La Opinión de Murcia

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En su rincón

Joaquín Salmerón: el apóstol de Siyâsa

JOAQUÍN SALMERÓN

La bella ciudad de Cieza está muy de moda últimamente por la floración de sus frutales, que atrae a miles de visitantes que aprovechan la ocasión para disfrutar de las maravillas de su patrimonio arqueológico e histórico, destacando los restos de la ciudad andalusí de Siyâsa y el magnífico museo que sirve de centro de interpretación de la misma.

Quedo allí con Joaquín Salmerón Juan, responsable del museo y de todas las excavaciones y patrimonio histórico de la ciudad. Es imposible citar aquí su extensa trayectoria de excavaciones, publicaciones de artículos y libros, organización y participación en congresos o sus responsabilidades en asociaciones y organismos locales, regionales, nacionales e internacionales. Baste decir que es una autoridad internacional en dicha época andalusí, así como en las pinturas rupestres. Además es patrono vitalicio de la Fundación Valle de Ricote, forma parte de la Directiva de la Federación Española de Amigos de los Museos, es miembro del consejo de redacción de varias revistas especializadas en arqueología y, por si fuera poco, ha organizado y comisariado numerosas exposiciones de arte, incluido el histórico Certamen Internacional de Pintura Toledo Puche. Es por eso que lo conozco desde hace años y que admiro su trabajo tan importante y significativo para la cultura de toda la Región.

Como no podía ser menos, nos vemos en el museo y allí mantenemos una muy interesante conversación que comienza preguntándonos por la familia y los hijos y recorre su trayectoria, las actividades del museo, el estado de las excavaciones del municipio y, en general, toda la cultura, que siempre le ha preocupado. «Creo que estudié historia y arqueología por influjo de mis abuelos. Yo era el nieto mayor y mi abuelo Joaquín, que era taxista, llevaba a los dueños de fincas a sus propiedades, así que se conocía el terreno y muchas veces me enseñaba dónde había restos de la época árabe. Mi otro abuelo, que era oficial de notaría, gustaba de ver conmigo su programa televisivo y radiofónico favorito: Rescate, que implicaba a los escolares de los pueblos de España en localizar y defender los yacimientos arqueológicos. Todo esto hizo que con 12 años, cuando viajábamos, yo prefiriera que mi padre me llevase al museo arqueológico de la ciudad antes de a ver el estadio de fútbol. Luego, con 14 años formé un grupo de aficionados a la arqueología y, finalmente, estudié la carrera universitaria», me dice reviviendo aquel entusiasmo de sus inicios que compruebo que sigue manteniendo, con creces.

Joaquín también me cuenta que fue compañero, desde el colegio, de un grupo de artistas plásticos ciezanos, como Semitiel Segura o Abellán Juliá, y que pronto empezó a colaborar con ellos escribiéndole textos para catálogos y ayudándoles a organizar exposiciones, lo que luego le ha llevado a hacerlo para otros artistas, comisariar exposiones o hacer de jurado en distintos certámenes nacionales.

De sus 33 años de funcionario municipal me cuenta muchas anécdotas y muchos proyectos realizados y me confiesa: «Mi mayor logro es haber resistido a los unos y a los otros, sin que me cesen. Aunque algunos lo intentaron, yo siempre me he esforzado en seguir formándome, en hacer cursos de gestión de patrimonio por toda España, en estar al día y entregar lo mejor de mí, con responsabilidad y honestidad, en la investigación, cuidado y divulgación del patrimonio. Creo que si sigo al frente de más de cien yacimientos arqueológicos y del arte rupestre de la zona, que es Patrimonio de la Humanidad, es porque aún mantengo la ilusión y las ganas».

Y Joaquín me cuenta con pasión su labor en la Cueva Sima de la Serreta, en el Cañón de Almadenes, con una historia que va desde el Neolítico, a la época árabe, pasando por haber sido una increíble y única vivienda tardoromana: «En nuestra Región hay un maravilloso patrimonio histórico, que debería darse a conocer de manera coordinada, con rutas conjuntas que evitarían la estacionalidad turística. Falta mucho por hacer, planes globales, rutas regionales que añadan el paisaje, la gastronomía y los alojamientos con encanto», pero se siente satisfecho: hace poco, en el museo, han llegado al visitante número 400.000 y reciben más de cuarenta autobuses al mes.

Un trabajo bien hecho, una pasión.

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