La organización del Rock Imperium no disparó todas sus balas en su primera edición, que acabó ayer con los deslumbrantes conciertos de Scorpions y Europe. Pese al varapalo que supuso la cancelación del concierto de Whitesnake por el delicado estado de salud de su batería, Tommy Aldridge, el festival cartagenero cerró con nota. Sobre todo, porque demostró que lo suyo no será flor de un día. Y lo hizo poniendo un nombre sobre la mesa que garantiza que la ciudad portuaria será durante un fin de semana de 2023 epicentro mundial del heavy metal. Se trata de Deep Purple, una banda que por sí misma ya justifica un festival entero.

Hablar de ellos casi está de más. De hecho, si hoy en día se habla de hard rock y heavy metal es, en gran parte, gracias a Deep Purple. Comandados por el carismático Ian Gillan y por el ‘guitar hero’ Ritchie Blackmore, los ingleses, junto a combos como Led Zeppelin o Black Sabbath, le dieron una vuelta de tuerca al blues británico, le añadieron tonelaje y lo convirtieron en otra cosa. Demasiado ‘heavy’ para los ‘blueseros’, demasiado ‘bluesero’ para los amantes del rock progresivo.

Gillan aportaba -y aporta- el prodigio de una garganta única, capaz de registrar notas impensables por arriba y por abajo. Todo ello, sin olvidar la sensibilidad propia de cualquier ‘folkie’ contemporáneo suyo.

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Actuación de Europe en la segunda jornada del Rock Imperium Festival Iván Urquízar

Al otro lado, Blackmore subía y bajaba el mástil como si le apuntasen con una pistola en la sien. Su forma de tocar la guitarra, endiabladamente acelerada pero con la expresividad de los grandes ‘bluesman’, fue uno de los pilares sobre los que se cimentó la figura del ‘guitar hero’. Por ofrecer algo de perspectiva, comparte clase con Jeff Beck, Jimi Hendrix o el fogoso Eric Clapton de Cream.

Con escuderos de lujo como el teclista John Lord, de quien se dice que solo con la grabación del solo de Child in time ya estaría entre los mejores pianistas de la historia del rock o el virtuoso batería Ian Paice, los Purple grabaron varios de los mejores discos de la historia del género. Además, sentaron las bases para todo lo que vino después -no es exagerado decir que cualquier banda que apueste por los desarrollos instrumentales y los bajos pesados les debe gran parte de su existencia- y dejaron para la posteridad el primer riff que aprende cualquiera que haya agarrado una guitarra: Smoke on the water.

La banda más ruidosa

Corría el año 1972. Unos Purple en estado de gracia tocaron en el Rainbow Theatre de Londres. En el punto álgido del concierto, se registraron 117 decibelios. Este dato sirvió para que, dos años después, el Libro Guinness de los Récords los considerase ‘La banda más ruidosa del planeta’. No es la única clasificación en la que se sitúan en los puestos nobles. Es rara la lista de disco s más influyentes de la historia -su directo Made in Japan, grabado durante su primera gira asiática, en 1972, está considerado directamente el mejor disco en vivo de la historia del rock duro- en la que estos veteranos melenudos londinenses no aparecen.

Aún queda para saber el resto del cartel de la edición 2023 del festival, pero el primer nombre apunta alto. Muy alto.