Hace ya diez años que Cartagena vio nacer a una banda de thrash metal dispuesta a comerse la carretera, a reventarse los dedos y la garganta a base de tocar y cantar sus canciones. Canciones rápidas y agresivas –como no podía ser de otra manera–, pero no exentas de alma (o, lo que es lo mismo, de melodía). Eso y su voluntad por evitar fórmulas muy manidas les han granjeado el respeto de la escena nacional, esa que capitanean los albaceteños Angelus Apatrida y que está creciendo a paso lento pero seguro. Además, si Stone prevails (2018) les puso en el mapa, su último y tercer álbum, Hunt of the rawhead (2020) les ha confirmado como una banda a tener muy en cuenta entre el público de un género que cultivaron los primeros Metallica y que hoy mantienen vivo –entre otros– sus adorados Testament. Y en su empeño de girar y girar –porque desde que se levantaran las restricciones llevan ya un buen puñado de kilómetros a sus espaldas...–, el mes que viene por fin podrán parar, «después de muchísimos años», en casa. Y en las mejores condiciones: como miembros del cartel de la primera edición del Rock Imperium Festival de Cartagena. Hablamos, por supuesto, de Injector, y con su vocalista Dani hemos charlado para conocer un poco mejor en qué momento se encuentra el grupo.

¿Cómo está, Dani? Creo que viajando y tocando muchísimo, ¿no?

Sí, lo cierto es que sí. Nos estamos moviendo bastante y ahora en junio tenemos bastante tralla por delante, con actuaciones en tres festivales diferentes. Y, bueno, eso aparte de todas las fechas en salas que estamos pudiendo cerrar para presentar nuestro último disco.

La verdad es que, revisando la agenda reciente de Injector, se han montado una gira de lo más completa, con muchas fechas. ¿Cómo lo han hecho? Porque el otro día hablábamos con la gente de 91 Suite y nos decían –con razón– que es complicado encontrar salas ahora mismo entre los conciertos de la nueva temporada y los aplazados por la pandemia.

Totalmente de acuerdo. Vivimos meses de una masificación de conciertos tremenda, producto de juntar prácticamente tres años de programación –la de lo que llevamos de éste más las de los dos que hemos perdido–, pero bueno... nosotros siempre encontramos huecos. Hay que tener en cuenta que ahora mismo la gente de nuestro circuito se mueve más por pequeños festivales que por fechas en solitario, con lo que lo suyo es intentar colarse en ese tipo de carteles. Y, luego, encontrar la forma de intercalar eso con tus propias presentaciones, aunque haya que enfrentarse a escenarios con, a priori, menor afluencia de público. Lógicamente, para grupos como el nuestro, irte a equis ciudad en la que no sabes si te conoce alguien es jugártela un poco, pero el que no apuesta no gana. A nosotros, por suerte, nos está yendo bien (y todavía nos quedan unas cuantas fechas por hacer).

Lo mencionaba antes: están presentando su último disco, el tercer: Hunt of the rawhead, con el que tengo la sensación de que han ganado algo más de notoriedad, ¿puede ser? Como que el nombre de Injector va apareciendo cada vez más allá de los blogs especializados en thrash y círculos muy concretos...

Sí, nosotros también lo sentimos así. Creo que se han juntado varios factores. En primer lugar, que ya con el anterior [Stone prevails] nos hicimos un nombre: fue el disco con el que empezamos a salir, a echar kilómetros y a presentarnos fuera de casa. Digamos que con esas canciones sembramos la tierra. Y ahora recogemos. También hay que tener en cuenta que ya no somos ‘nuevos’, que llevamos tres largos a nuestras espaldas, y eso también se nota. Pero, sobre todo, creo que Hunt of the rawhead es el disco en el que mejor nos hemos podido expresar (musicalmente), tanto a nivel individual como colectivo. Y eso en parte ha sido gracias a la pandemia, a haber estado encerrados y con mucho más tiempo para trabajar que con los anteriores. Esta vez pudimos componer sin ese estrés de: «Joder, tenemos bolo en dos semanas y hay que centrarse en preparar el concierto» [Risas]. Le dedicamos un año entero solo a estas canciones, y creo que eso se nota. Además, como dices, parece que no solo nosotros nos hemos dado cuenta: tanto la prensa como el público se han volcado con nosotros, y es fácil darse cuenta tanto en los directos como en las cifras de escuchas por streaming y en las ventas físicas.

¿Y cómo se están comportando estas canciones en directo? Imagino que ya tenían ganas de rodarlas sobre el escenario y que eso también ayuda (y más en un género como el thrash...).

