Miguel Sánchez Robles (Caravaca de la Cruz, 1957) es el flamante ganador de la trigésimo quinta edición de los Premios Tiflos de Literatura en su modalidad de novela. La obra en cuestión es Te llamaré Tristeza (Castalia, 2022), un texto «muy personal y bastante arriesgado» –según destacó el jurado, presidido por el académico y escritor Luis Marte Díez– que su autor ha presentado recientemente en el Palacio de los Duques de Pastrana de Madrid. En él, el laureado escritor centra el foco sobre una inteligente y bella joven que «conoce demasiado pronto el sufrimiento», lo que Sánchez Robles aprovecha para hablar sobre «esa luz que la alegría no ve, pero sí la desgracia».
Organizado anualmente por la Dirección General de Promoción Cultural de la ONCE y la editorial Edhasa, el Tiflos –que ha tenido en el cartagenero José Martínez Ros a otro de sus ganadores, este en la categoría de poesía– es uno de los premios literarios más prestigiosos de España, y a su última convocatoria han concurrido más de mil obras de distintas partes del mundo. Hablamos con Sánchez Robles para intentar descubrir las claves de por qué Te llamare Tristeza se ha impuesto ante tamaña colección de escritos.
Háblenos de su último libro, Miguel. ¿Te llamaré Tristeza busca mostrar la dureza de la vida sin paños calientes?
No exactamente. Es una novela que, más bien, intenta explicar lo complicada que puede llegar a ser la existencia para cierta clase de jóvenes, pobres y sensibles, que no se sienten bien el mundo, que no encajan en las casillas que la sociedad les tiene adjudicadas; jóvenes cuyas experiencias y actitudes vitales están en conflicto continuo con aquello que se espera de ellos. Pero también es una novela de conocimiento. Incluso una novela moral. O una novela cinematográfica. Es muchas cosas a la vez. No me planteé al escribirla un único objetivo, sino montar una historia a través de un mosaico o un puzzle al que el lector mismo va dando forma a medida que avanzan las páginas.
Tristeza, Terko y Nemo son los protagonistas de este trabajo.
Sí. Básicamente esos tres. En este orden: Ella, Tristeza. Él, Nemo. Y Terko, que es más tangencial. Pero el libro cuenta con una galería de ‘secundarios’ que aparecen y desaparecen y que nunca tienen nombre propio. Ni los mismos protagonistas lo tienen. No hay nombres propios en la novela. Pero es una novela llena de gente, de gente corriente, de gente viviendo, de gente ‘en sitios’... Una sola voz y muchísima gente que está intentando salvarse de que la vida no tenga demasiado sentido.
¿Puede ser que haya adolescentes que se acerquen a esta novela y se sientan identificados?
No es una novela para adolescentes; aunque, bueno... quizá también pueda llegar a serlo. Pero tampoco creo que sea fácil identificarse con la actitud del personaje principal. No es fácil que una persona viva tanta y tan ‘excesiva realidad’ como ella, como Tristeza. Y sin embargo, todo lo que ocurre es verosímil, alejado de la fantasía. De lo que sí estoy seguro es de que habrá muchos jóvenes que hayan tenido existencias similares, e incluso mucho más crudas e intensas. La realidad supera siempre a la ficción...
¿Cómo nace esta novela?
Nace porque siempre quise contar esa vida durísima y complicada que le puede tocar vivir a cualquier joven recién salido de la adolescencia. Y quise contarla de una manera distinta, a modo de diapositivas, como cuando en clase de Historia del Arte proyectaba las obras más significativas de un movimiento artístico para dar una visión general de las características del mismo, o un adelanto de lo que íbamos a estudiar. ¡Cómo recuerdo aún el olor a sobrecalentado de aquellos viejos proyectores! [Risas]. Siempre quise escribir un libro con esa estructura y que contara una vida especial y, al mismo tiempo, genérica y creíble.
En Te llamaré Tristeza también se habla de la soledad, que quizá pasa demasiado desapercibida en las grandes ciudades. Tal vez el ser humano lo ha convertido en algo cotidiano y no nos damos cuenta de la sociedad tan gélida que estamos creando, de personas metidas «en la cajita del mundo».
Sí, en «la cajita del mundo». Cuando terminé el libro y lo releí, tuve esa sensación. Tristeza tiene la posibilidad, en una etapa de su vida, de viajar mucho y de vivir alguna temporada en África, pero no logra despegarse de la impresión de que el mundo es una cajita llena de criaturas muy vivas que quieren salir de ahí. Ella misma trata de salirse, y descubre que no puede. Entonces acepta con resignación, con dulzura, lo que hay que aceptar.
La imagen de la portada del libro, una fotografía de Paco Martínez, también dice mucho de esta novela. Vemos un reloj y arena que se escapa entre las manos. La vida pasa en apenas un suspiro...
Sí. La imagen de portada es preciosa y dice mucho sobre el sentido final de la novela, sobre el paso del tiempo, sobre cómo se pierde como arena en las manos, efectivamente. Paco Martínez además de un buen fotógrafo es también escritor y agradezco mucho su colaboración en ese sentido.
El jurado del Tiflos dijo de Te llamaré Tristeza que es «una novela muy personal y bastante arriesgada».
Es arriesgada en muchos sentidos, pero sobre todo en cuanto a su estructura. Son como... instantes en una máquina de pinball. De hecho, en realidad ese es su subtítulo. Al principio de la novela se explica cómo la vida se pone a jugar a veces con cada uno de nosotros como si fuésemos la bola de una de esas máquinas. Pero también es arriesgada en su lenguaje, enérgico y directo. Y es arriesgada sobre todo en la manera brutalmente sincera e insobornable con la que cuenta su vida la protagonista.
Así lo ha valorado el jurado del Tiflos. ¿Cómo valora este reconocimiento?
Ha sido un verdadero honor y una gran alegría haber obtenido ese premio entre tantísimas obras presentadas y de tantos países. Y también haber tenido con ello la oportunidad de editar con un sello como Edhasa.
Usted ha sido premiado muchísimas veces en España, tanto en poesía como en narrativa. ¿De cuál de estos galardones se siente más orgulloso?
De hecho, he tenido la suerte de, hasta la fecha, poder publicar toda mi obra a través de reconocimientos literarios como este. Me han premiado todo tipo de jurados y a lo largo de todo el territorio español; incluso en Francia he recibido el Premio Hemingway, en Nimes. Te aseguro que lo agradezco de todo corazón, como agradezco cada uno de los galardones que me han concedido. Solo puedo responderte así a esta pregunta, porque para mí, de verdad, todos esos premios han sido igual de importantes, equivalentes.
Por cierto, tengo entendido que su bibliografía se va a seguir ampliando próximamente.
Pues en septiembre voy a publicar con Reino de Cordelia mi poemario Solo vemos la luz, Premio Ciudad de Badajoz 2021. Además, en una edición preciosa y exquisita, como todas las que hace esta editorial. Y estoy escribiendo apasionadamente otra obra, y preparando la reedición de mi primera novela, publicada hace ahora veinticinco años y totalmente descatalogada. Hay mucha gente que me ha pedido reeditar esa novela y eso haré.