La Opinión de Murcia

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Danza

Juan Carlos Lérida encuentra flamenco en un taller... y en el Párraga

El reputado bailarín y coreógrafo presenta en Murcia este viernes, Día Mundial de la Danza, su espectáculo más rompedor: ‘Máquinas sagradas’

Juan Carlos Lérida, en el taller de Manresa donde realizó ‘Máquinas sagradas’. ACN

En 2018, antes de que el mundo se partiera en dos por culpa del dichoso virus, el bailarín y corógrafo Juan Carlos Lérida estrenó su obra más rompedora en un taller mecánico. Sí, han leído bien: en un taller mecánico. Ni en un teatro ni en un auditorio; ni siquiera en un centro cultural, una biblioteca o una plaza. De hecho, para más señas, fue en el taller de Ramón Pons, en Manresa, y la elección del espacio no fue en absoluto baladí. Es más, el sevillano –aunque alemán de nacimiento– vivió allí su particular residencia artística durante varios días, observando y conversando con los trabajadores. ¿El objetivo? Encontrar flamenco incluso en un sitio así (spoiler: lo encontró). Y ¿cuál fue el resultado? Máquinas sagradas, una pieza que este viernes presenta en el Centro Párraga de Murcia con motivo del Día Internacional de la Danza.

La propuesta nace de un clic, de un cambio de concepto, de una nueva perspectiva. «Estaba buscando lo ordinario en los cuerpos del flamenco –dice Lérida en relación a su trayectoria como coreógrafo hasta que se sumergió con este proyecto–, ahora busco en los cuerpos y espacios cotidianos el flamenco». Y no encontró mejor sitio para ponerse a rebuscar que un taller. «Mi filosofía como artista tiene que ver con el contraste –sugirió durante la presentación del proyecto, hace ya casi cuatro años–, y por eso quería unir lo sagrado con un sitio como este», un lugar que, aseguró, en el fondo tiene mucho que ver con el este género: «Con los cuerpos, con curar, con el silencio...».

Y es que en los rituales, ritmos y sonidos del taller encontró duente, flamenco, y en Máquinas sagradas transforma esa esencia en algo descifrable por el espectador. Ejerce Lérida, así, de traductor, de canalizador de esa energía flamenca soterrada.

Por supuesto, en todo este tiempo ha estado exhibiendo el resultante de esta investigación en talleres y aparcamientos..., adaptánse y transformándose según la naturaleza del lugar. Pero ahora llegar al Espacio 0 del Párraga, y lo hace en un día tan señalado para su gremio como el Día Internacional de la Danza, que se conmemora cada 29 de abril. Allí mostrará, ante todo aquel que retire su invitación –lo que se puede hacer gratuitamente en www.centroparraga.es–, una nueva mutación de Máquinas sagradas (una obra viva), y lo hará acompañado por el cantaor Jorge Mesa, ‘El Pirata’, su principal aliado en ese intento por decubrir cómo las dinámicas del taller –y, en general, de cualquier trabajo, ya sea físico o intelectual– afectan a los cuerpos y condicionan a los espacios. Porque esta pequeña obra (unos 50 minutos de duración) es tan solo una de las seis partes de un proyecto mayor, La liturgia de las horas, un espectáculo de doce horas en el que, abanderando su ‘flamenco empírico’, investiga, efectivamente, qué hay de este arte en todo tipo de oficios, ya sea en el taller, la cocina o un gimnasio. Eso sí, algo le ha quedado claro después de todo este proceso: «El flamenco está por todas partes».

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