¡De maravilla! Estamos encantados, la verdad. Como te digo, estamos notando ese pequeño salto [en relación a la notoriedad de la banda]. Quizá solo sea porque la gente tiene muchas ganas de conciertos... [Risas], pero lo cierto es que la gente se está entregando en nuestros directos, sentimos su energía. Y eso es lo mejor de todo esto; al menos, para nosotros. Porque en Injector vivimos de salir y tocar. Por supuesto que nos gusta componer y grabar, pero si hacemos todo eso es para después poder mostrar esa música en vivo y sentir de vuelta ese ímpetu del público, esa rabia. Eso nos da la vida.

Por cierto, Hunt of the rawhead se publicó en diciembre de 2020, y los primeros conciertos de la gira no tuvieron lugar hasta hace poquitos meses (por motivos obvios). Durante ese año de paréntesis, ¿aprovecharon el tiempo para escribir nuevo material o estaban todavía centrados en este disco?

En lo primero que nos centramos fue en ensayar, sí. En ensayar muchísimo. Para estar preparados y a tope para cuando llegara el momento de volver a salir a la carretera. Y de modo que, si salía un concierto incluso con apenas unos días de antelación, estuviéramos en las mejores condiciones para darlo todo sobre el escenario con estas canciones. No obstante, nosotros siempre que terminamos un disco nos ponemos casi inmediatamente a componer el siguiente, así que...

Algo tienen adelantado.

Bueno, de hecho, tardaremos muy poco en volver a entrar en el estudio. Pero que muy poco. Échale un mes o dos. Y así es como entendemos que debe ser: hay que trabajar en todo (en la gira, en tus canciones, en música nueva...); no te puedes quedar quieto. Si lo haces, estás muerto.

En lo referente a su música, una de las claves de Injector es –a mi modo de verlo– esa combinación entre la pura agresividad thrash y los momentos más melódicos, que hacen más accesible su propuesta a oídos poco acostumbrados a este género. ¿Es premeditado?

Sí y no. Realmente, nosotros nunca hemos abusado de la agresividad y de la velocidad –al menos, no como único recurso–; siempre hemos metido mucha melodía. Pero como algo natural, no premeditado. Lo que sí es cierto es que para este disco queríamos darle a las voces un tono más melódico. Rollo Testament, rollo Anthrax, ¿sabes? Voces agresivas pero que cantan melodías de esas que luego se te quedan en la cabeza. Ese era el tono que queríamos para Hunt of the rawhead. La idea era alejarnos un poco de la ‘monotonía’ del thrash moderno, que muchas veces se queda ahí, en violencia, agresividad y nada más. Nosotros preferimos un aire ochentero o noventero, que las canciones respiren. Y parece que a la gente le ha gustado...

Justo le iba a preguntar por cómo de importante es la melodía para Injector, porque es verdad que es un tema que muchas bandas de thrash actuales descuidan (consciente o inconscientemente).

Para mí es esencial. Y te lo digo más como oyente que como músico. Pero es que, al final, cuando uno publica su música es para que otros la escuchen. Y yo, cuando me pongo un disco que son cuarenta minutos de tupa-tupa-tupa sin carga melódica... pues lo puedo disfrutar, me puede gustar, pero una vez lo he escuchado, ¿qué es lo que me hace volver a él? Si no hay un gancho, algo que se te queda en la cabeza, es complicado. De hecho, salvo por honrosas excepciones, siempre que escucho una banda de thrash moderno acabo volviendo a Testament [Risas]. De todas formas, también te digo: por suerte, creo que cada vez son más los grupos que se están dando cuenta de que tiene que haber algo más de variedad en sus canciones. Creo que esto es esencial si queremos que esta música prevalezca.

También tienen ramalazos más progresivos. ¿O son más que ramalazos?

[Ríe] Cada uno de nosotros tiene su particular relación con el progresivo... No sé, más que progresivo a caso hecho, creo que es algo natural en nuestra manera de componer. Quiero decir: si de repente nos sale algo que se sale un poco de la normalidad, nosotros no seremos los que den marcha atrás. Si es más complejo, pues ya está, ¿qué importa? Casi mejor, te diría. Porque luego hay ocasiones en las que escribes algo más sencillo y piensas: «Joder, esto lo he escuchado antes en unas 13.000 canciones, ya está bien» [Risas]. Así que te digo lo mismo que con los momentos melódicos: entre premeditado y natural. Pero si algo tenemos claro es que a las canciones hay que meterles algo de frescura.

A nivel internacional, parece que en los últimos años vivimos un cierto auge del thrash. ¿Cómo está la escena en España?

