se lo hizo a toda la Región. Cartagena luego ha ido cambiando; también es una ciudad de servicios, turística, que se ha embellecido, que tiene el teatro, que se sacó al exterior..., pero todo esto ha transcurrido en paralelo, a medida que el festival también iba cogiendo ritmo. Al final, siempre se apoyan mucho las obras y determinadas cosas que hacen los Ayuntamientos y los políticos, pero la cultura siempre se queda ahí; te da mucho glamour y categoría, pero no se considera con la importancia real que tiene. Me gustaría que en La Mar de Paco se leyera al personaje que él fue y lo que representó. Ahora son los lectores los que tienen la última palabra.

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