La Opinión de Murcia

La Opinión de Murcia

Entrevista
Música Manuel y Raúl Quijano

Café Quijano: "Levantar la mano a las mujeres es el mayor signo de cobardía que existe"

Después de tener que aplazar su concierto previsto para el mes de mayo en El Batel, el trío leonés presentará este viernes por fin en el auditorio cartagenero su último disco, ‘Manhattan’

Café Quijano

Café Quijano ha vuelto a la senda marcada por La taberna del Buda (2001), seguramente su álbum más exitoso, con Manhattan (2022), un disco que, efectivamente, suena inequívocamente ‘Quijano’. Lo presentarán este viernes en el Auditorio El Batel de Cartagena después de haber tenido que aplazar su visita, prevista inicialmente para el 21 de mayo, por motivos médico. Como compensación, en la ciudad portuaria ofrecerán ahora un extenso concierto en el que no faltarán alguno clásicos y que, aseguran, es el mejor director de sus más de veinte años de carrera. Manuel y Raúl, dos de los tres hermanos del trío leonés, aclaran los entresijos de este nuevo proyecto y gira.

Desde el primer compás de su nuevo disco uno ya sabe que está ante Café Quijano. ¿Cómo se consigue un sonido propio y cuándo dieron con él? 

Manuel Quijano: Para bien y para mal, una de las cosas buenas que tenemos es un sonido propio, rápidamente identificable. Creo que es mejor tener una propia seña de identidad que moverse en tierra de nadie. Y lo encontramos allá por el año ‘99, cuando hicimos un disco [La extraordinaria paradoja del sonido Quijano] que incluía La Lola y donde dábamos ciertos bandazos, manteniendo el tipo, tratando de dar con lo que pudiera ser nuestro sonido definitivo. De hecho La Lola era el sonido más diferente de todo lo que había en el disco. Y dijimos: pues por aquí. Y encima coincidió que la canción tuvo un éxito internacional relevante. Era lo que nos apetecía, lo que nos gustaba. Así grabamos La taberna del Buda, para refrendar un poco que no éramos un grupo de una sola canción. Ese disco nos marcó definitivamente la pauta del sonido a seguir. Cumpliendo los veinte años de esa grabación decidimos ir al origen de nuestro sonido con Manhattan. 

Raúl Quijano: La taberna del Buda fue el disco que nos afianzó. Veníamos de un éxito internacional muy importante –La Lola había sido número uno en treinta países, el grupo fue nominado a los Grammy latinos– y, de una u otra forma, se esperaba a ver qué era lo siguiente. Y llegó La taberna del Buda, un disco con siete singles, con canciones memorables que han perdurado en parte del subconsciente del público. 

¿En qué ha cambiado Café Quijano, y también España, en estos últimos veinte años?

M. Q.: Nosotros no hemos cambiado mucho; simplemente, hemos cumplido años. Ha cambiado más lo que está alrededor de nosotros, todo lo que se ha movido en el mundo de la música (lo digital, lo tecnológico). Muy poco tiene que ver lo de hoy con lo que se hacía antes, por ejemplo, a la hora de promocionar un disco, cuando no había ni una sola red social e Internet iba a pedales. Ha cambiado el contexto global, y también nuestra mentalidad, en cuanto a conciencia de lo que vivimos. De veinte años para acá nos hemos dado cuenta del privilegio que supone seguir haciendo lo que estamos haciendo, cosa que no teníamos tan clara entonces. Casi no éramos conscientes; todo iba muy deprisa. Pero lo que pasó fue muy grande y maravilloso, como lo sigue siendo ahora. Por eso siempre decimos que nosotros no vivimos de éxitos del pasado: seguimos tocando, grabando discos nuevos y ahora mismo estamos haciendo un concierto de dos horas y media que es, sin duda, el mejor directo de estos 24 años como banda. Supongo que cada paso que hemos dado ha sido para ir aprendiendo y seguir creciendo. 

El concierto

  • Fecha: Viernes, 21.30 horas.
  • Lugar: Auditorio El Batel, Cartagena.
  • Precio: 25-40 euros.

¿Y cómo se ven dentro de otros veinte años?

R. Q.: Pues haciendo una entrevista aquí contigo hablando de cómo han sido los últimos veinte años [Risas]. Si Dios quiere, seguiremos en el escenario, tocando, vendiendo música, sintiéndola, aprendiendo. La música es nuestro trabajo, nuestra pasión.

