La Opinión de Murcia

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En su rincón

Jorge de Juan, marinero al timón de la cultura

Jorge de Juan

Tenemos en esta Región a un grande y talentoso de la cultura como es Jorge de Juan García, actor y director de teatro y cine, productor, programador y gestor cultural que acaba de ser nombrado responsable de la programación de las artes escénicas de Cartagena, lo que incluye, entre otras cosas, la dirección del Nuevo Teatro Circo y la del proyecto del futuro centro cultural en el Cine Central. A poco que se le apoye, podemos aventurar que su capacidad de trabajo y entrega y sus dotes de dirección de equipos, traerán importantes frutos para que Cartagena dé el salto que necesita para pasar de ser un referente cultural a ser la locomotora cultural del Levante.

Desde que Jorge fuera el encargado de leer el manifiesto del Día Mundial del Teatro, en el escenario del Teatro Romano, llevamos un tiempo programando esta charla y por fin la fijamos tras volvernos a ver en la cena del 40 Aniversario de La Murga, junto con lo mejor de la cultura artística y teatral de la ciudad y de la Región. El evento, organizado por Alfredo Ávila y Raquel Torres, se hace en la terraza del Club de Regatas y no puedo evitar recordarle a Jorge el gran concierto que su hija, la artista María de Juan, dio el año pasado para la Mar de Músicas y que le dedicó a un emocionadísimo padre: «no era para menos, la he criado yo solo, siempre conmigo por el mundo, es mi niña, y aquél momento, después de tanto, era tan importante para mí como para ella», y me cuenta que ya está trabajando en un segundo disco que va a ser un bombazo. De casta le viene al galgo, porque la familia De Juan es una gran familia de artistas: el abuelo materno de Jorge era profesor de violín y Director del Conservatorio de Musica, su abuela Encarna profesora de piano y sus tíos Gregorio García Segura, reconocidísimo compositor español, y Alfredo, arreglista, letrista y compositor. En su familia también hay un tío valenciano que fue autor teatral y otro cartagenero, José Segura López, que fue actor y director con compañía propia. El padre de Jorge le transmitió su pasión por la fotografía y su madre hizo sus pinitos como actriz, pero tuvo que dejárselo para cuidar a una familia numerosa, por eso cuando su hijo le dijo que quería ser actor, no dudó en apoyarlo.

Ya en el colegio Jorge de Juan empezó a destacar por su cualidades teatrales en representaciones de Alejandro Casona, luego marchó a estudiar a Madrid, donde hizo un curso de realizador de TV, donde llegó a hacer un cortometraje con José Luis Cuerda: «el protagonista era un hombre que quería suicidarse de alguna manera, pero nunca lo lograba y, años después, me sorprendió que Cuerda tomase mi idea para su Amanece que no es poco, con lo que pensé que yo no iba tan desencaminado». Posteriormente estudió Arte Dramático, también en Madrid, y ya su carrera empezó a despuntar con obras como Cinco horas con Mario o Las bicicletas son para el verano. El gran José Luis Gómez fue su gran mentor, hasta que viajó por todo el mundo triunfando en los mejores teatros, siendo el novio en Bodas de sangre. Me cuenta un periplo inolvidable por decenas de países y algunas anécdotas, como la de actuar, en tiempos de Pinochet, en un importante teatro de Buenos Aires, «con las tanquetas vigilando en la puerta, que en aquellos tiempos de dictadura, lo de García Lorca era teatro muy subversivo. Yo estaba muy emocionado porque Federíco había estado en aquellos mismos teatros». Y también me cuenta cosas de aquellos tiempos en que salió en la portada de El País y a doble en el interior, con fotos de García Alix.

Luego trabajó en ‘El Palenque’ de la Expo 92, donde dirigía todos los eventos, ceremonias y celebraciones oficiales de todos los países, allí conoció a la creme de la creme de la política y la cultura mundial, y me cuenta de Carolina de Mónaco, David Bowie y varios otros con los que «tengo las fotos por ahí y un día me tengo que poner a recopilarlas y ordenarlas, porque son historia». Después de aquello, me cuenta que todo fue como empezar de nuevo en el teatro y en el cine, pero su carera es muy dilatada y variada, jalonada de muchos éxitos como actor, director y productor. Sería imposible de reflejar aquí, pero me cuenta grandes momentos con algunos montajes como El beso de la mujer araña o La Mujer de Negro, que interpretó junto a Emilio Gutiérrez Cava, con el que hizo más de 1.000 representaciones… y otros éxitos como 39 escalones, adaptación de Hitchcock…, etc. Ha recibido importantes premios y reconocimientos en numerosos festivales nacionales e internacionales, pero que no me caben en estas letras. Tampoco podría resumir aquí mi gozo y admiración cuando me cuenta la inmensa labor de imaginar, construir y poner en funcionamiento, debajo de un puente, en un espacio de la empresa de ferrocarriles ingleses, el Teatro Español de Londres, una aventura quijotesca, inmensa, una locura fantástica en la que embarcó a amigos, artistas, empresas, artesanos y constructores españoles, sin ayuda de entidad pública alguna y que ahí está con una programación de importancia mundial. 

«No sé lo que le queda al viejo oficio de actor, ahora que viene un mundo de robots, realidad virtual y actores digitales… pero seguirá habiendo espacios para la creatividad y el arte. A los jóvenes hemos de conquistarlos para la cultura, pero de otra manera», me dice, y me confiesa que está lleno de nuevas ideas para la cultura en Cartagena. Lo noto en estado de gracia y ebullición. 

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