Cuando Nacho llegó destinado a Murcia, un servidor ya se había prejubilado como policía, con lo que no tuve la oportunidad de verlo trabajar. Sin embargo, las circunstancias de ambos propiciaron que finalmente nos conociésemos y, desde luego, debo confesar que mi suerte fue infinita.
En general, cuando la gente piensa en las características de un policía, suele dejarse llevar, o bien por sus propios prejuicios y experiencias, o bien por la imagen que de los mismos han creado determinadas series policíacas y películas famosas.
En el caso de Ignacio Del Olmo creo que el modelo que más encajaría por su propia imagen sería el de serie policíaca: un agente intuitivo e inteligente, estratega, dotado de recursos moldeables y adaptables a cada situación, decidido y con arrojo, muy humano (poli bueno) cuando se precise y duro e intransigente (poli malo) cuando convenga… Efectivamente, así lo podemos ver por su imagen (y algo de esto hay), pero luego está la realidad, es decir, lo que verdaderamente uno es. Ignacio del Olmo acaba de ser nombrado Jefe Superior de Policía en Murcia; pues bien, cuando necesite renovar mi DNI y llame a Ignacio para que me lo gestione ya sé su respuesta: «Llama al 060, ahí te darán la cita». Más profesionalidad, imposible.