Manhattan es un álbum cuyas historias bien podrían ser una colección de cortometrajes. ¿Les gusta que se refieran a su música como ‘cinematográfica’?

M. Q.: Sí. Las historias que cantamos son muy de cortometraje, efectivamente. Con las pocas líneas que ocupa una canción, uno se hace una película en la cabeza. Eso también es marca de la casa. Nosotros siempre pensamos en contar historias o describir sentimientos dentro de un contexto, y especializados en personajes o lugares que dan pie a muchas situaciones diferentes. 

¿Ustedes siempre son los protagonistas de sus historias?

M. Q.: Casi nunca, de hecho. Ese es un ‘sambenito’ que nos han puesto: el hecho de pensar que somos los que protagonizamos toda esta sarta de aventuras de todo tipo. Lo único que hacemos es poner voz en muchos casos a otros personajes. Cantamos en primera persona, pero lo hacemos como lo hace un actor: nos metemos en el papel del personaje que interpretamos. Si fuéramos los protagonistas de todas las historias que contamos, probablemente no estaríamos haciendo esta entrevista.

«Es difícil, casi imposible, que vuelva a ser un hombre libre», cantan en Sabes. ¿Siempre han hecho lo que querían?

R. Q.: Absolutamente. Desde que encontramos el sonido que queríamos que fuera la impronta de la casa, con la compañía de discos siempre ha habido un respeto mutuo. 

«A menudo recuerdo esa noche en Manhattan con mi amigo Zapata», cantan en la canción que le da título al álbum. ¿Qué les condujo hasta el artista de moda en Hollywood, el mallorquín Domingo Zapata?

M. Q.: A Domingo Zapata, además de su obra, le hace grande su generosidad. Le conocimos por amigos comunes, hace ya muchos años, en Estados Unidos, y vemos cómo le reconocen y le quieren en muchos países. Nos apeteció hacerle protagonista de una de nuestras historias porque, una noche, en Nueva York, nos sacó a ver las estrellas y aparecimos en el The Box, un cabaret muy coqueto y especial, con gente de todo tipo, en el que sucedieron cosas que contamos de forma... muy edulcorada [Risas]. 

¿Cómo son las fiestas en Nueva York? 

M. Q.: Igual que en cualquier otro sitio. Al final las fiestas las hacen las personas. 

R. Q.: Tampoco somos muy fiesteros nosotros. Cero excesos.

M. Q.: Somos ese grupo del que la gente tiene una imagen que no se corresponde con la realidad. Una cosa es el personaje y otra, la persona. 

¿Y qué les ha llevado a componer una canción como Quiero, dirigida contra los «mamarrachos, macarras y machitos trasnochados»?

M. Q.: Porque a lo largo de la vida nos hemos encontrado con mucho ‘campeón’ que va de fenómeno por la vida y que en el fondo es un cobarde. Tenemos gente cerca que ha sufrido las consecuencias de quien piensa que la valentía está en levantar la mano a las mujeres, cuando ese es el mayor signo de cobardía que existe. Esas cobardías máximas de ciertos elementos despreciables en todos los sentidos, hacen que muchas veces te avergüences del género masculino.

Como leoneses que son, ¿qué opinión les merece la entrada de la extrema derecha en el gobierno de su comunidad?

R. Q.: No opinamos. Nosotros siempre nos hemos caracterizado por hablar de música. Han intentado, por diferentes vías, sacarnos rédito político, pero no lo han conseguido. 

M. Q.: Lo que queremos, en Castilla y León, Andalucía o Cataluña, es que impere el respeto a la democracia y al votante, elija lo que elija.

En cualquier caso, ¿no les chirría que Vox quiera eliminar el reconocimiento de la violencia machista?

M. Q.: La violencia de género no tiene tinte ni color político. Nosotros lo único que hacemos es defender, sobre todo, el respeto hacia el prójimo.

Antes la mencionaban, y es una canción que el público les exige seguro en cada ciudad en la que actúan. Desvelen quién fue La Lola. 

M. Q.: La Lola fue una presentadora de televisión que en su momento aparecía todas las noches mientras yo componía la canción, hace ya 24 años. Siempre la veía, con el volumen apagado, mientras componía. Un día le llamé por teléfono a la redacción y le conté que éramos un grupo que acabábamos de sacar un primer disco. No nos conocía prácticamente nadie. Le pareció una historia interesante. Para mí Lola era casi como una musa. Nos conocimos y tuvimos una historia curiosa. No diré su nombre. Siendo tu periodista sabrás que las fuentes no se revelan.

Compartir el artículo

stats