Pues determinada por los Angelus [Apatrida], que son los máximos exponentes. Y, más importante: referentes. Porque ellos tienen una cosa muy buena y es que se permiten meter voces melódicas (no es todo el rato puro grito). Así que me encanta que el oyente medio español coja eso de ellos y luego, cuando monta su propia banda, se anime a tirar por ese camino, en vez de la simple agresividad. Pero sí, como en el resto del mundo, parece que cada vez salen más grupos de thrash; algunos, además, mezclándolo con power metal, como nuestros amigos de Synchronical, que nos están acompañando en esta gira. En fin, que tenemos una escena cada vez más grande y muy sana, en mi opinión.

Cuando se habla de thrash, los menos avezados suelen hablar de Metallica, pero hace tiempo que ellos quizá no son el mejor ejemplo. ¿Cuáles son sus referentes en la actualidad?

Pues una banda que lleva en pie desde los años ochenta y que sigue haciendo lo que a nosotros nos gusta es Testament. Además, y pese a tener ya una edad, hace como año y medio se sacaron de la manga un disco tremendo... [Titans of Creation, 2020]. Llevan varias décadas ya abanderando este género porque tienen un poco de todo y porque han sabido actualizarse y modernizar su sonido. Y luego, pues... también te mencionaría a Annihilator. Aunque nosotros intentamos mantenernos al margen de lo que hacen nuestras bandas favoritas: están bien como referencia y disfrutamos muchísimo de su música, pero preferimos seguir nuestro propio camino.

Antes me decía que todavía tienen algunos conciertos pendientes dentro de esta gira de presentación de Hunt of the rawhead. Y, de entre ellos, hay uno que, supongo, es especial: el del 24 de junio. ¿Qué significa para Injector estar ahí, entre las bandas de esta primera edición del Rock Imperium?

Sí, es muy especial... ¡Tocamos en casa! ¡Por fin! En Murcia si hemos hecho bolos más recientemente, pero en Cartagena hace que no actuamos... Así que todo lo que llevamos acumulado durante estos años lo vamos a soltar allí, en el Rock Imperium, y no va a quedar nadie en pie [Ríe]. Y, encima, en un festival con ese cartel... Nos hizo muchísima ilusión cuando la gente de Madness Live! contactó con nosotros para formar parte de esta primera edición. Además, creemos que es una oportunidad tremenda para presentar nuestra música a lo grande. Seguro que nunca nos vamos a olvidar de ese concierto...

¿Alguna banda con la que le haga especial ilusión compartir cartel?

Yo tengo tres o cuatro. Una de ella, Sodom, otra de las grandes bandas del thrash internacionales desde hace ya casi cuarenta años. También con At the Gates, iconos del metal sueco. Y con Amorphis, The Vintage Caravan... Bueno, y, por supuesto, con Scorpions, Whitesnake y compañía. Cualquiera que te diga que no le ilusiona estar en el mismo cartel que semejantes leyendas es un mentiroso.

¿Necesitaba la Región un gran festival así? Porque pequeños conciertos de metal tenemos a menudo en Garaje Beat Club, en Spectrum, en la Gamma..., pero quizá nos faltaba un macroevento de talla internacional como este. Desde que el Leyendas del Rock se hacía por aquí, no ha habido nada parecido...

Yo creo que sí. Y, como yo, muchos. Pero, también te digo: todos esos que ahora dicen que era necesario un festival como este, ahora tienen que apoyarlo. Pero bueno, no tengo duda de que la gente responderá como es debido y que petarán el recinto. Y espero que eso ayude a que el Rock Imperium se quede en Cartagena durante muchos años.

Una última pregunta: a lo tonto, el año que viene se cumplen diez años del lanzamiento de su primer EP. Imagino que no ha sido fácil mantenerse en esto de la música durante una década... ¿Cómo lo han hecho?

Fácil no ha sido nunca, pero si cada miembro de la banda está dispuesto a luchar por este sueño –que es un sueño común, colectivo–, nunca lo vas a dejar. El problema es que un día te levantes y te des cuenta de que te has cansado de hacer kilómetros y pasar un montón de días fuera de casa para presentar tu música. Pero, si no, si el sueño sigue vivo, esto es imparable. Y muchas veces pasan cosas con las que dices: «Ya está, lo mando todo a la mierda», pero al final hay cosas que pesan más que una pataleta puntual. Porque es verdad que nunca va a ser Metallica, pero que a donde vayas haya gente que te conozca y a la que le gusta lo que haces es una de las cosas más bonitas que te pueden pasar, y lo que te hace que merezca la pena seguir y reventarte en la carretera.