La Opinión de Murcia

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Exposición

La valenciana Inma Liñana enarbola la bandera de la confrontación en T20

La galería acoge ‘Plumarium Opus’, una muestra en la que la artista reflexiona sobre la idea de ‘bordar’

Una de las piezas que conforman la exposición. Juan Carlos Caval

Provocativa y reivindicativa. Así es Inma Liñana (Valencia, 1972); así es Plumarium Opus, su última exposición. Y, consecuentemente, así son en T20, la galería murciana que desde el viernes exhibe en su espacio de la calle Victorio los bordados de la de la ciudad del Turia. Porque Nacho Ruiz y Carolina Parra, sus responsables, son conscientes de que la de Liñana «no es una obra fácil», de que la valenciana «busca abiertamente la confrontación», incluso con sus ‘followers’ en redes («donde se ha convertido en una especie de icono»). Pero eso es, seguramente, lo que más les motiva. No en vano, el arte va de generar ‘cosas’ en quienes se enfrentan a él.

En concreto, esta muestra, que expone por primera vez la serie Plumarium Opus en su conjunto, gira en torno a la idea de ‘bordar’ (en todas sus acepciones): tanto desde la perspectiva de pura artesanía textil -que, en la práctica, es lo que ella hace-, como en referencia a la aquella definición referida a «ejecutar algo con arte y primor». 

Y también, por supuesto, al concepto de ‘borde’, entendido como «extremo u orilla de alguna cosa» y alusión a quien «se comporta de manera extremadamente irrespetuosa o despectiva y molesta». Lo dicho: pura provocación. Y no hay más que ver sus obras para entenderlo.

Pero Liñana también es ironía. El uso de la costura es el mejor ejemplo. Durante toda su trayectoria -iniciada a finales de los noventa-, la valenciana ha reflexionado sobre la cotidianidad y el papel de la mujer en la sociedad actual, que, tal y como apuntan desde T20, «intenta generar la falsa sensación de normalidad entre géneros». Pero «la agresión [hacia la mujer] es constante y se plantea de formas diversas». En este contexto, y utilizando algo tan comúnmente asociado con lo femenino, Liñana adopta el bordado como estrategia de desobediencia, como generador de tensiones.

Al final, eso es lo que ha hecho siempre esta artista, «que, pese a ser conocida por todos, ha estado siempre ocupada por lo que hace», señala Nacho Ruiz. Lo bueno es que Liñana tiene una «trayectoria de resistencia» lo suficientemente amplia como para aventurarnos a decir que no tiene intención de apartar su mirada («tremendamente corrosiva») de «una realidad difícil de aceptar que llega a lo intolerable en el día a día de la vida física y de la digital». Por ello, Plumarium Opus es, según el codirector de T20, una exposición «importante» y «necesaria». Por suerte, ya puede visitarse en Murcia.

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